CARTA A LOS ESTUDIANTES.

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QUERIDO ESTUDIANTE: 

En honor al título que hoy ostentas y que llevas con orgullo (eso pienso) quisiera darte algunas recomendaciones, si me lo permites.

Quien te escribe, un humilde servidor, ignorante (de muchas) y conocedor (de poquísimas) cosas, quiere referirte algunas líneas con la intención de llevarte a algún tipo de reflexión personal (esperando que Dios me ayude con ese propósito):

Primero que nada, aunque ya no estoy en el sistema educativo formal, considero que cada día sigo estudiando… creo que estudio mas ahora que todo lo que había creído terminar durante mis diecisiete (17) años dentro de la educación académica. Estudio cada día como vivir sabiamente, tratando aprender a recorrer esta vida sin dañar a nadie, sin faltar a la ley, sin dejar mis responsabilidades y un montón de cosas mas; tratando de enseñarme a mí mismo como vivir mi vida sin desperdiciar ni uno solo de cada minuto que tengo para ser y hacer lo correcto.

La segunda materia que curso actualmente es la de «Padre»… ufffff… valla que materia!!! ninguna de las materias que vi en la UDO-Anzoátegui; con Isolina Millán (y su nombre puede dar ideas de su carácter) ni con ninguno de los muchos otros exigentes profesores que tuve que enfrentar se puede comparar con esta. Ser padre lo terminaré de aprender cuando muera o cuando Cristo venga por SU iglesia. Ser padre no es la típica asignatura en la que, luego de un examen, ya comienzas a ver ese tema mas fácil. Es realmente todo lo contrario. Es mas, tu tratando de ser padre no aprendes cada día algo nuevo para llevar adelante a tus hijos, sino que son ellos quienes mas bien detectan una mas de tus tantas estrategias para tratar con ellos y desarrollan su contraestrategia para actuar ante tu presencia. En fin, es un área en la que, para darte aliento, nadie ha aprobado en el primer intento, nadie ha sacado excelentes notas, nadie le puede explicar a otro y sobre todo no existen buenos ni malos profes… debes ser autodidacta para esta área, esto se aprende solo, con la practica y sobre todo con las mejores ganas; de lo contrario, te la llevaras a reparación muchísimas veces.

Otra asignatura (y la ultima que quiero citar por ahora) que estoy viendo ahora es la de RESPONSABILIDAD. A diferencia de la anterior, en esta, te consigues muchos maestros que pueden y te dan cátedra (teórica, solo teórica). Siempre tienen un sermón a flor de labios. Saben utilizar muy bien los recursos disponibles. Su técnica es muy poco ortodoxa, mas bien es muy pragmática. Se limita a su propia experiencia de vida… ni estiman que eres un individuo con una personalidad y vida propia. En esta me toco entrar por haber aprendido mal algunas cosas, que me habían enseñado peor aun, pero que en el camino yo las terminé de embarrar! Puedo resumir la responsabilidad en «la lucha» diaria de hacer lo que debes antes de lo que quieres… esto incluye decisiones, actos, palabras, pensamientos, etc… y, honestamente, muchas veces, hago lo incorrecto… aun sabiendo que eso me hace irresponsable.

¿A qué quiero llegar con todo esto?

Quiero llegar a decirte que, durante todo mi tiempo escolar (bajo la cuarta república), creo recordar tiempos muy duros… recuerdo exactamente que en tercer grado, estudiando en la Adriana Rengel de Sequera (en Los Godos), tuve que perder mas de tres meses de clases, debido a un problema con la infraestructura del colegio… lo que obligó a recuperar ese tiempo, acudiendo a clases posteriormente los días sábados. 

Recuerdo que en el primer grado, la maestra Miguelina, mujer muy recia y dura, pero muy buena educadora, por un «exceso de disciplina» hizo que yo me hiciera (literalmente) popó (caca) encima, por no querer dejarme ir al baño; pensando que eran pretensiones mías… causándome la vergüenza de tener que mostrarme sucio y maloliente así ante todo el salón y parte de la escuela. 

Recuerdo que en el cuarto grado, con la maestra Mabel Santeliz, de las mejores que pudieron pasar por mi vida, se tomaba un tiempo diario en «posición de descanso», antes del recreo y que los castigos iban desde un palmetazo en las manos hasta pasar determinado tiempo «arrodillado» sobre chapas (que nosotros mismos debíamos llevar) en uno de los rincones del salón.

También en el tercer grado le prometía a la maestra Nohemí (que aun vive en la Av. Orinoco, Edificios Melany Josefina) un aire acondicionado para su salón, que le entregaría al hacerme un «profesional». Aun debo esa promesa y, si acaso la cumplo, ya no será precisamente a ella.

Pasando al liceo, recuerdo a Juanita Lozada, además de profesora de Educación Familiar y Ciudadana, era abogada, pero carecía mucho de educación a pesar de su alta formación académica. Esta me hacía la vida tan difícil que mi padre, Héctor González Torres, sabiendo que yo era tremendo, fue un día a defenderme de ella, porque notó el nivel de ensañamiento que tenia conmigo… y era serio. La tuve que soportar en los pasillos del liceo, hasta salir de bachillerato… y para colmo recibí mi título de sus propias manos. Ahí también tuve que enfrentar a Ángel Romero, mi profesor de Física en cuarto y quinto año. Fue el primero en rasparme una materia en toda mi vida. El primer lapso me quedó con 09 (y, en el consejo de profesores, que se hace cada final de lapso, se negó a subirme el punto para llegar a 10). Hoy sostengo, con mucho orgullo, que ese ha sido el mejor de todos los profesores al que he tenido que enfrentar, gracias a Dios me enseño mucho. Tanto, que no hizo falta estudiar Física I y II en la universidad, pues sus enseñanzas me fueron suficientes. 

