Para lo nefasto que realmente es este régimen yo diría que, comunicacionalmente, quedó muy bien, especialmente con su base de apoyo y con los progres del mundo ante los cuales Nicolás lució como un demócrata asediado por una minoría «facista» que no lo deja gobernar y una élite económica que le tiene la guerra montada.
No sé si tenía un apuntador donde alguien le estaba «soplando» lo que debía responder o si lo entrenaron para la ocasión pero lo cierto es que esa entrevista le lava la cara al régimen en relación a la brutalidad represiva y asesina de sus fuerzas armadas pretorianas, sus bandas paramilitares y su hegemonía comunicacional y de poder en el país.
Me parece que la entrevistadora ha podido ser un poco más directa, especialmente en los temas de inflación, escasez e inseguridad que son los que más mueven a la opinión pública.
¿Cómo es posible que teniendo un control de precios, un control de cambio y el monopolio de la renta petrolera y del poder político el presidente hable de «guerra de los sectores económicos» y se vaya liso?
¿Cómo es posible que la entrevistadora no le sacara punta a un índice de impunidad que supera el 92% en homicidios con más de 24 mil asesinatos en 2013?
¿Por qué no le preguntó en que países del globo está en vigencia y funciona una Ley de Precios Justos que regula las ganancias? En Estados Unidos la única referencia que hace la legislación respecto a ganancias excesivas es, justamente, respecto al sector energético (petróleo) y nosotros le vendemos crudo a USA con un margen de ganancia del 600% y por ahí se fue otra bola franca.
En fin, tuve la expectativa de que Amanpour fuera más incisiva y acuciosa sobre las mayores debilidades que tiene el régimen y sobre su responsabilidad en la represión y los muertos en las últimas semanas.