Se que una crónica debe ser basada en hechos reales, pero me atrevo a usar este espacio para darle vida a una crónica narrada por un personaje ficticio.
Ya van pasadas las diez de la noche y ya empiezo mi turno, después de beber la décima taza de café y fumarme el último cigarrillo de mi tercera caja comienzo a preparar todo para salir de cacería. La ciudad está sucia, aquellos que deberían encargarse de hacer cumplir la ley y el orden solo pulen sus placas las cuales llevan con orgullo, mientras la mafia les lava las manos con billetes para que ellos inocentemente miren a otro lado, mientras que mi pistola es mi placa y las balas mis esposas. Subo a mi carro un camaro del 2011, lo pinte de negro pues es un color el cual conviene usar si trabajas de noche, ya después de encender el motor estoy listo para entrar en la boca del lobo. Esta noche atraparé a William Thompson un drogadicto que en una de sus “notas” le pareció divertido violar a una joven de 16 años, esto apareció en todos los periódicos y noticieros de la mañana.
Como Thompson es sobrino de uno de los grandes capos de la cuidad este le inyecto dinero a las autoridades para que el caso quedara como un “ajuste de cuentas”, los padres de la chica decidieron dejar la cuidad, algo que hoy en día solo pueden hacerlo quienes tienen suficientes recursos para ello, los que no pueden se ven obligados a quedarse estancados en esta Sodoma y Gomorra moderna.
Me dirijo hacia Laguna Hill una de las tres zonas más ricas en la ciudad, personalmente me asquea saber cómo los más ricos son los seres más repugnantes de la metrópolis. Todo su dinero se va en lo mismo, negocios con drogas, prostitutas y sobornar a los de azul. La filantropía hace rato desapareció de la cuidad a la mafia no le conviene que algún niño de cuna dorada este por ahí haciendo eventos para ayudar a los necesitados, por desgracia para ellos la forma en la que yo ayudo a la ciudad es con una bala en el pecho de la escoria. Ya estoy cerca entrar a casa de William no será difícil, hoy es quincena lo que quiere decir que debe estar haciendo una gran fiesta en su mansión, para que él sus amigos gasten el los sucios hábitos de siempre. Para esas fiestas la única invitación que debes llevar es tu imagen, debes llegar de la manera más glamorosa posible, otra ventaja que puedo aprovechar de mi vehículo. Ahora que me encuentro frente a la entrada apago el motor, el vigilante está demasiado borracho como para notar mi presencia Ya dentro de la propiedad veo a los invitados todos como muñecos de plástico uno más falso que otro, son una comunidad cerrada en la que mientras más llames la atención con baratijas extravagantes serás bienvenido, el lugar apesta se ha mezclado el olor de caros perfumes franceses con el de la drogas y el vómito de algunos que ya han bebido demasiado alcohol, la música está muy alta eso es bueno, así nadie escuchara los gritos de William pidiendo que perdone su miserable vida, también esta oscuro puedo ver a duras penas gracias a los flashes de los teléfonos celulares que brillan cuando alguien se toma una foto y gracias a las luces estroboscópicas que están en la pista de baile.
No veo a la rata de Thompson por ningún lado lo que me lleva a pensar que debe estar en su habitación con alguna mujer de la fiesta, subo al segundo piso hay demasiadas puertas pero ¿Cuál será la que me interesa?, al abrir la primera a mi derecha sorprendo a un par de chicas muy drogadas como para darse cuenta de lo que hacen, no representan una amenaza así que yo no seré quien las castigue ese es trabajo de las drogas. Sigo revisando y en cada puerta que abro veo lo mismo personas drogadas teniendo relaciones como animales, aunque los animales por lo menos hacen algo productivo para su especie. Veo al final del pasillo una gran puerta blanca con detalles tallados en la madera, seguro está allí. La abro de golpe y lo veo, el mal nacido estaba en una gran cama con tres mujeres, saco mi arma y veo como su cara poco a poco va perdiendo el color, seguro sabe porque estoy aquí y lo que le espera. -¡No por favor!, ¡no lo hagas!- me dice mientras las lágrimas empiezan a correr por sus mejillas. Él y yo sabemos que esta noche soy el juez así que si decir nada aprieto el gatillo, la bala atraviesa su cráneo, el grito de las mujeres que se encontraban en la cama se vio opacado por el sonido del disparo, y así de la forma más natural posible me retiro. En la fiesta todo sigue igual , las personas plásticas siguen disfrutando de su noche de excesos, seguramente la mitad de esa gente ni sabía de quien era la fiesta, subo a mi carro y regreso a mi departamento esa infernal música me produjo dolor de cabeza además ya corrió la sangre de un criminal, eso será suficiente por esta noche. Sé que no soy un héroe, las medallas son para los soldados dejemos que los niños crean que las personas como Super Man son los únicos que mantienen el orden en las ciudades donde reina el caos, yo soy un vigilante, el encargado de sacar la basura sin recibir nada a cambio, mi lucha está lejos de terminar los mafiosos saben que cada vez que salgo uno de ellos cerrará los ojos eso me permite dormir, por lo menos una noche.