Algo realmente preocupante que ha venido ocurriendo desde que Nicolás Maduro ganó las elecciones el año pasado (2013) y comenzaron a correr todas estas medidas económicas en el país, es que la gente en la calle rumoraba que aquí se iba a formar un peo bastante fuerte, una confrontación. Yo particularmente no sé si es el entorno en el que me encuentro en donde escucho ese tipo de comentarios, pero más de una vez lo oí de trabajadores en el metro de Caracas, en el autobús, en la cola del mercado, en sitios bastante populares. Y esto es algo que los chavistas han tenido claro desde ese entonces cuando vieron el desastre en el que tiene sumido Nicolás Maduro al país.
Mis amigos chavistas, de base, no podían creer cómo en diciembre volvía a ganar las elecciones Carlos Ocariz en el municipio Sucre, Caracas. Alcalde dicho sea de paso, con el que no comulgo para nada. Me parece nefasto, populista, demagogo, personalista pero sin liderazgo real dentro de su partido y su municipio. Haciendo un comentario aparte de la idea de este artículo, su pendejada con las vallas que pone en las autopistas y carreteras de Sucre me parecen una burla para el municipio. En esas vallas se anuncian obras como construcciones de canchas, gimnasios y ambulatorios pero solo él sale en la foto, no la obra; como si su mejor obra fuera él mismo. Bananerismo en nuestras caras.
Ahora, los chavistas de base, los que verdaderamente trabajan por el barrio y no están pendientes de robar ni ser protolíderes como aspira a ser la doña que preside un Consejo Comunal, me decían que a Maduro lo iban a tumbar pronto porque particularmente en Petare, sector donde habitan 2 millones de personas, había ganado un alcalde opositor. Esto demostraba una grave falta de apoyo popular que en sus mejores tiempos Chávez disfrutó. Me indicaban que a pesar de ser Maduro un absoluto pendejo, era un títere controlado por las fuerzas militares y políticas de cúpula elitesca pero que no iba a durar mucho tiempo en el cargo. Si no se formaba un peo dentro de tres años, lo iban a sacar con revocatorio.
La cuestión es que el peo se formó más rápido de lo que se pensaba y por lo que puedo ver, Maduro y el chavismo rezagado carece de verdadero apoyo popular, al menos del que necesita. No sé si por desconfianza, descontento o porque simplemente la gente está yendo a trabajar y estudiar; porque ya cayeron en un estado de sedación y complicidad con la barbarie madurista, con el gobierno malandro.
Aquí la gente vive con muchos tipos de miedos y toman cientos de precauciones para conservar su trabajo, su vida, garantizar sustento a su familia y sus bienes. Esta gente pica adelante con el ya indiferente y fuera de lugar comentario «Yo lo que sé, es que si no trabajo no como». Por eso es que estas prevenciones no son revolucionarias verdaderamente, no son preocupadas por la situación del país, son cómplices.
Los colectivos.
Algo que suelen hacer los gobiernos socialistas es cambiar la dialéctica y el lenguaje para su conveniencia. El significado de las palabras es ajustado para su conveniencia. Lo que nosotros conocemos como mercenarios, paramilitares y guerrilla urbana, ellos lo llaman «colectivos». Aquí hay que tener algo claro. Estos mal llamados «colectivos» están armados hasta los dientes y el gobierno no hace nada, al contrario, los apoya y los mantiene como grupos de choque en caso del surgimiento de problemas como el actual: protestas y disturbios en las calles. Toda esta situación con los colectivos nos hace pensar en lo siguiente.
Método de protesta.
