Creer en la “Nada”, que es lo opuesto al (o a el) “Todo”, es una de las grandes cosas de las que alguien, en este caso un católico, convenció al siguiente católico, y para que ello sucediera, ese primer católico se convenció así mismo primero de que existía la “Nada”, aunque consciente de que ya existía el “Todo” entonces llamó a la “Nada” Dios, interesante hasta este punto, notar algo curioso por efectos de la lengua, la cual es una herramienta muy poderosa dicho sea de paso, y es que la “Nada” es femenina y el “Todo” es masculino, sin embargo, al llamar a la “Nada” Dios y no Diosa, se le confiere el género masculino; entonces, si decimos que Dios, que en realidad sería Diosa, es igual a la Nada, podemos decir que la vida se generó de la Nada, o sea de una Diosa, o en palabras más terrenales, de una mujer y una mujer es un ente de la naturaleza, con lo que podríamos llegar a hablar de la Diosa naturaleza.
Existen teorías que indican que Jesucristo fue un hombre simple y no “el” hijo de “Dios”, y que María Magdalena fue su esposa, y que incluso de esa relación hubo el fruto de al menos una hija y que el Caliz Sagrado o Santo Grial (notando aquí que a pesar de ser la copa, de género femenino, se le ha reconvertido en el Caliz o el Santo, ambos de género masculino) que defendían y resguardaban unos supuestos Templarios y antes de ellos los Cátaros y después los Rosacruces, no fue el Caliz Sagrado una copa sino los restos de María Magdalena, todo esto se expone de manera magistral en el libro “El Código Da Vinci” del autor norteamericano Dan Brown, que fuera versionada en un par de películas, una del mismo nombre “El Código Da Vinci” y otra posterior llamada “Ángeles y Demonios”, también hay una tercera novela que al parecer completa una trilogía llamada “El símbolo perdido” pero que aún no se ha logrado convertir a película.
Entonces, siguiendo esta teoría, la Nada es algo que nunca hemos visto y que probablemente nunca podamos ver pero es algo de lo que nos han convencido que existe, si estuviéramos en presencia de la Nada dejaría de ser en forma inmediata la Nada porque ya estaría nuestra presencia, si cambiamos la Nada por nuestra presencia, únicamente nuestra presencia, esto sería el Todo y si asumiéramos que esa presencia nuestra que eliminó o sustituyó a la Nada para convertirla en un Todo es una presencia femenina, entonces esto nos lleva a decir que esa presencia femenina o esa mujer es el surgimiento del origen de la vida, es en otras palabras una Diosa que surge a su vez de la nada y ella pasa a ser toda poderosa porque a partir de ella surge todo.
Lo cual nos lleva a pensar que de la nada surgió un ente ya complejo, decimos aquí que pudo ser una mujer, esa mujer era humana y los seres humanos tenemos la propiedad de ser finitos, es decir, contrario a lo infinito, ella surgió originado la vida, estuvo y generó más vida, no necesariamente en forma humana compleja, quizá en una forma menos compleja, digamos que luego de morir su descomposición generó una nueva forma de vida y a partir de allí se empezó a generar todo, en otro momento de esa generación de vida, surgió de nuevo el ser humano, en este punto pudo ser un hombre, como lo dice el catolicismo, aunque nos resultaría más lógico pensar que fue otra mujer en esta oportunidad ya preñada o quizá preñada por obra y gracia del Espíritu Santo, la cual parió un varón, su hijo, el primer hijo, e imaginemos que este varón a su vez venía preñado y parió una mujer, pero ya este varón no podría volver a estar preñado nunca más, como esas cosas que ocurren una sola vez, como cuando exprimimos una naranja extrayendo su jugo y ya luego no queda ni surge más jugo de ella, a cambio, los varones tendrían la facultad de generar un liquido que pudiendo ser inyectado en la mujer podría ella generar más vida en forma humana y ellos serían sus hijos, de allí la descendencia, la familia, los lazos ascendentes y descendentes, mientras que aquel varón preñado que parió una mujer pudo él inyectarle a ella su liquido y pudo llamarla a ella su esposa, su mujer, su compañera, su pareja, es posible que ella haya tenido de ese embarazo un varón y una hembra, sus hijos, esta vez de ella y de él, es posible que entre ellos cuatro hayan seguido reproduciéndose, como es posible que el hijo varón haya nacido también preñado y dando a luz una mujer pudo tener también su compañera, como hemos oído la versión de que la mujer salió de la costilla del hombre, así sucesivamente pero solo por 12 generaciones, en este punto los varones dejaron de nacer preñados y es cuando el hijo, aquel primer hijo, de aquella segunda mujer surgida aquí en mi teoría fantasiosa del origen de la vida, inyecta su liquido en la hija nacida de la pareja de una doceava generación, donde esa niña sería en teoría su tataratataratataratataratataratataratataratataratataratatara nieta, suponiendo posible que las hembras pudieran haber quedado embarazadas a los 6 años de edad y que los varones pudieran haber sido fértiles hasta los 99 años de edad en esas 11 primeras generaciones de la historia de la humanidad que pudiéramos ubicarlas en cualquier momento de la historia de la vida.
