La detención en Aruba de Hugo Carvajal (representante consular de Venezuela y director general de Contrainteligencia Militar) generó un asombroso efecto dominó: todo el alto mando político venezolano se abocó, como hambrientos sobre carroña, bajo la irrefrenable intención de liberarlo.
Así fue, el 27 de julio, cuando el gobierno de los Países Bajos admitió que Carvajal sí poseía inmunidad diplomática. Sin embargo, durante 7 meses Aruba le negó la concesión del exequátur, que no es más que el reconocimiento por parte del Estado receptor hacia el enviado diplomático.
Pero el 23 de julio el mismo gobierno neerlandés había aseverado que el diplomático venezolano no gozaba de dicho beneficio.
Hasta este punto mal pero no preocupante. No es sino hasta que el Fiscal General de Aruba, Peter Blanken, suelta la perla: el gobierno venezolano presionó con presencia militar cerca de las costas antillanas con 5 buques. Los arubeños temieron lo peor; una invasión.
Asimismo lo confirmó, palabras más palabras menos, el portavoz del primer ministro de Aruba, Marko Espinoza, quien se empeñó en el énfasis de que las maniobras militares no causaron acción concreta alguna, pero admitió con toda entereza que todas las alertas se dispararon cuando se percató de la presencia militar. Instantes después de haberlas activado Carvajal fue liberado.
El trajín de emails, llamadas telefónicas y conferencias entre la colonia neerlandesa y el reino de los Países Bajos seguramente fue de infarto para sacarse de encima tamaña situación comprometedora.
Adicionalmente, el corresponsal holandés en México, Edwin Timmer, lo reseñó en el diario europeo The Telegraph. Pero más allá de eso, la atención mediática en el viejo mundo fue imperceptible.
No obstante, la espiral escabrosa sigue descendiendo: hay una, oficialmente al menos, misión militar norteamericana en Aruba, la Reina Beatriz.
Lo que suelta una nube de incertidumbre al aire rodeada de esta premisa: el reino de los Países Bajos y su colonia, Aruba, se le plantó de frente al gobierno de los Estados Unidos a favor de Venezuela y su apremiante, intimidante y alarmante petición de soltar al “Pollo” Carvajal. Esa nube tiene como núcleo una simple pregunta: ¿Por qué?