Simple, en una protesta no puede haber medias tintas en cuanto a los métodos. O somos ultrapacíficos o somos ultraviolentos. Particularmente, preferiría ser de talante pacífico porque el gobierno tiene a una guardia que ya no teme asesinar gente disparando por la espalda. Todos los venezolanos conocemos la naturaleza de la Guardia Nacional y los cuerpos de seguridad. Sabemos que son corruptos, que negocian con armas, están metidos de lleno en el narcotráfico, están pendientes de la matraca, que secuestran a civiles y humillan al ciudadano hasta en las alcabalas. Enfrentarnos a ellos con palos y piedras no dará resultados. Si vamos a hacer resistencia tiene que ser pacífica, con sonrisas y flores, no con armas de guerra como las que tienen ellos; porque nada hacemos con trancar una calle estando indefensos si esta gente no tiene miedo de asesinarnos.
Algo importante también y que me parece de maravilla es que gracias a la tecnología y la inmediatez del internet, los hechos acontecidos durante todos estos días han sido filmados y difundidos rápidamente. Incluso se han creado medios alternativos de comunicación como es el Zello, se han difundido softwares que ocultan las direcciones IP para evitar hackeos, bloqueos y rastreos de parte de la policía, etc. Esto lo tenemos que seguir haciendo para que el mundo conozca de primera mano lo que sucede, puesto que los medios nacionales no dan una digna cobertura de los hechos. No sé si porque siempre han vivido del pan y el circo, del entretenimiento enceguecedor de las masas o porque están sometidos a presiones de parte de Conatel. Ambas teorías conspirativas son valederas.
Los líderes.
Seamos sinceros: Una persona que llama a una marcha y llena las calles, dice que se mantengan allí y tiene miles de personas que la obedecen es un líder. No podemos decir que Leopoldo López no es el líder actual de la oposición porque entregándose al gobierno se martirizó, incluso. Si bien no es un modelo fabricado y presentado a los medios como fue Capriles en su momento, sigue siendo un líder y un conductor de esta campaña conocida como La Salida; campaña que no se entendió -coincido en mi opinión con el pana youtubero, Julio Coco-, pero que ha derivado en todo esto, en una importante movilización.
Todavía falta camino por recorrer.
Comentaba unos párrafos más arriba la poca disposición de ciertos sectores civiles a protestar. Es el caso de los trabajadores y algunos estudiantes. Yo siempre he creído que el venezolano nunca ha tenido una cultura de protesta que involucre una conciencia seria al respecto. Nosotros estamos en pañales en cuanto a protestar se trata. Por eso, aún a estas alturas -aunque en menos cantidad- se siguen viendo las conocidas capriliebers que se combinan la gorra tricolor con las trenzas de los zapatos, se hacen selfies con los guardias, se pintan la banderita en la mejilla y escriben pancartas donde afirman no tener dinero para operarse las tetas (si es que no lo hicieron ya). Estas capriliebers nunca las verás en el peo porque son sifrinas, son chicas que solo están pendientes de tomarse fotos para el Instagram y ya; para que sus padres digan que su hija les salió arrecha. Mentira. No están acostumbradas a patear calle y por eso lo primero que averiguan al conocer el lugar de una concentración es si hay un estacionamiento cerca.
Afortunadamente esto se ha estado disipando, eso es bueno para no entorpecer la lucha que se está llevando. Solo están quedando en las calles los verdaderos radicales de la oposición y la gente que de verdad apoya, los que tienen miedo pero se sobreponen a él.
Ahora falta el gran reto que tiene la oposición por delante desde hace mucho y es el de incluir a las clases más bajas que la B y la C. Vamos a hablar sin eufemismos: La gente pobre de verdad. Porque los pobres aquí están arrechos y pasan bastante trabajo pero se sienten desplazados y excluidos por protestas universitarias donde te encuentras gente de clase media y media alta. Algunos con apellidos europeos, con buena condición socio-económica. Disculpen si parezco clasista, pero es así. Tenemos que insertar a esta gente en la lucha porque también se siente decepcionados de este gobierno.
Yo seguiré atento a las protestas, esperando que se hagan en resistencia pacífica. Espero seguir escribiendo mis reflexiones y consideraciones al respecto por aquí, aunque sé que a la gente no le gusta mucho leer.