Sobre el granito de arena y el buzón de Sugerencias y Reclamos

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Mi amiga se sorprendió cuando me vio llenando la hojita de “Sugerencias y Reclamos” en aquella tienda. “Pero bueno, mija ¿y tú crees que alguien le va a parar a eso?”. No sé- le respondí- pero es lo único que puedo hacer para que se enteren de mi disgusto.

Unos días después, me llamaron de aquel local, ofrecieron disculpas y prometieron enmendar su falla, para que el motivo de mi queja no molestara a más nadie. Un tiempo después, volví a pasar por allí y vi que, habían corregido su error de forma permanente. No sé si mi reclamo fue único y muy contundente, o si fue uno más de montones de papelitos que pudieron haber entrado en ese buzón. Lo que sí sé es que hubo respuesta. Desde entonces, cada vez que algo me disgusta, me ocupo de hacerlo saber. A veces, hay resultados. Otras veces, no. Pero nunca me guardo un reconcomio, porque eso solo garantiza que no habrá respuesta.

Es innegable que en estos días, muchos de nosotros tenemos algo que reclamar. Muchos de nosotros queremos que algo cambie, y tenemos la responsabilidad de manifestarlo. Tenemos el derecho y el deber de hacer lo que está en nuestras manos para transmitir nuestro enfado y procurar así una respuesta. Pero claro, cada uno de nosotros tiene su manera de hacerlo. Básicamente, porque somos personas distintas y nuestras formas de expresión también lo son. No por querer el mismo desenlace coincidiremos en la manera de llegar a él. Y, ¿quién de nosotros tiene la fórmula? Aún no tenemos la manera de descifrarlo.

Mientras tanto, no hay que despreciar el esfuerzo de cada uno, aunque apliquemos métodos diferentes. Creo en el granito de arena. Creo que todos podemos escribir nuestra nota para el buzón de sugerencias y reclamos. Que si «esta gente no me representa»… que si «desnudarse no resuelve nada»… Que si «la guarimba es mala»… Que si «me ladilla tu banderita»… y «Me da pena Adriana Azzi»… Déjense de pendejadas, que eso del pensamiento único no existe.

Así como llené aquella hojita de ante la mirada expectante y el comentario incrédulo de mi amiga; cada uno de nosotros debe poder expresarse y hacer lo que considere necesario para transmitir sus quejas. Sólo así podremos decir que lo hemos intentado todo.

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