Hasta aquí mi teoría del origen de la vida resulta posible, otra cosa sería creíble y probable y otra más ardua aún tratar de convencer de que así haya sido, pero volviendo al origen, no de la vida sino del escrito, hablamos de que convencer es un punto clave, así como el catolicismo nos ha convencido de la existencia de Dios, así como los científicos nos han convencido de que la ciencia es la madre de todas las respuestas del universo, la galaxia, la vía láctea y la vida, así como los publicistas tratan de convencernos de que su producto es la mejor opción posible y así como los políticos buscan convencernos de que sus gobiernos son lo que más nos conviene, nos beneficia y necesitamos en nuestra existencia, la cosa es convencer, una vez que convencemos podríamos decir que el 90% del trabajo está hecho, cuando un católico nos pregunta si creemos en “Dios” ellos esperan una de las dos respuestas más probables “Si” o “No” que serían iguales a “Convencido” y “Por Convencer”, respectivamente, al convencido habrá que afianzarle ese convencimiento hasta llegar a convertirlo en convicción, una vez que se llega a la convicción es el punto en que ese convencido pasa a ser un católico más, por otro lado, al que se está por convencer hay que dedicarle más tiempo, el que éste no crea en Dios quiere decir quizá que no ha habido nadie lo suficientemente interesado en convencerlo de eso, pero habiendo tantos convencidos la tarea debería ser más fácil.
Luego vendrían respuestas y posturas más complicadas, rebeldes y peligrosas que suponen más trabajo para convencer, respuestas como “Es probable” “Es posible” “Puede ser” o “Depende”, ya que estas respuestas denotan un mayor grado de reflexión, de duda, de conocimiento, de tela de juicio y en general un grado de desacuerdo acompañado de argumentaciones, posturas y creencias contrarias a lo preestablecido y aceptado de manera convencional, en este caso entra en un juego peligroso aquel que se resiste a ser convencido, pues pasa a pensar contrario a todos los que ya han sido convencidos, y pudiera generar en estos últimos, grados de reflexión, duda, conocimiento, tela de juicio y desconvencimiento, y esto por supuesto, va contrario a los propósitos que tiene quien se da a la tarea de convencer.
Yo creo en un árbol porque lo veo, pero también creo en el pensamiento porque lo genero, yo no creo en lo que desconozco o no sé que existe, creo en la Nada a pesar de que quizá nunca llegue a verla, como hay gente que cree en Dios a pesar de no haberlo visto jamás, pero a veces el hecho de pensar en algo posible sumado al convencimiento nos basta para creer, las ciencias y el pragmatismo son quizá un poco más severas con lo que buscan probar y de lo que buscan convencer, y aún así existe mucha gente convencida de que el pragmatismo es uno de los mejores métodos y de que las ciencias tienen las respuestas de todo, pero a veces las respuestas están en sitios y personas inesperados, aunque el mismo hecho de la muerte, nos dice que probablemente no lleguemos a tener todas las respuestas en un mismo tiempo y espacio, yo puedo llegar a creer que dentro del Todo puede estar la Nada y que dentro de la Nada puede generarse el Todo, para explicarlo gráficamente es como imaginar que la galaxia es un gran espacio pixelado, como la obra “Don Miguel pixelado” de Sergio Córdova, donde el cuadro azul fue en un momento la Nada y dentro de él el retrato de Don Miguel es el Todo, a su vez cada micro cuadro contiene Nada y Todo y cada uno de esos micro cuadros o pixeles a su vez pueden ser tan pequeños como ni siquiera logramos llegar a ver o tan grandes como imaginemos que puedan ser, y dentro de todo ese espacio, en algún minúsculo o inmenso pixel estamos contenidos nosotros con todo y lo que somos y lo que creemos y a su vez con nada de lo que somos o creemos ser.
La próxima vez que te pregunten si crees en Dios o en el origen de la vida, piensa en la Nada. A ver qué tal.