A continuación haré un breve resumen sobre los puntos descritos. Aun así, copiaré el link dónde fue publicado para que puedan leerlo: http://forolibertad.com/2014/03/manifiesto-de-merida/
Primero que todo, hay que señalar que quienes suscriben el documento se identifican como los estudiantes que han “Unificado a la Nación en torno a la conquista de la Libertad de Venezuela” Es decir, se identifican con aquel Movimiento Estudiantil que desde el 4 de febrero salió a las calles para protestar por los problemas de inseguridad que se viven en las casas de estudio, aquel Movimiento Estudiantil que el 12 de febrero fue a protestar ante el Ministerio Público. Además de ello es importante señalar que muchos de los que suscriben el documento, también son dirigentes del Movimiento Estudiantil y varios de ellos, hasta ahora, han sido la cara del Movimiento Estudiantil.
Luego de ello, se anuncia el espíritu libertario y le da un núcleo de lucha anti-dictatorial a las pretensiones de los estudiantes y el pueblo que se ha sumado a su lucha.
Ante ello, anuncia en 5 puntos las pretensiones del Movimiento Estudiantil. Del punto 2 al punto 5 son exigencias sobre diversos asuntos, que serán mencionados posteriormente. Pero, el más resaltante de ellos es el primero, puesto que fija una posición clara y contundente. En este se mencionan 3 cosas:
- Señala la ilegitimidad de origen del actual gobierno de Venezuela;
- Que dialogar con el gobierno implica legitimarlo,
- Y que para que haya posibilidad de dialogar es necesario un cambio de sistema político.
Respecto lo primero, me es difícil cuestionar la ilegitimidad de origen del gobierno. Pero, si en dado caso que fuera legítimo de origen, también está sobre la mesa de discusión la legitimidad de ejercicio. Se habla de ilegitimidad de ejercicio, cuando las autoridades violan tajantemente los Derechos Humanos, es decir, deben ser violaciones graves de forma generalizada y sistematizada. Referente a ello, para declarar la ilegitimidad de ejercicio habría que ir a un análisis más profundo para ser responsables y objetivos.
Con relación a lo anterior está la segunda declaración del primer punto, el cual parece ser más una declaración hecha con bases en los sentimientos, tal vez influenciada por declaraciones de ciertas personas que hacen vida en la política nacional, que basada en el conocimiento de conceptos básicos de lo que es la legitimidad.
Un gobierno es legítimo cuando cuenta con el apoyo popular requerido para acceder a los cargos y cuando garantiza, respeta y cumple con los Derechos Humanos. Que unos dirigentes dialoguen con el gobierno, no implica de ningún modo que ellos otorguen apoyo popular que legitima al gobierno y, menos, implica que esos dirigentes reconozcan que el gobierno no viola los Derechos Humanos. En todo caso, la intención de establecer un diálogo implica el reconocimiento de que la contraparte detenta un gran poder y, por lo tanto, tienen la capacidad de producir ciertos cambios y que sólo, mediante una serie de negociaciones podría llegarse a un acuerdo, para llegar a unos cambios que beneficien a ambas partes, sin tener que asumir mayores costos de cualquier índole, ya sea de tiempo, dinero, entre otros recursos. En nuestro caso, sería el reconocimiento de que el gobierno tiene un poder de facto y es el que puede, por ejemplo, liberar a Simonovis, o también las demás exigencias que aparecen en el Manifiesto, sobre lo cual hablaré a continuación.
Ante todo, reservo mi opinión de si se debe o no dialogar con el gobierno. Pero, declarar que no hay posibilidad de dialogar y a la vez, hacer exigencias es sumamente contradictorio. Hacer una exigencia implica dirigirse al gobierno y reclamar que realice una determinada acción. Si no se está dispuesto a dialogar, no se está dispuesto a escuchar a la contraparte ni comunicarse con la contraparte y eso incluye: Hacer exigencias.
En dado caso, hacer exigencias y que el gobierno escuche sin responder, eso básicamente sería un monólogo, no un diálogo. Esto mismo, irónicamente, es lo que hace el gobierno con la diferencia de que no se hace en cadena nacional. Si se hacen exigencias con un cierre total de comunicación con el gobierno, sin diálogo o comunicación alguna con el gobierno, esas exigencias equivaldrían a una rabieta de un niño pequeño encerrado en su cuarto dónde nadie lo escucha.
