En la televisión el presidente tiene horas hablando, se asomó a la ventana y jugó con inocencia a descubrir formas en las nubes, vio aparecer un enorme dinosaurio que se tragaba una paleta de algodón de azúcar colorida, sabía que era un espinosaurio. Reventaron con un estruendo las cacerolas y tenía que correr debajo de la cama hasta que terminaran, pero quiso esperar apenas un segundo a que una bola de fuego se tragara al dinosaurio. Oyó un disparo, un silbido y el segundo se hizo eterno.