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Imaginátelo sin imágenes

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– Pero entonces ¿cómo era el mundo antes de que los animales pudiesen hablar?

– No sé, esa época de la humanidad la consideramos oscura y esa información se bloqueó, la gente no quiso recordarla más. Sabemos que una vaca en Holanda dijo “no me mates”; el fenómeno se volvió mediático y a partir de ahí hubo otro swing y otro todo con los animales. Me imagino que los tiatia habrán ayudado enormemente, al permitirle a la gente leer emociones y cómo éstas fluyen a través de los cuerpos.

– Ush, imagínate ¡qué complique el mundo sin los tiatia!, ¡qué retrogradez tan grande! Siempre me pareció raro que la vaca haya hablado en inglés en vez de hacerlo en holandés; pero bueno, es lógico ¿no?, es como decir que los o.v.n.i. iban a saber inglés – en lugar de otro idioma – y aparecer primero en Estados Unidos porque todos los indicios nos dicen eso. De balls pana, la vida no es lógica, sino los chimpancés hubiesen sido los primeros en hablar, no las vacas.

Una voz silente, una voz sin raya en frente, te va a contar cómo fue la verdadera historia. Hubo en Holanda un sordo-mudo tan arrecho que podía reconocer acentos cuando leía los labios de la gente, podía diferenciar el acento belga del holandés, además de los tonos por regiones y ¡hasta puebluchos! El señor cuidaba vacas y su pasión por ellas era tanta que decidió hacerlas hablar. Con una paciencia que trasciende los límites del entendimiento, un cuidadoso estudio sobre el hablar de los loros e innumerables masajes en las gargantas vacunas les enseñó a decir “don´t kill me”. Las vacas aprendieron esta frase, la cual escuchaban en un video, sin comprender su significado. El fenómeno se volvió masivo y sí, podemos echarle la culpa al internet por ello. ¿Cómo vas a matar a un animal que reconoce el valor de su vida y quiere defenderse? Lo irónico es que fueron los chimpancés los que de verdad habían comenzado a hablar, pero las vacas se llevaron la fama. Ellas son como un cuento chimbo que obtuvo mayor cantidad de votos en un concurso, y los chimpancés son como un cuento bueno buenísimo pero que fue leído por tres pelagatos. ¿Total? ¡Qué importa!, el mundo todo todito cambió, aunque ya ni nos recordemos cómo fue alguna vez.

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