I
¿Te sabes la historia?
panfletonegro empezó como un Webzine en 1999. El propósito original era reunir trabajos de artistas iberoamericanos en un espacio libre donde se publicase lo que otros sitios rechazaban o ignoraban. panfletonegro nació siendo un sitio contestatario y anarquista, “Libertad absoluta fue nuestra línea editorial, que nos amaran y odiaran por eso, nuestro alimento”. Con la ayuda y entusiasmo de varios colaboradores, panfletonegro se convirtió en una revista digital mensual que publicó 83 números. (Aquí tienes el primer número y puedes ver cómo lucía el panfleto back in the day).
En 2006 nació el panfletonegro que conoces hoy. La rápida evolución tecnológica permitió que se pudiesen crear blogs colectivos. El software permitía independencia total, y entonces sí, panfletonegro pudo ser un sitio 100% anárquico y participativo, sin editor ni censura. Digamos que Daniel Pratt, fundador y ex editor de la página, no quiso matar al bebé de Rosemary y lo entregó en adopción a la internet.
Y eso hay que recordarlo cada tanto, cuando viene alguien a reclamarle a un tal “Señor panfletonegro” que permite tal o cuál cosa. No existe un “Señor panfletonegro”.
Este es un sitio para los que no tienen sitio para publicar, este es un sitio para que tu trabajo alcance a una mayor audiencia, este es un sitio para presentar tu obra por primera vez y para que te acostumbres a que cualquier cosa que hagas, siempre será juzgada positiva o negativamente cuando decides sacarla de la zona de confort de tu disco duro.
panfletonegro es un gimnasio para que te ejercites o una terapia de gritos o un bar para que te tomes unas cervezas y hables guevonadas. Lo que te plazca. Pero eso sí, que cada quien sea responsable de lo que dice y atienda su taguara.
panfletonegro es no solo sus autores habituales y eventuales, también es sus comentaristas (algunos de ellos brillantes), es sus lurkers, sus haters, sus jodedores y sus troles. Lo que pudo ser un desmadre épico, no lo es tanto por una razón: panfletonegro es una comunidad, una comunidad que se autorregula a su manera.
Los miembros de la comunidad se identifican con la filosofía de la página, y cuando alguien viene y quebranta esos principios o trata de aprovecharse de la plataforma, alguno sale por ahí y lo denuncia, lo somete a juicio frente la comunidad. Es una reacción espontánea y ha protegido al panfleto desde que se convirtió en un sitio libre para publicar.
En panfletonegro los autores más leídos, y quienes han construido una reputación dentro de la comunidad, tienen en común: constancia en el ritmo de publicación y respuesta a los comentarios que les dejan en sus respectivos posts.
Son prácticas que generan respeto. Varios autores habituales de la página tienen años escribiendo en ella, algunos más de 5 años, algunos vienen de los tiempos de la revista. Así que si quieres que te lean más, ese es el mejor consejo que te puedo dar: constancia y respuesta. Y por supuesto, compartir en las redes sociales.
II
En 1999 no era descabellado lanzar una revista digital para publicar poesía, literatura, reseñas de libros, películas y conciertos, crítica, fotografía, y cualquier cosa que pudiese soportar la red, en realidad. No me lo van a creer, pero hubo un tiempo en que Venezuela no estaba tan brutalmente polarizada como lo está ahora, un tiempo donde la política no había secuestrado todos los pensamientos y las creaciones. Por eso podías proponer un sitio para que ocurriese la poesía y no sonar como un loco.
Pero ya todos sabemos lo que pasó a partir del 2000 y la llegada del chavismo (en Venezuela). Y a panfletonegro también se lo tragó el hueco negro de la polarización totalitaria. Nadie podía predecirlo. Por eso la poesía, la literatura y la fotografía fueron desplazadas por la crítica y el análisis político. Y está bien, no hay nada que hacer, es el signo de los tiempos.
(Aunque la poesía se asoma por ahí de vez en cuando, no nos abandona)
15 años después, cuando la dictadura chavista cierra medios, compra y destruye los últimos reductos de libertad de expresión, ahoga hasta la asfixia, panfletonegro se convierte en algo que nunca estuvo en la cabeza de nadie en 1999: un refugio de parias y desplazados que necesitan comunicarse con el exterior.
Y creo que eso será panfletonegro en el futuro inmediato: un desahogo de emergencia impuesto por la intensificación de la represión; hasta que a un brillante puerco parado en dos patas se le ocurra tumbar la internet. Aunque, por supuesto, la denuncia, la crítica y la producción artística no se solapan entre sí, todo puede ocurrir paralelamente en el caos de las crisis coyunturales.
Así que escribe, toma fotos, haz cine, comics, calidoscopios, que algo queda.
15 años han pasado (aunque los años en internet se cuentan como los años de los perros) y panfletonegro se mantiene en línea gracias a un grupo de gente que decidió llenar el vacío con contenido. Todo muy irregular, malo o brillante. Posts virales, posts ignorados, post olvidados, post que van y vienen sin un orden aparente. Una Hidra de Lerna a la que una mano misteriosa le corta la cabeza por el puro placer de joder.
panfletonegro se ha ganado una fama de infante terrible y de criticones de oficios que a mi me parece exagerada (lo que pasa es que el venezolano tiene un problema grave con la crítica).
Al filósofo venezolano Jonuel Brigue lo que más le maravilla en el mundo, es que en lugar de nada, hay algo. Nosotros apostamos por ese algo, y ese algo lo aportan tú. Aquí está el espacio, agárralo, aprovéchalo, tumba la casa.
Yo no pertenezco a la generación fundadora de panfletonegro, fui de las últimas en llegar, en 2009. Varios miembros de esa generación fundadora son ahora mis amigos. Yo soy el pez pequeño que decidió saltar a la pecera grande y ellos me enseñaron varios trucos del oficio, ejercitar la coherencia intelectual y sortear las trampas del ego y los mundillos artificiales.
Ya nosotros estamos en la recta de los treinta a los cuarenta años (y cincuenta ;)) y nuestras vidas están cambiando, también nuestros ritmos de publicación. Estamos ansiosos esperando a ver si llega una nueva generación que nos haga lucir como doñas almidonadas.
Ven y publica lo quieras, y si tienes tiempo, echa gasolina y tira un cigarro encendido en la paja seca.
En el fondo nos encanta.
El panfleto es ya un adolescente, y la fama no se saca de una caja de cereal, se gana a pulso.
So let’s set the world on fire