Mediados de la década de 1980. Se encuentran en pleno desarrollo muchos eventos cuyas consecuencias se harían sentir casi a finales de esa misma década. En 1984 se estrena en los EEUU la película «Moscow on the Hudson» (titulada en español «Moscú en Nueva York» y «Un ruso en Nueva York»), que cuenta la historia de un músico soviético que deserta en los EEUU. En Venezuela, como no la ví en el cine, debo haberla visto por TV alrededor de 1988. Ya desde 1985 sabía algo sobre la «Guerra Fría» y la URSS (y seguía con atención la Perestroika). Por lo tanto, la película solo me mostraba como historia de ficción un tema que ya conocía. Sin embargo no dejó de impactarme. Se me quedó grabada la escena moscovita que pueden ver a continuación (los diálogos están mas abajo):
-¿Papel toilet?
-Zapatos, creo.
-Deben ser checos o polacos a juzgar por la fila.
-No lo sé.
(Dentro de la tienda: )
-¿Talla?
-Cuarenta y cinco.
-No quedan de talla cuarenta y cinco.
-Cuarenta y cuatro o cuarenta y seis pueden servir.
-Solo tenemos talla treinta y ocho.
-Deme tres pares.
-Solo se permiten dos por cliente.
-Entonces deme dos pares talla treinta y ocho.
Era una situación casi surrealista. Porque una cosa es saber que se vivía con escasez casi crónica y otra saber cómo se vivía con esa situación. Primero, el protagonista se olvida de todo lo que iba a hacer y se mete en una cola que ignora para qué producto se está haciendo. Luego, cuando llega su turno, compra el producto aunque no sea de su talla (o de la talla que estaba buscando), y, por último, se lleva mas de uno.
En esa época era una situación tan, tan ajena. Quién diría que 30 años después andaría yo caminando por las calles fijándome en las bolsas de supermercado que carga la gente, o preguntando «¿para comprar qué es esta cola?», o preguntando en el local «¿cuántas unidades puedo llevar?», o comprando cosas que se que no voy a usar pero que mi familiar/vecino/amigo/compañero de trabajo sí, y que él hará lo mismo con algo que yo pueda necesitar.