A quién quieren engañar

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3-Brogurt

Creo que debería haber una normativa en contra de la publicidad engañosa.

Mi madre tiene una billetera metalica de esas que salen en TV, en esos comerciales de «¡¡Llame ahora mismo al teléfono que ve en pantalla!!», que me regalaron y se la di a ella. Según el comercial es la maravilla de las maravillas, no comprarla sería una tontería, tan maravillosa es que le pasa la rueda de un carro por encima y no le pasa nada. A mi madre se le cayó como a un metro de distancia y hora no le cierra.

Cuando me quedo un rato viendo TV, que son raras las veces, me sorprendo de la gran cantidad de productos «maravillosos» que ofrecen: pastillas y fajas calóricas que te hacen rebajar, aparatos que en dos meses te hacen sacar los cuadritos en la panza, mangueras mágicas, un aparato que le pones los pies encima y hace ejercicios por ti, y unas cuantas decenas más de artilugios fantásticos, que te provoca tener un límite bien alto en la tarjeta de credito para tener todos esos aparatos… arrumados en el cuarto de aparatos arrumados.

Una buena campaña publicitaria sería que advirtiera de la publicidad engañosa, de advertir que no es cierto que con esas pastillas o esa faja se rebaja, que no es cierto que sacarás cuadritos en la panza en dos meses con ese aparato, si acaso en ocho meses o un año, y eso depende de tus condiciones físicas, de tu edad, de cuánto empeño le pongas, de qué comes… que esas fotos de «Antes y Después» son retocadas con photoshop, que no es cierto ningún aparato hará ejercicios por ti, y que, al fin de cuentas, no necesitas ninguno de esos artilugios que venden por TV, que saliendo a trotar o caminar, que haciendo unos cuantos abdominales dos o tres veces por semana, que comiendo sano y moderado, es más que suficiente. Pero al parecer no es negocio para nadie hacer una campaña de ese estilo.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

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