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La Vaca Mariposa en la clase de comercio

 

 

Falleció el tío Simón. El es uno de esos personajes que uno cree que nunca va a morir, o que cuando lo hacen, uno en realidad no cree que haya fallecido. No se si les pasa igual, pero así lo he sentido yo. Me pasó igual con Michael Jackson, el Papa Juan Pablo Segundo y me pasa con Andrés Galarraga, Maradona entre otros. Cuando mueren uno dice…veeee se murió…y entra una sensación así como de qué será el mundo sin ese ser icónico. Bueno, Simón Díaz no hace falta decir que es un símbolo.

Como casi todos los muchachos que nacimos y crecimos en la década de los 80 y 90, tuvimos la oportunidad de disfrutar del Tío Simón en ese programa maravilloso llamado “Contesta por Tío Simón”, que sin duda marcó la época. Pero más allá de su faceta televisiva, siempre me atrapó su música. Recuerdo, en mi adolescencia, mi padre compró un disco compacto doble llamado “Simón Díaz cuenta y canta”, lo que permitió conocer un poco más sus canciones y lo que estaba detrás de esas letras y vivencias. Esto afianzó mi gusto y admiración por el.
Gratificación
Yo nunca he sido el mejor de los estudiantes. Aunque algunos no lo crean, fui a reparación en todos los años que cursé el bachillerato (gracias a Dios mejoré en la universidad). Y no era por bruto, sino simplemente formaba parte de mi personalidad. Cursaba yo el octavo grado en el Instituto Simón Bolívar, creo que corría el año 1995 o 1996 y nos encontrábamos todos, en una clase de la recordada materia Comercio (ya no está en el pensum, al menos no con ese nombre). María era una carismática profesora que siempre nos atendía con cariño, era muy buena, olía bien y vestía bien, aunque no era la mejor con su voz (se le iban los gallos y eso), pero no hablaba mal. Las clases de comercio, siempre eran divertidas, ya sea por culpa de la profesora, o porque simplemente nos dirigíamos a otro salón, cambiábamos de ambiente y realizábamos actividades que nunca en nuestra vida habíamos efectuado.
Bueno, en una de estas clases, realicé algo, que yo creo muy pocas personas han hecho. Ese día la profe, nos entregaba un examen importante, pero notó que la mayoría había salido mal. Entonces se le ocurrió la genial idea de ofrecernos un extraño trato, nos dijo: “muchachos la mayoría salió mal en la prueba, así que les voy a proponer algo. El que me cante una canción le subo dos puntos”. Yo no se qué me pasó, yo también fui un joven tímido, pero enseguida analicé la cuestión y levanté la mano. La profe María me dijo:
–          ¿Usted? Sulbarán? y yo le dije: Si.
–          ¿Cuán canción va a cantar?, me preguntó.
–          La Vaca Mariposa, le contesté.
 Y arranqué yo.” La vaca Mariposa tuvo un terné, un becerrito lindo como un bebé. Dámelo papaíto dicen los niños cuando lo ven nacer, y ella lo esconde por los mogotes que no se…”
Con eso me gané el aplauso de mis compañeros, un poco menos de timidez y dos puntos más sobre ese diez que había sacado en el examen de comercio.
Gracias Tío Simón por tanta buena música, por hacernos creer y que nos guste nuestra música, por ayudarnos a apreciar la tonada llanera con ese mágico falsete, por alegrarnos parte de nuestra infancia, por hacernos reír con tu canción “el súper bloque”, hacernos llorar con el bucerrito, por regar nuestros folclor por el mundo, por esos dos puntos en mi examen de comercio.
@rska
www.plumavolatil1.blogspot.com
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