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Despolarización Política en Venezuela

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Soy fiel creyente de que el lenguaje es el vehículo ideal de la despolarización.
Al volver la vista atrás, estas divisiones comenzaron cuando se denominó “escuálidos” a un grupo frente a otro y se hizo creer que estos eran mejores o perores que otros por pertenecer a tal grupo.
Poco a poco cambiaron de denominaciones, a medida que ha cambiado según el discurso.
Palabras y denominaciones hirientes de lado y lado han creado una brecha donde las palabras que conllevan a un mismo rasero quedan como puentes en medio de un vacío.
La forma de disminuir la polarización es desmontando el lenguaje de descalificación y ofensivo.

Hay varias maneras y voy a enumerar algunas de práctica sencilla:

1. Insultos y descalificaciones, deben quedar fuera de nuestras opciones. Resulta obvio que cuando hay insultos la respuesta será siempre a la defensiva o directamente la ofensa y descalificación de parte de nuestro interlocutor. Toda acción genera una reacción.

2. La comunicación debe darse entre personas que se saben en igualdad. Por ello hay que llevar la conversación a un terreno de paridad y sacarla del terreno de la subordinación. No eres mejor o peor por pertenecer a un grupo político. No estás del lado correcto de la historia, porque eso implica que quien no piensa igual está del lado incorrecto y eso anula, de entrada, su opinión.

3. Hay que estar claros que hasta el silencio comunica, guardar silencio ante ciertos hechos y levantarla ante otros es una forma de expresarnos, por ello nuestro silencio implica una gran responsabilidad y coherencia, porque si decimos que estamos contra la violencia venga desde dónde venga, entonces no debemos callar cuando la violencia viene del bando que apoyamos.

4. Ser objetivos. Al hablar si nos referimos a la persona, caeremos inevitablemente en términos subjetivos y valoraciones. Debemos apuntar al hecho, calificar el hecho tal cómo lo vemos y haciendo referencia a cómo nos hace sentir, eso logra que otros sientan empatía.

5. Anteponer los sentimientos, entrar en contacto con lo que sentimos. Ser conscientes que hablamos desde la rabia y ponerlo en palabras, eso permite que asumamos responsabilidad sobre lo que decimos. Mas allá de ponernos a la defensiva por no saber exactamente las razones por las que reaccionamos.

6. En lugar de suponer, pregunte. No de por hecho que su interpretación es la válida, pregunte a su interlocutor, qué piensa él de la situación que le preocupa. Señale las razones por las que esa situación lo afecta y pregunte la opinión del otro.

7. En lo posible adecuar nuestra comunicación en las redes a estas líneas. Eliminando o editando insultos y descalificaciones al dar RT puntualizar hechos y cómo sentimos. Eso da poder a nuestras palabras.

Carmen Cecilia López
Abogado, Publicista con Especialización en dinámicas de grupos y un Bac. en comunicación Mención Relaciones Humanas.

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