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No cedas ante el mal… (2)

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El llamado…

(Viene de: https://www.panfletonegro.com/v/2014/03/08/cedas-ante-el-mal/)

Cada protagonista debe entender no sólo que tiene parte de la razón, sino que todos tienen toda la razón. Que en cada vértice de este triángulo necesario, los que estén en la frontera: los “radicales” inteligentes, los “críticos” inteligentes y los “políticos” inteligentes, dejen de pelear entre sí y comiencen a guiarse los unos a los otros, que reconozcan sus roles y los de los otros y continúen luchando desde sus trincheras particulares, convencidos y convenciendo a los suyos de que los otros juegan un papel tan fundamental como el de ellos y que no hay que sabotearlos sino oírlos, para mantenerse y mantenerlos en la dirección correcta. Unas veces gritarles y persuadirlos, pero las otras hacerles caso. Esta es la clave para que las posiciones puedan ir convergiendo y alineándose con los difíciles y complejos retos que tenemos por delante. Porque temo que lo que viene será aún más difícil y sólo esa actitud de liderazgo de los inteligentes de cada vértice del triángulo será lo que podrá guiarnos mejor en los tiempos por venir. Los tres hacen falta y si no se reconocen a sí mismos como tales y también los unos a los otros, la lucha estará perdida de antemano: por exceso, por confusión o por pasividad. Cada cual por su personalidad, talentos y compostura tenderá a asumir un rol y no otro. No todos somos soldados, filósofos y oradores, pero los tres hacen falta en esta lucha. El llamado es a que los soldados-sabios, los filósofos-guerreros y los oradores-visionarios puedan influenciarse entre sí y a la vez dirigir a los suyos para que aporten y no resten a la lucha.

No puede pedírsele a uno sólo que asuma a la vez los tres roles. Ni tampoco cuando criticamos podemos confundir con caricaturas a los que son de carne y hueso, ni mucho menos pretender que haya un manual para esto, ni que exista una sencilla regla que aplique a todas las complejísimas circunstancias que se nos pongan en frente, ni que el proceso que está en marcha deba (mucho menos que pueda) ser centralmente planificado, dirigido o controlado, especialmente por alguien que además tiene que salir en televisión a hablarle también al otro país necesario. Necesario para lograr la paz en libertad pero especialmente para poder mantenerla. Mi llamado es que cada cual asuma este reto, uno sólo no podrá ganar, sin los tres no se podrá ganar, confío en que ustedes estarán a la altura.

A los radicales: Usen la violencia legítima sólo para defenderse y defendernos, cometer excesos contradice aquellos principios por los que luchamos y tampoco permitirá alcanzar ni mantener la paz en libertad. Tengan siempre en mente que ante la historia sólo podrán ser valientes héroes o terribles monstruos. La línea entre la defensa legítima (ampliamente entendida) y la cruel y ciega revancha es difusa y será aún más difícil de distinguir en los próximos días. Valentía y sabiduría es lo que les exige Venezuela. Los soldados de hoy bien podrán ser los verdugos de mañana si pierden el norte moral ¿No estamos cansados ya de ver esto?

A los políticos: Usen el liderazgo, el diálogo y la negociación para salvar vidas, las de hoy pero además las de mañana. No nieguen ni abandonen a su suerte a nuestros héroes. Reconozcan para sí mismos que esto es en parte producto de que ustedes no supieron canalizar la legítima frustración y anhelos de quienes sufren el socialismo todos los días y que sienten que no aguantan más. Que en aquellos en los que confiaron, apostaron y que les convencieron de que no era el momento de salir a la calle, pareciera que ya no ven lo que ellos ven. Encuentren la manera, el difícil equilibrio, de no olvidar a medio país que tiene, que vive y que muere por la verdad en la calle, a la vez que seducen a la otra mitad que no la tiene, está en proceso de tenerla o simplemente no le importa.

A los críticos: Mantengan a los radicales y a los políticos en estos términos. De ustedes depende que todos entendamos la situación en toda su amplitud, magnitud y matices. Regulen los excesos y las parálisis, calmen o impulsen a los demás siempre en la dirección correcta. Denuncien al futuro monstruo a la vez que a aquél que pueda desmoralizar a los justos que luchan por lo que ellos no han sabido o podido luchar. Sigan diciendo lo que han venido diciendo, porque el norte moral se ve sin duda más claramente desde su posición que frente a un piquete de Guardia Nazional o frente a una cámara de televisión. Terminen de entender y hagan entender a los demás que la lucha se legitima a sí misma sólo por los principios que defiende y que a la vez debe respetar. Y sobre todo abandonen los complejos y prejuicios con los que nos han lavado el cerebro desde que nacimos: mayorías-minorías, burgueses-proletarios, hambre-libertad. No hay ecuación que permita comparar lo que vale para uno no poder comer, con lo que vale para otro vivir en libertad, entender al ser humano pasa por entender esto tan simple y a la vez tan poderoso. La dicotomía no es entre necesidades «reales» y valores abstractos, es entre el bien y el mal y de cómo se defina esta lucha todo lo demás dependerá.

Luis Luque Santoro

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