Esta mañana las Minas de Baruta, el barrio de donde vengo, despertó en una bonita concentración, sumándose a la lista de sectores populares que se levantan en contra del gobierno. Esta forma de hacer protesta la apoyo plenamente y la considero necesaria pues, para mejorar al país necesitamos la inclusión de todos.
Me doy cuenta también que los violentos, opositores y chavistas, representan una minoría que hace mucho daño y que es esencial alejar del movimiento pues la violencia sólo produce más violencia y se tienen tantas cosas por las que protestar en contra del gobierno que las ideas están descubriéndose más fuertes que las bombas molotov y las balas, con todo el respeto por los caídos, por supuesto.
He visto en los últimos días cosas horrendas, como la masacre de las vacas y los asesinatos infames pero también he visto un grupo de independientes que no se están dejando llevar por colores políticos sino sociales, que se han dado cuenta que el modelo de país que nos han ofrecido no funciona más, tal como ocurrió en El Caracazo. La gente está hambrienta de comida y paz, en su mayoría, y es eso lo que la está llevando a las calles.
En el país está una oportunidad muy clara de empezar un cambio, sin intervención gringa ni cubana, aprendiendo de los errores que nos llevaron al chavismo y de aquellos que nos llevaron a ser el país más peligroso del mundo. No creo en los individuos sino en la gente, organizada por un mismo fin, compartiendo ideas y llegando a puntos comunes, sin imposiciones. Creo que este hartazgo generalizado debe llevarnos no a una batalla entre nosotros sino a favor de nosotros. Tenemos que hablar con todos, sobre todo con los que no piensen igual, no para convencerlos sino para buscar coincidencias en el pensamiento. Es el momento para planear un país que incluya sin conveniencias ni condiciones, que sea plural. No es momento de cazar brujas sino de construir puentes.
Es momento para rosas rojas, para un modelo de país que no olvide las estructuras sociales, que el resentimiento por la palabra «socialista» que nos han puesto quince años difíciles, no nos nuble la mirada. No caigamos en volver a la cuarta, más bien intentemos construir la sexta con aprendizaje, uniendo la libertad de mercado con un modelo de educación y medicina pública, dejando todos estos nuevos medios de comunicación para pluralizarlos, dándole voz a todos.
Todos somos víctimas de estos años duros, desde el estudiante de la UNEFA al Guardia Nacional, pasando por el trabajador del barrio, el estudiante de la Monteávila, el policía metropolitano, la vieja del Cafetal y los parlamentarios chavistas y opositores. Somos víctimas y cómplices, unos más y otros menos, de un sistema que nos ha hecho creer que el odio de la venganza soluciona las cosas. No es momento de «ahora vengo yo» sino de empatía, de sanación, de reinserción, de replantear nuestros valores ético-morales
Los levantamientos pacíficos armados de voz son el arma más peligrosa en contra del poder. Deseo que las calles de mi país se contagien de verbo y no de golpe.
Yo defiendo la idea de país.
Giulio Vita
@elreytuqueque
#YoEstoyHarto