Hace unos días recibimos amablemente la crítica de una lectora donde expresaba su descontento porque nuestro contenido publicado recientemente era exclusivamente en contra del gobierno, lo que según su opinión, no ayuda a lograr los objetivos de reconciliación que tanto necesita nuestro golpeado país. Es remarcable lo útil que puede ser una crítica cuando es escuchada, analizada y respondida.
Existe un motivo por el cual criticamos al gobierno de Maduro en mayor manera, y es porque es allí donde se concentra la mayor acumulación de poder en el país, propiedad de un solo partido político. El gobierno es el que toma las decisiones y acciones que afectan a todos los venezolanos y a muchos extranjeros por igual, independientemente de nuestra posición política, ideológica o económica.
“Con gran poder viene gran responsabilidad” decía el tío Ben a Peter Parker en Spiderman, el presidente Maduro sabe de lo que hablo. No es secreto que el partido gubernamental se encargó sistemáticamente de acumular todo el poder posible en 15 años y con bastante éxito cabe acotar. Éxito que no parece traducirse en bienestar para la sociedad, aunque como todo es relativo, depende de quién cuente la historia.
La consecuencia natural de esta acumulación de poder es la acumulación de responsabilidades. Responsabilidades que constantemente son evadidas excusándose tras retóricas de luchas clasistas y haciendo responsables de los problemas a quien sea, siempre y cuando no toque los intereses del poder.
El gobierno solo comparte las responsabilidades, el poder jamás. Bajo este escenario es menester hacer entender al pueblo que el gobierno SI tiene la mayor cuota de responsabilidad en los problemas que sufre la patria, porque es el único dueño del poder y la toma de decisiones claves para el país son competencia exclusiva del partido oficial.
Es por esta razón que la protesta activa en contra del poder absoluto se ha extendido por Venezuela en las últimas semanas, percibida y recibida por unos como el reflejo de una sociedad oprimida cuya calidad de vida ha disminuido en todos los ámbitos y otros que la entienden como una representación de los intereses de Estados Unidos en adueñarse del petróleo venezolano, impulsando un golpe de estado que acabe con la revolución.
Independientemente de nuestra posición política, no podemos dejar de exigir al gobierno nacional que cumpla con su trabajo. No se trata de apoyar golpes de estado o injerencias extranjeras, tampoco que abandonen la lucha política o de ideas. Ni queremos que se suscriban a la MUD o a las protestas estudiantiles si no lo desean.
Pero nunca dejemos de exigir al gobierno, sea cual sea el partido oficial, respeto y acciones coherentes orientadas al bienestar social. Que la afinidad política no sea nunca excusa para justificar errores políticos o injusticias. Nuestro himno nacional nos canta a “el bravo pueblo“, lo mismo hacía Alí Primera. Nunca se cantaron canciones para el complaciente pueblo o el sumiso pueblo.
El que ostente el poder, que asuma las responsabilidades.
Sabio Tío Ben.
Cesar F. Rivas.
Oligarquia socialista del siglo XXI , donde no hay justicia social y se culpan a los regímenes capitalistas por los errores cometidos.