El horror y la locura dejan al descubierto los límites de la razón. Cuando intentamos dar cuenta de los eventos más extremos y devastadores de nuestra historia con argumentos y conceptos, descubrimos que lo esencial se pierde en ese espacio que existe entre la realidad y la lógica que pretende explicarla. Porque el horror es el dominio de lo inefable y de lo paradójico, es el lado oscuro de nuestra libertad.
Para Kurt Vonnegut el horror era la guerra. Tres de sus mejores obras, «Cuna de Gato», «Matadero 5» y «Madre Noche», nacen de sus vivencias durante la Segunda Guerra Mundial como soldado del regimiento de infantería 423 y sobreviviente del bombardeo de Dresde en febrero de 1945. Desde entonces ensayó distintas maneras de expresar algo fundamental acerca de la condición humana, «algo que sólo es revelado a quienes se han acercado demasiado al abismo, a quienes han conocido el mal que ingresa al mundo a través del libre albedrío.
En «Cuna de Gato», el núcleo de la historia es el Dr. Félix Hoenikker, un físico ganador del premio Nobel, considerado una de las mentes más brillantes del siglo XX, que es incapaz de relacionarse con otros seres humanos. Sentimientos como el amor y la compasión, a pesar de ser un esposo y padre de tres hijos, son ajenos y desconocidos para él, sus días transcurren entre el desasimiento y la obsesión con el descubrimiento de la realidad, más allá de cualquier juicio moral. En el proceso, sus ideas son utilizadas para construir artefactos apocalípticos como la bomba atómica y el Hielo Nueve.
Billy Pilgrim, el «héroe» de «Matadero Cinco», es un personaje definido por sus circunstancias. Billy viaja constantemente a través del tiempo. No sabe cómo ni por qué. Simplemente es transportado espacio-temporalmente hacia distintos momentos del pasado y el futuro. No comprende el proceso que hace esto posible, pero en sus viajes ha sido contactado por una raza alienígena muy avanzada que le revela algo más importante: El tiempo no existe, la vida no se divide en pasado, presente y futuro. La realidad en su totalidad es una recolección de instantes que contemplados en conjunto y simultáneamente, despiertan en el observador determinadas emociones. No hay por qué y no existe el libre albedrío. Para estos seres todo lo que fue, es y será aparece frente a ellos como estrellas en el firmamento. Las preguntas son irrelevantes porque, como le explican a Billy, los momentos están estructurados de esa manera, del mismo modo en que un insecto permanece suspendido por millones de años en una gota de ámbar. Quizás se trate de una especie de determinismo universal que opera a través del azar o de los designios de un creador que juega con nosotros, pero son meras especulaciones. Los alienígenas no tienen la respuesta y a Billy tampoco le preocupa demasiado, intuye que tal vez no sea lo más importante. Simplemente toma la realidad y los hechos como le son presentados y acepta su lugar como una partícula insignificante en un Universo vasto y misterioso que no le ofrece muchas respuestas, al menos por ahora. Dresde, que después del bombardeo es descrita por el narrador como una réplica de la superficie lunar, es un apenas un fragmento perdido en la inmensidad del Cosmos.
En «Madre Noche», Howard W. Campbell, un escritor exiliado en Alemania acepta una propuesta para convertirse en agente secreto de los Estados Unidos al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Su misión es convencer al Tercer Reich de que es un nazi furibundo con el talento para encarnar la voz de la propaganda aria en contra de lo judíos. Desde su espacio, deberá transmitir información codificada por medio de un método que nunca le es explicado. Nuevamente, el «héroe» es la marioneta de un poder superior que transforma su vida, y la de todos a su alrededor, en un absurdo tragicómico. Como reza la dedicatoria del libro, Howard W. Campbell es «un hombre que sirvió a la causa del mal demasiado abiertamente y a la del bien demasiado en secreto, el crimen de su época».
Con ironía y humor corrosivo, Vonnegut va diseccionando el corazón humano, exponiendo una complejidad ambigua en la que el bien y el mal, la verdad y la mentira no son conceptos definidos o fijados. Somos padres, amigos, hijos, vecinos y amantes capaces de lo mejor y lo peor en las circunstancias adecuadas. Uno de los hechos más desconcertantes que debemos enfrentar es que detrás del horror hay personas y no monstruos como nos gustaría creer.