Hoy se cumplen diez días desde que Leopoldo López, líder de Voluntad Popular, se entregó a las autoridades venezolanas en respuesta a una orden de captura emitida por la Fiscalía. Está recluido en Ramo Verde, una cárcel militar, aún sin juicio y sin pruebas, pero sobre él caen los cargos de instigación y organización de protestas violentas.
Se ve que en medio de la confusión, también le habían añadido cargos de terrorismo y homicidio para ponerle la cereza al coctel de imputaciones aleatorias. Pero la Fiscalía lequitó estos dos últimos, por lo que sus años de cárcel podrían llegar a “sólo” diez.
Ahora bien, el objetivo de este post es describir e intentar explicar por qué su actuación fue coherente y oportuna mediáticamente dentro de la comunicación política y en el marco de lo que él ha venido haciendo desde hace varios años, llevando su lucha por la justicia.
Leopoldo López es un dirigente y líder político que, desde que terminó su segundo mandato como Alcalde de Chacao, no ha podido ejercer cargos públicos a causa de una inhabilitación política –en respuesta, una vez más, a la incomodidad y riesgo que le causa al Gobierno– y es un hombre que se ha caracterizado por ser aguerrido y tenaz.
Esta tenacidad le ha costado la simpatía de algunos, pero eso no le ha impedido lograr lo que muchos políticos no han podido: recorrer el país de Oriente a Occidente, varias veces, repetidas veces, tocando puertas de vecinos, de ciudadanos, de caseríos a los que nadie antes había llegado, ni siquiera la maquinaria millonaria del Gobierno nacional.
A través de Voluntad Popular, el partido del cual es líder electo en primarias abiertas, ha conseguido mantenerse como figura pública y mediática permitiéndole mantenerse en agenda de la opinión pública.
La esfera mediática –es difícil hablar de ella, cuando en Venezuela no tenemos ya ni un canal de televisión que transmita los dos lados de la historia- es la principal vía para enviar mensajes masivamente a la población. Si bien es verdad que ya no es la aguja hipodérmica de Lasswell, pero está claro su poder propagador. Y aquí es en donde me quiero detener:
En comunicación política TODA acción debe estar pensada para obtener una foto y un titular; y López atinó perfectamente su estrategia para conseguir que los medios reseñaran tal cual el mensaje que quería enviar: me entrego para salvar al país.
Que esté bien o mal, que la lucha no se trata sólo de Leopoldo sino de la profunda y desgarradora crisis que viven los venezolanos por la escasez, inflación, inseguridad… que se las quiso dar de héroe… que hizo un show…
Sí, hizo un show. Eso es en lo único que estoy de acuerdo con todas las críticas que le han hecho. Hizo un espectáculo pero coherente y bien organizado.
La comunicación de un político no sólo se trata de lo que dice y hace, si no de lo que haces sentir: López, el aguerrido, el que no se calla lo que piensa, el que “está del lado correcto de la historia”. El que sueña con la Venezuela de paz, bienestar y progreso en la que sus hijos crezcan y “cuando eres padre de uno, eres padre de todos los hijos de Venezuela”. López el que insiste, el que persiste, el que resiste los embates del Gobierno.
Así se vende la imagen de Leopoldo y por eso su entrega “espectacular” no debería sorprender a nadie; más bien, no podía ser de otra manera. Fue hecha a propósito y convenientemente para seguir dando la vuelta mediáticamente al mundo, ya que él, en su propia carne, no podrá por estar tras las rejas.
López está cubriendo todas las aristas comunicacionales:
1. Su campaña es holística: es amplia y multidimensional. Desde Twitter fue anunciando sus movimientos. El día de la entrega apareció montado en la estatua de José Martí –político republicano y pensador cubano, que luchaba por la unión de Cuba a finales del siglo XIX-. Desde allí, se vio cómo espontáneamente, el pueblo lo llamaba y le pedía que no se entregara. Subieron precariamente, en brazos, a su esposa Lilian Tintori para que alcanzara a su esposo, le diera el abrazo de despedida y le colocara un rosario para protegerlo. La multitud abajo gritaba llorando que no se entregara. Luego se fue, se entregó con bandera y flor en la mano. Salió un video después que él había grabado de “si estás viendo esto es porque estoy preso”. Y actualmente manda cartas a puño y letra que Lilian publica en Twitter y reseñan todos los medios de comunicación –internacionales. De esto se trata su storytelling.
2. Aprovechó el momento: Venezuela lleva tres semanas en protestas y represión por parte del Gobierno. Su entrega ayudó a ser un factor más de descontento para el país.
3. Stay on the message: si Leopoldo no se hubiera entregado, no hubiera mantenido su discurso de campaña permanente que ha construido desde hace años: el que ama a su país, el que se enfrenta, el que sale y da la cara.
4. Velocidad: su deseo de llamar a protestas pacíficas en la calle, desmarcarse de la actitud pasiva de Capriles, mostrar las fisuras ideológicas de la Unidad y volver a ser acusado de ser mezquino, no podía esperar a más tiempo para posicionarlo en la opinión pública. Los estudiantes salieron a la calle y de cierta manera, propiciados por el suscitar de ánimos que él, secundado por Maria Corina Machado, había provocado y se trataba de algo que no podía esperar.
5. Su campaña alude a la resistencia: “El que se cansa pierde” era el mensaje que tenía estampado en su camiseta cuando se entregó y lo que pregonan su familia y sus compañeros del partido.
6. Su campaña llama a la confianza: «¿te casas conmigo y con Venezuela?» Fue la proposición de matrimonio que le hizo a Lilian Tintori. Leopoldo López sabe cómo gestionar comunicacionalmente la esperanza de sus simpatizantes y seguidores.
7. Su campaña pone en evidencia el temor de los venezolanos: “¿cómo se va a entregar a las autoridades en un país en donde no hay estado de derecho?”, es una de las preguntas consternadas que intentan deslegitimar su actuación. ¿Pero es que cómo no hacerlo? Si su mensaje es que con su detención, Venezuela abrirá los ojos.
8. Se mantiene en constante diálogo con los venezolanos: a quienes les agradece todos los días por el apoyo, por la fuerza que le envían y a quienes les dice que tiene fe y esperaza en que llegará la Venezuela de paz, bienestar y progreso.
Estos son algunos de los principios que toda campaña política debe tener con según Phillip Gould (1950-2011), consultor político del partido laborista en Inglaterra y escritor de The Unfinished Revolution (1999), con los que la estrategia comunicacional de Leopoldo cumple a cabalidad.
Ahora él está en la cárcel, pero hasta el Papa Francisco recibió una carta de López. Y su mensaje se repite, y lo repiten, adaptado a diferentes medios, a diferentes circunstancias; y ahora es Lilian la que asume la voz de su esposo, aprovechando cada declaración en medios de comunicación y preguntas, para responder con la retórica cuasi electoral de fuerza, resistencia, lucha, esperanza y victoria a la que siempre ha apuntado la estrategia de Leopoldo López, que no deja de estar en campaña permanente.
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Johanna @Awesomejoha