Creo que debería haber una normativa en contra de la publicidad engañosa.
Mi madre tiene una billetera metalica de esas que salen en TV, en esos comerciales de «¡¡Llame ahora mismo al teléfono que ve en pantalla!!», que me regalaron y se la di a ella. Según el comercial es la maravilla de las maravillas, no comprarla sería una tontería, tan maravillosa es que le pasa la rueda de un carro por encima y no le pasa nada. A mi madre se le cayó como a un metro de distancia y hora no le cierra.
Cuando me quedo un rato viendo TV, que son raras las veces, me sorprendo de la gran cantidad de productos «maravillosos» que ofrecen: pastillas y fajas calóricas que te hacen rebajar, aparatos que en dos meses te hacen sacar los cuadritos en la panza, mangueras mágicas, un aparato que le pones los pies encima y hace ejercicios por ti, y unas cuantas decenas más de artilugios fantásticos, que te provoca tener un límite bien alto en la tarjeta de credito para tener todos esos aparatos… arrumados en el cuarto de aparatos arrumados.
Una buena campaña publicitaria sería que advirtiera de la publicidad engañosa, de advertir que no es cierto que con esas pastillas o esa faja se rebaja, que no es cierto que sacarás cuadritos en la panza en dos meses con ese aparato, si acaso en ocho meses o un año, y eso depende de tus condiciones físicas, de tu edad, de cuánto empeño le pongas, de qué comes… que esas fotos de «Antes y Después» son retocadas con photoshop, que no es cierto ningún aparato hará ejercicios por ti, y que, al fin de cuentas, no necesitas ninguno de esos artilugios que venden por TV, que saliendo a trotar o caminar, que haciendo unos cuantos abdominales dos o tres veces por semana, que comiendo sano y moderado, es más que suficiente. Pero al parecer no es negocio para nadie hacer una campaña de ese estilo.