En conclusión, si no se va a dialogar, no se debe perder el tiempo escribiendo exigencias. Sería mejor invertir ese tiempo en realizar acciones para conseguir los objetivos, independientemente de si el gobierno acepta o no acepta lo que se quiere conseguir.
Luego, la tercera parte del primer punto es un reflejo del tono anti-chavista, o si se desea, anti-castrista, que se maneja en todo el discurso.
En ese punto se habla de un cambio del: “sistema de gobierno” Es decir (En relación a nuestra situación), el cambio de la dictadura por la democracia, cosa que si se une con el resto del manifiesto y su espíritu libertario, se convierte en un manifiesto sumamente anti-oficialista.
Por principios, estoy completamente de acuerdo con que estamos tratando con una dictadura y que los valores republicanos y democráticos han sido socavados y despreciados por un régimen que atenta contra los derechos más fundamentales. Pero, indudablemente, este discurso es cónsono con sólo una parcialidad política.
El Movimiento Estudiantil tiene cierta imagen de sinceridad. Al estar alejados de un discurso que simplemente rechaza al gobierno, encontramos un movimiento que realiza reclamos legítimos porque se encuentra ante diversos problemas sociales que les afectan cómo: La inseguridad, el desempleo, la escasez, etc. Entre otros muchos problemas a los cuales toda la sociedad no es ajena. Y lo valioso de ello es que no sólo es un sector de la sociedad el que sufre de esos problemas, sino que toda la sociedad puede tener un punto de encuentro de estas protestas. El Movimiento Estudiantil no es la conciencia de la oposición, debería ser la conciencia de todo el pueblo.
Esto atiende a razones de credibilidad. No es lo mismo que Maduro reprima a unos estudiantes que odian lo odian a él, a Chávez y a sus camaradas de Cuba; a que Maduro ataque a unos estudiantes que protestan por una razón legítima, cómo lo es: “La inseguridad es tan grave en nuestras casas de estudio, que incluso una estudiante casi fue violada” Eso proporciona una imagen de credibilidad porque lo que se proyecta hacia la sociedad es una imagen de lucha sincera, legítima y honesta con la cual una persona del oficialismo moderado incluso podría identificarse, puesto que comparte los mismos problemas. No se proyecta la imagen de una declaratoria de confrontación con el gobierno, que podría ser tachada de injustificadamente de desestabilizadora por parte del oficialista más moderado y como golpista por parte del oficialismo más radical y el mismo gobierno. En fin, aunque muchos no lo crean, para ciertas personas que en algún momento fueron o siguen siendo partidarias del oficialismo es difícil creer que unos estudiantes que pacíficamente salen a protestar por los mismos problemas que ellos sufren, sean unos fascistas violentos que quieren vender Venezuela a Estados Unidos.
Ahí radica la importancia de desligarse de los partidos políticos de oposición, puesto que su fin, cómo es natural, es confrontarse directamente con el gobierno e intentar conseguir el poder, por lo tanto, para Maduro es más fácil tacharlos de traidores, apátridas, petit-yankees, etc. En cambio, Maduro no tiene mucho que contestar a unos jóvenes que lo que quieren es paz y un futuro mejor.
Es posible que en el fondo esas marchas, tengan el propósito último del cambio de gobierno, porque en verdad lo es. Pero es importante recordar que el apoyo popular que se ganó entre el año 2012 y 2013 , se ganó hablando de los problemas sociales, no de lo malo que era Chávez y lo que es el castro-comunismo. Agrego a ello que la muerte de Chávez, por sí sola, sólo podía explicar la abstención de votantes oficialistas en las elecciones del 14 de abril, pero eso no fue lo que ocurrió, en cambio, lo que ocurrió fue un incremento de casi 800 000 votos a favor de la oposición. Eso se logró mediante trabajo político, hablando directamente con cada comunidad y haciendo ver que el centro del discurso de la oposición eran los problemas sociales, que si bien se dijo eran causados por la ineficiencia del gobierno, esos problemas permanecían siendo el centro del discurso y no al revés. Con ello quiero resaltar algo más allá de la posibilidad de conseguir más apoyo popular, lo que quiero resaltar es la posibilidad de convencer a aquel oficialista que entiende que los “ideales socialistas del Libertador” no le dan de comer. Sin embargo, para lograr eso, hay que quitarse la chaqueta de “anti-chavista” y hablarle, darle soluciones concretas a sus problemas cotidianos.
