Resistir aunque sea con lágrimas
con la voz convertida en grito
con la palabra incendiaria.
Resistir en Venezuela,
o en cualquier punto
perdido del extranjero.
Resistir en las calles
detrás de las barricadas
en las redes sociales.
Resistir aunque me duelan
los golpes, las patadas,
la sangre derramada.
Resistir sin cansarme
y si me falta el aliento
pedirle un suspiro al viento.