De este tiempo hay muchos otros detalles… hacia la Profesora Miriam Méndez sentía una cierta atracción que, sin gustarme la Contabilidad, me llevaba a estudiar hasta sacar 20 (años después me la cruzaba en pasillos de la UDO)… José Navarro, gran profe de Matemáticas. Jesús Hernández Calderín, me consiguió mi primera y única chuleta (en todo mi tiempo de liceísta) cuando estaba culminado mi examen final de lapso de Química (y que, sea dicho de paso, no había utilizado). Llamó a mi padre a retirar esa prueba con un gran cero «0» de portada. Luego un día me lo conseguí en las Coleadas en la manga «Vitico Zacarías», volcado de la «pea» en la plataforma de un camión. Nunca mas volvió a merecerme el mismo respeto.

Durante todo ese tiempo, en el Mercedes de Pérez Freites, viajábamos constantemente a Maturín los viernes o jueves. Regresábamos los lunes, saliendo desde las 5am y me iba de una vez con mi uniforme para llegar directo a clases.

Fue muy bello todo ese tiempo.

Luego bueno, la UDO (ya en la «quinta»). La casa mas alta de oriente. Así la llamamos. Allí afloró desde el  primer día la rebeldía congénita que había en mi, como en cualquier joven. Ahí también me tocó tomar una de las mas delicadas decisiones para un joven de ese tiempo: luchar «por la justicia» o estudiar. Elegí la segunda. Pude reprimir mis deseos libertarios. Tal vez un poco egoísta, pero al fin y al cabo fue la decisión que me trajo hasta donde estoy.

Pudiera seguir contando anécdotas y vivencias que creo, si no les sirven, por lo menos les entretendrían.

Pero el meollo de este mensaje es este: en aquellos tiempos también habían condiciones difíciles para estudiar, precarias y muy poco accesibles… recuerdo, y mi mama Bitza Centeno también, que un día la llamé llorando porque mi comida del día fue arepa con mantequilla… pero muchos nos esforzamos y decidimos ESTUDIAR para salir adelante y ser «alguien» o algo que pudiera aportarle a este PAÍS. 

En aquellos tiempos, a pesar de los escasos recursos, nos encontramos con gente, como algunos de los mencionados, que no haciendo caso de las condiciones, dieron, no solo lo mejor, sino además lo máximo de sí mismos, para depositarse en nosotros y ayudarnos a orientarnos en como hacernos ciudadanos de bien. En ese tiempo también se quemaban caucho por falta de pupitres, por carencias de transporte, porque no habían aires acondicionados, porque los baños no servías, etc… y, a decir verdad, las luchas tenían, momentaneamente, buenos frutos… pero, poco tiempo después, todo volvía a su estado anterior; a «su» normalidad… y eso me llevó a pensar: Si el transporte lo utilizamos los estudiantes, ¿por qué los quemamos? Si los pupitres son de los estudiantes, ¿por qué los dañamos? Si los baños no los usan los profes y menos los decanos ¿por qué ni siquiera bajamos las pocetas?… y muchas otras mas interrogantes surgieron dentro de mi conmocionada mente. 

Recientemente (menos de 1 año) note haciendo pasantías en PDVSA a un dizque «dirigente estudiantil» de izquierda, que para cuando entré a la UDO Monagas, estaba, no se, en tercero o cuarto semestre… luego yo me fui al Puerto, me gradué, empecé a trabajar, me casé, tuve hijos. Ahí entendí que fue bueno decidir estudiar antes que «luchar por la justicia»…

Ahora bien, no estoy desestimando las luchas reivindicativas estudiantiles ni mucho menos… pero si estoy invitando a trascender a otro tipo de LUCHA… estoy invitando a romper los paradigmas de las «protesticas» aisladas que no les benefician a ustedes (sino a los politiqueros) y mas bien perjudican a los transeúntes… estoy invitando a desarrollar liderazgo estudiantil verdadero… les estoy diciendo que, a pesar de las condiciones precarias, si las viven; los que las viven, que eso no les desmerezca de estudiar mas y mas y no conformarse con 5 ó 4.5 para pasar sino que luchen por el 10, que también es posible. Los estoy invitando a ser íntegros y que si por sus luchas benignas llegan a lugares de eminencia, entonces no abandonen las aulas, no vendan sus cargos por simples «bequitas» y no cambien o especulen con los cupos a otros que aun están fuera esperando y deseando entrar a la universidad… les estoy rogando que estudien para formarse integralmente, no solo para retirar un papel vestidos de negro, sino para cambiar sus vidas y maneras de pensar en acuerdo con sus vocaciones y convicciones… lamentablemente yo también pensé que todo terminaba cuando recibiera el papel y lanzara hacia arriba el BIRRETE, pero ahora he entendido que mi carrera apenas está empezando… que mi familia, la sociedad y todo este país necesita lo mejor de mi.

Quieren cambiar? Necsitan ver cambios para mejorar? Cambien a Venezuela, cambien las instituciones, cambien las empresas, cambien colegios, liceos y universidades, cambien las maneras de dirigir, cambien los paradigmas o dogmas, cambien la dirección… cambien todo lo que puedan cambiar… pero por Favor háganlo cuando hayan entendido que, al igual que yo, ustedes deben y necesitan cambiarse a si mismos primero. Hoy día tienen mejores y mayores medios para lograrlo… en otro tiempo no se hubiese pensado en cambiar nada con simples gritos y consignas. Ahora es menos probable lograrlo cuando la tecnología está a un paso muy pequeño de desplazar a la capacidad e inteligencia del hombre.

Con todo cariño, respeto y comprensión: Un Amigo, Héctor González.

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