A estas alturas siento la necesidad de hacer un llamado de atención a todo el que me pueda leer, desmontando algunas premisas que no han servido ni servirán para poder lograr una verdadera salida exitosa a nuestros problemas como país, sociedad y hermanos que somos todos.
Primero que nada, hay que entender que la salida de Maduro, de ninguna manera garantizaría la construcción de un mejor país. Sabemos que estamos mal, muy mal, en gran parte gracias a los últimos 15 años de una llamada revolución que sólo nos ha llevado a un mayor declive del que ya veníamos. Pero en este punto yo formulo una pregunta en el caso hipotético de que nuestro amigo Nicolás renuncie…¿Qué viene después? ¿Qué esperarían ustedes que venga? ¿Cómo vamos a afrontar todos los problemas que nos agobian? Si tu respuesta va por la vía de que Capriles, López, MCM o Ledezma sabrán qué hacer, pues déjame decirte que eres de los que me preocupan, porque esa actitud demuestra que sientes que no tienes ninguna capacidad de hacer nada por tu sociedad y tu país, o simplemente no estás dispuesto a hacerlo; por lo tanto, pretendes dejar todo el peso sobre los hombros de algún «mesías» de esos políticos en los que crees. Ni hablar de quienes piden la intervención extranjera. Si algo ha quedado bien claro es que nuestro problema, el que subyace a todo el resto de los problemas superficiales, es el social; el odio con en el que has aprendido a mirar al que tiene creencias distintas, tu clasismo, tus abusos, tus atropellos, tus ofensas, tu agresividad. Esto último se aplica a ambos bandos. Nuestros problemas sólo los vamos a superar el día en que aprendamos que estamos todos metidos en el mismo saco y TODOS vivimos lo mismo. No creo que haya algún grupo que no quiera vivir en un país en armonía, sin discriminación, con igualdad de oportunidades para todos, sin escasez, sin confrontación, sin insultos, sin rencores, sin resentimiento, un país de gente trabajadora que eche el país hacia adelante de verdad, sin complejos ni flojera de hacer las cosas bien, sin egoísmo ni individualismo, sin beneficios sólo para una parte de la población. Aquí sí hay espacio para todos, sí se puede construir un verdadero país de inclusión y de oportunidades, pero no será por medio del odio, la intolerancia, la violencia ni el fanatismo. Ese fanatismo que trae ceguera y que, encima, te puede hacer actuar de maneras terribles por no ver las cosas desde un punto de vista objetivo.
Por otro lado, me considero de oposición por el solo hecho de estar en desacuerdo con el gobierno, pero rechazo las acciones violentas como la sucedida la otra noche con el motorizado degollado en Los Ruices. Supongo que no era la intención, o quiero pensar que no lo era, pero espero que eso sirva de ejemplo para no continuar actuando con mala fe. Aquí no queremos matar a nadie, pero lo estamos haciendo la protesta no puede ser sinónimo de violencia, y mucho menos si entre nuestras peticiones esta la de la PAZ; ¿O es que es muy coherente pedir paz con violencia? Y esa violencia no fue sólo ayer, ha sido día a día en las pancartas que hablan de «Maburro» y de que los que no estudian son brutos, por sólo citar un par de ejemplos. Somos todos seres humanos, tenemos las mismas necesidades básicas y colectivas, ¿por qué tiene que ser tan difícil aceptarnos, tolerarnos y respetarnos? No podemos seguir apostando por la división, a eso sólo apuestan los que nos quieren dominar. Nosotros debemos apostar por la fuerza de la unión para poder construir un verdadero país; porque de resto, tenemos todo lo necesario para lograrlo.
Hay que reflexionar muy bien sobre los objetivos que nos hemos planteado. Esta protesta debe ser para exigir mejoras que nos van a beneficiar a todos, no para el derrocamiento de un gobierno; con eso sólo obtendríamos un futuro muy incierto. Debemos ser muy firmes en lo que pedimos, es verdad que no hay que rendirse, pero tambien debemos tener muy claros nuestros objetivos, como la libertad de comunicación, medidas serias contra la inseguridad, contra la inflación, contra la escasez, etc, etc, etc. No deben ser en contra de una persona, deben ser en contra de una situación. Y que el Presidente sepa que tiene que andar derechito para poder gobernar con tranquilidad. Cuando este gobierno empiece a hacer las cosas bien, entonces nos quedaremos tranquilos, pero es sí, siempre vigilantes, que no se desvíen de la línea.
Señores, necesitamos llenarnos de mucha conciencia y reflexión para poder realmente superar nuestros problemas, tanto individuales como colectivos. No necesariamente es seguir todo lo que los demás hagan, ni tirar piedras, ni seguir a cualquier convocatoria que hagan los políticos. Con mucho análisis, organización, reflexión y conciencia, sabremos lo que tenemos/podemos hacer para, en verdad lograr un mejor país. Esto no significa que hay quedarse en casa solamente pensando, significa que todos nuestros actos deben tener una base sólida de conciencia que los explique, necesitamos saber lo que hacemos, por qué lo hacemos, cómo lo hacemos y qué vamos a lograr con hacerlo. Si luego de analizarlo creer que lo que debes hacer es ir a marchar, pues sal a marchar, si crees que es salir a tomar fotografías, salga a tomar fotografías, si crees que debes quedarte en casa estudiando para luego, como profesional hacer un gran bien colectivo, pues hazlo. Si crees que puedes cumplir una gran labor haciendo pancartas, pues hazlo; pero hagas lo que hagas, que sea con la conciencia de cómo influye lo que haces en nuestra sociedad; sólo evita la violencia, la intolerancia y las agresiones. No se trata de ser apáticos ni indiferentes, esas actitudes también resultan perjudiciales, se trata de tener control sobre lo que se está haciendo con base en ciertos objetivos que, ya a estas alturas deberíamos tener claros.
Mi llamado es el de siempre, a pensar muy bien las cosas, no caer en la desesperación y que la conciencia siempre sea el mediador entre nuestras visceras, nuestros miedos y nuestros actos. Las respuestas irán saliendo a flote.