Dios es por excelencia la respuesta última a todas las preguntas.
Dios es lo que cierra el círculo.
¿Anestesia para bobos?
Es cerrar la puerta a la búsqueda de sentido a través de la lógica y la apertura de la búsqueda por otras vías inevitablemente emocionales y sentimentales.
Sin embargo Dios ha mutado, antes Dios era necesario para mantener el orden de la comunidad, era la inspiración que todos necesitaban para salir a trabajar, era la respuesta última para que nadie se dedicara a pensar, porque si pensaban ¿para que iban a trabajar para el rey o para el imperio de turno?
Dios ha mutado, se ha convertido en Marketing, en Calidad de Vida, en éxito, en tradición.
¿Por qué seguimos creyendo en Dios?
Dios ya no es anestesia.
En la vida cotidiana Dios no es más que un ente protector de nuestro propio mundito de mierda, es un protector de los bienes que hemos adquirido, incluyendo nuestros hijos que es quizás nuestra mercancía mas valorada.
Es también un guardián de nuestras ideas y concepciones mas profundas las cuales no estamos dispuestos a cambiar por nada del mundo, mis ideas y concepciones de lo que esta bien o esta mal, de los superiores y los inferiores, de los amos y los esclavos, de los que pisan y los pisados, todas esas concepciones son protegidas por una extensión de nuestro ego, Dios es el super-ego que nos mantiene a raya, cual burbuja de cristal, que nos evita abrirnos a lo diferente, lo extranjero, lo alternativo, la apertura, la posibilidad.
Dios es el sicario de las posibilidades que trabaja 24×7 sin vacaciones pagado a sueldo por nuestro eguito de mierda.
Las grandes cuestiones de Dios han quedado enterradas en el tiempo, sustituidas por primitivos Ministerios de Educación.
Dios ha sido reemplazado por enormes antenas satelitales y millones de kilómetros de cables y fibra óptica.
Dios está implementado en billones de imágenes erótico/terroríficas que mueven nuestras pulsiones mas elementales de muerte y deseo y que nos orientan a una sola cosa: comprar.
Dios ya no es necesario, ya trabajamos para comprar, vivimos para trabajar.
Dios murió pero resucitó al tercer día en una maquinaria de comercialización que convierte todo elemento de la creación en Mercancía, todo evangelio en un proceso de Marketing y toda forma de pensamiento es aniquilada con toneladas de entretenimiento vacío.
Nuestras mentes han sido colonizadas por completo, la inteligencia ha muerto, larga vida a la inteligencia.
Dios también ha muerto, que viva la gran maquinaria del egoísmo.
Pero… ¿quién era Dios?
¿Un viejo bonachón sentado en una nube obsesionado por lo que los humanos hacían con sus genitales?
¿Una idealización de las buenas cualidades humanas que tenía como contraparte la idealización de las malas cualidades?
¿No es Dios, como decían los Incas, una divinización de la madre tierra y el padre sol?
¿Qué puede ser Dios sino la naturaleza o el universo?
¿Qué somos sino partículas de eso que llamamos Dios?
¿Qué somos sino una fluctuación mínima dentro de un átomo solar vibrando en una célula galáctica de un cluster de un ser universal?
Somos mini-dioses incrustados dentro de un gran cuerpo intergaláctico.
Somos egocentristas hiperbólicos, lo que no sabemos es en que parte de Dios estamos… los más poéticos pensarán que somos parte del corazón o el cerebro de Dios, pero ¿no podríamos estar dentro del intestino de Dios? o ¿dentro de una célula cancerígena destinada a aniquilar al Dios universal?
Ya el DEUS bíblico se hizo una vez hidroterapia con el diluvio universal, pero sobrevivimos.
Feliz Semana Santa.