Intentamos darle coherencia a la abrumadora complejidad de la realidad creando conceptos, categorías y modelos. Nuestras estructuras teóricas funcionan como moldes que nos permiten aprehender y explicar los fenómenos de la vida.
El resultado, casi siempre, es una reducción, un discurso que desarrolla hipótesis y estereotipos, clichés y lugares comunes sobre la naturaleza de la condición humana. Las palabras, condicionadas por las limitaciones inherentes del lenguaje, no logran captar la totalidad de las cosas. Conceptualizar es dividir, separar, es percibir parcialidades. Es algo, pero nunca todo. Es por esto que la música, el cine y otras expresiones que no dependen exclusivamente del lenguaje son más apropiadas para captar y representar los matices, las paradojas y lo inefable.
«Los generales caníbales de Liberia», documental producido por VICE, es el registro audiovisual más demencial, surrealista y humano que he visto desde «The Act of Killing». Una exposición brutal de nuestras contradicciones más profundas, de ese núcleo abismal y turbulento que trasciende las palabras, en algún lugar incómodo y remoto más allá del bien y el mal, del nihilismo y la esperanza.