Ante los hechos acaecidos en el país en los últimos 7 días y la (des)información a la que estamos sometidos por los bandos en pugna, me permito escribir éstas palabras en un momento delicado para la patria.
Como dijo el maestro Rubén Blades, no espero la adhesión a mi posición puesto que la ceguera ideológica y las creencias firmes van a nublar el fondo de mis reflexiones.
Opositores y Gobierno se han dejado infiltrar (o han «contratado») bandas armadas para crear caos, los primeros con el firme propósito de tumbar un Presidente y los segundos con el oscuro deseo de defender «La Revolución»; en medio de ello existen estudiantes que quieren protestar por las tribulaciones que la inseguridad ha causado a nuestro pueblo, tales reclamos han sido desdibujados por grupos violentos con una agenda que no incluye precisamente los derechos humanos.
Mientras tanto, el discurso de éstos polos se enfoca en las consecuencias y no en las causas, dejando en segundo plano lo que verdaderamente importa: Venezuela.
El petróleo se ha convertido en una maldición…los intereses externos siguen batallando en ésta tierra de gracia para apropiarse de nuestra riquezas y esto lo hacen desde 1.914 cuando estalló el primer pozo.
A partir de ahí, tanto el capitalismo como el comunismo han robado a nuestra nación para obtener los recursos necesarios para expander sus respectivas ideologías; así, los primeros la secuestraron hasta 1.998 y los segundos la «Gobiernan» desde esa fecha.
Ambos han demostrado que no tienen puntos en común y lo que realmente ha importado es la forma en que las élites de turno se han llenado los bolsillos, mientras nuestra Venezuela muere…
La desesperanza invade la República y ese es el verdadero enemigo.
Hago votos por la reconciliación nacional y porque los espacios donde se diriman las diferencias de pensamiento no estén quemados para cuando nos demos cuenta…Aché!