Cómo último argumento a favor de mi exposición sobre este punto, tengo que señalar un hecho. Durante estos 15 años, cada vez que al gobierno se le cuestiona por los problemas económicos, de inseguridad o de infraestructura, entre otros, el gobierno siempre contestaba con el discurso: Construcción de la V República o el Socialismo del Siglo XXI ¿Por qué hace esto?
La política se maneja un sistema de outputs e inputs. Los inputs son los reclamos que hace la sociedad ante el gobierno y los outputs son las contestaciones que hace el gobierno mediante las políticas públicas. Por este debate es el que se rige la opinión pública y en ello se maneja toda la contienda política y gran parte de los asuntos que tienen altísimo impacto en la sociedad. Al gobierno es al único que le conviene el debate sobre el castro-comunismo, Chávez y el Socialismo del Siglo XXI, porque en ese sentido, ellos tienen altísima capacidad para contestar, pues ellos están amparados por el legado del “Comandante Eterno”. Les convienen no porque tengan un alto poder de convencimiento, sino que ello justificaría cosas cómo el “Dakazo”, que pueden aumentar la popularidad del régimen y mientras el “Dakazo” sea mostrado como una ofensiva contra la derecha fascista, el gobierno tiene justificaciones y argumentos, es decir, estamos jugando en su territorio.
Hay un principio descrito en el Arte de la Guerra de Sun Tzu, que a través de los tiempos se ha hecho válido para empresarios, políticos e incluso, muchachos que quieren conquistar el amor de una chica. Un buen estratega elige sus campos de batalla y hace que el contrincante vaya a luchar contra él, dónde ya el buen estratega ha podido prepararse mejor para la contienda, que el contrincante que apenas está llegando. Es decir, que se hable de la impunidad, la escasez, la delincuencia, los problemas del sistema de salud, entre otros que el gobierno en 15 años no ha podido solucionar y de todos esos problemas que el gobierno no puede justificar por qué no se han solucionado, no le conviene. La prueba de ello es la posibilidad de convencer a cierto grupo de oficialistas, que mencioné anteriormente. Si el Movimiento Estudiantil se identificara en su esencia con esos problemas sociales, más que con una lucha anti-oficialista, el gobierno estaría discutiendo con un grupo contra el cual tiene que contestar a esos inputs sin poder utilizar los argumentos de su zona de comodidad, los del campo de batalla que el gobierno eligió. De lo contrario, le sería fácil justificar una ofensiva contra los “apátridas”.
Las barricadas o lo que los estudiantes que escribieron el documento llaman “Trincheras de la Libertad” son una clarísima demostración del anterior argumento. El mensaje de quienes protestan haciendo barricadas es claro: “Maduro es un burro”, “Chávez es un desgraciado”, “Condenado comunismo”, “Estamos molestos”, “Maduro vete ya” Son protestas que no demuestran más que el anti-chavismo de las personas que las hacen, son carentes de contenido social al que anteriormente me referí, aún cuando los problemas sociales sean su origen. Mientras se hagan barricadas, el gobierno puede justificar el uso de la violencia contra los “guarimberos golpistas, fascistas y asesinos” A la gran mayoría de personas que no usan Twitter, no tienen acceso a un periódico no-oficialista por la escasez de papel, no pueden ver CNN o tienen cualquier otro impedimento del acceso a la información causado por las políticas opresivas del régimen, no pueden conocer la verdad de lo que está sucediendo. ¿Por qué creen que a Diosdado Cabello le gusta tanto el tema de las “guarimbas”? Aunque ustedes no lo crean, hay muchas personas que compran ese discurso, pues es la única verdad que llega a sus ojos. El régimen, cómo buena dictadura, habla sólo de los temas que le convienen que se hablen.
Yo entiendo aquellas barricadas que se hacen para defenderse de los ataques de grupos violentos, pero cómo método de protesta son completamente contraproducentes, pues no se gana mucho con ellas.
