A una semana de la incautación en un buque en Puerto Cabello con 10 millones de dólares, que misteriosamente terminaron siendo 4, el descaro y el vandalismo como política de Estado dejó de sorprender hace tanto que ya nadie se ocupa de disimularlo.
No obstante, los últimos días de 2014 han dado mucho de qué hablar.
Tres preguntas, camaradas:
¿De qué quedará aislado Estados Unidos al sancionar a los funcionarios del gobierno venezolano?
¿Por qué un chavista, revolucionario, anti imperialista, tiene visa americana?
¿Por qué no queman los dólares?
Nunca creí que fuese capaz de citar a Nicolás Maduro, pero sus palabras vayan por delante:
“A veces me dan ganas de romper relaciones con Estados Unidos”.
Sí, a veces. Luego se le pasa.