A medida que pasan los días y la presión persiste, el gobierno le atina menos y menos al perol. A lo largo y ancho del espectro político, venezolanos se preguntan si la represión popular no está desmedida o lo saben ya de lleno. Desde Maduro y su capuskicapubul hasta Jaua, pasando por supuesto por el infame desliz de Héctor Rodríguez, el discurso está desajustado. Hace falta una voz de mando asertiva en el seno del oficialismo. Al oficialismo le hace falta Chávez.
¿Y a la oposición? ¿Qué le hace falta a la oposición? A ella le hace falta un líder carismático verdaderamente comprometido con esa base que tan elusiva le ha resultado. No necesita Leopoldos. No necesita caudillos sedientos de gloria y hediondos a demagogia. No, la oposición necesita un Chávez. Mejor dicho, necesita cien – por ese mismo tema de la demagogia. Sí, la oposición necesita por lo menos cien Chávez. Porque el que crea que la transformación sociopolítica iniciada hace quince años se puede echar para atrás está meando dos peroles más allá.