Por último, quiero hacer mención de la influencia de los partidos políticos en el Manifiesto. Sin intención de tomar partido por alguna fracción de la oposición, tengo que señalar que el Manifiesto, fusiona varios puntos con el discurso que Leopoldo López y María Corina Machado tenían con la cuestión de “La Salida” La mejor prueba de ello es el mismo punto 1 y la aspiración principal de esa Junta Patriótica Estudiantil y Popular, que es una lucha abiertamente anti-chavista, que tiene como objetivo el cambio del «sitema político», dónde, en consecuencia, subyace el cambio del gobierno. Incluso, el Manifiesto podría ser más radical que la misma “Salida” y las protestas llevadas por María Corina y Leopoldo.
A pesar de que el documento está firmado por algunos estudiantes que no están inscritos en algún partido, se pueden ver cabezas que están afiliadas a Acción Democrática, Voluntad Popular y Proyecto Venezuela (Según mis fuentes me informaron) Esta cuestión de “La Salida”, no atiende a los problemas sociales del modo que el Movimiento Estudiantil debería abordar. Esa identidad semejante que tiene el Manifiesto de Mérida con “La Salida” y el anti-oficialismo puro, le resta la credibilidad, la imagen de legitimidad y autonomía, que por diversas razones anteriormente mencionadas el Movimiento Estudiantil debería tener.
Con esto tampoco quiero defender que el Movimiento debería estar más influenciado por otros sectores de la oposición. Soy fiel creyente de que el Movimiento Estudiantil no debe intervenir a favor de algún partido, pues esa autonomía le otorga credibilidad ante una importante cantidad de sectores de la sociedad.
El Movimiento Estudiantil debe ser autónomo de los partidos, debe protestar por los estudiantes detenidos injustamente, por los estudiantes muertos, debe mostrar que el gobierno los reprime de manera injustificada, cuando ellos protestan por razones legítimas, que no sea sólo querer cambiarlo porque no le gusta, el Movimiento Estudiantil debe tomar los reclamos por problemas sociales y –Incluyo aquí- los Derechos Humanos, cómo bandera para salir a la calle para protestar, siempre más allá de simplemente estar en contra del régimen. Porque ello puede sumar más personas que quieran producir un cambio verdadero en el país.
Somos muchos los que adversamos del chavismo, pero somos más los que nos aquejan los problemas que día a día viven los venezolanos y ahí es dónde podemos encontrar un punto de encuentro y convencimiento. Nuestro trabajo cómo Movimiento Estudiantil es llegar a ese primer punto, ser la voz de la conciencia de todo el pueblo, que le recuerde los problemas que se viven en el país. Esta es la razón por la que no se puede dejar de protestar pacíficamente en las calles. Sinceramente, aun siendo una mayoría veo muy difícil “tumbar al régimen” cuando ellos disponen de la fuerza de las armas, el poderío de instituciones arrodilladas, mayor cantidad de recursos económicos (Por no decir que tienen muchos) y, aunque no lo crean, un considerable apoyo popular. Es necesario sumar más personas.
Definitivamente, una protesta por los problemas sociales y los Derechos Humanos tiene un punto de partida distinto al de una protesta que en un inicio tiene un mensaje claramente anti-oficialista.
Para finalizar, la Junta Patriótica Estudiantil y Popular debe dejar de vanagloriarse, creyéndose héroes patriotas, al mejor estilo de revolucionario francés del Siglo de las Luces, pensando en que van a tumbar a un régimen opresor por el simple hecho de ser muy libertarios, más patriotas y por pretender querer más a Venezuela, que una persona chavista que ha trabajado honestamente por este país y nunca tuvo oportunidad de crecer durante toda su vida.
A aquellos chavistas más moderados son los que hay que convencer de que hay posibilidades de algo mejor, pero para ello debe dirigirse a ella cómo un igual, hablarle de sus problemas y convencerla. Pero, eso no se puede lograr evocando fantasmas, ni atacando al duro núcleo del carisma de Chávez y su “legado”, sino poniendo en su rostro la realidad del país, de forma sincera y sin aspavientos o grandilocuencias de la lucha anti-dictatorial, que muy grande queda en la boca de quienes odian a los chavistas, por el sólo hecho de pensar distinto y que no puede ser comparada con la lucha por la Democracia y la Libertad.
Fernando Obregón