Amor con hambre no dura, dice el dicho y así se está viendo, la escasez es de proporciones incontenibles. La misma carencia de artículos de la cesta básica y otros bienes de primera necesidad que se ha venido sintiendo en el interior del país por un tiempo, está llegando a Caracas. Las colas de gentes de toda clase social, procedencia y tendencia, frente a cuanto supermercado, negocio o tarantín existe, son inhumanas. La excusa siguen siendo los revendedores y acaparadores, pero está claro, con solo echar una mirada a las colas que se ven en todas partes, que es el pueblo de a pie, la clase media trabajadora, la clase obrera y hasta los chavistas los que llevan horas de pie, consumiéndose bajo el sol a las afueras de cada comercio, mantenidos por la esperanza de poder COMPRAR ALGO, cualquiera que esto sea, porque ya a estas alturas, la gente compra simplemente lo que se pueda.
Cabe destacar que la base chavista TAMBIEN está haciendo cola con la misma desesperanza, incertidumbre y arrechera, porque el MERCAL y Bicentenario ya no son una alternativa. La escasez ha llegado hasta a los mercados populares de un gobierno que ante la baja contundente del petróleo se ha quedado sin plata para mantener su línea populista y sus subsecuentes subsidios.
En el interior ya esta olla de presión está por explotar. Mientras escribo estas líneas se reportan saqueos en Cumaná, Maturín y algunos sectores de Portuguesa. El resto del país haciendo colas interminables desde la madrugada. Es evidente que ya la escasez no se puede contener, está empezando a llegar a Caracas y la crisis que esta conlleva se espera que reviente por el eje Guatire-Guarenas, donde se gestó el Caracazo en 1989.
La gravedad del asunto va más allá de las carencias y vicisitudes que genera la escasez. El verdadero horror está en que, una vez que proliferen, los saqueos no tardarán mucho en dar cuenta de lo poquito que hay. Una vez blanqueados los pocos comercios que aún tienen algo de mercancía, la gente inmersa en tanto odio y tanta división que ha sido sembrada y cultivada por el chavismo, no se dirigirán más a las tiendas ni comercios, sino vendrán por nuestras casas. Y cuando no digo “nuestras casas” no me refiero a un sector de la sociedad al que yo pertenezca o no, me refiero en cambio, a las casas de todos. No hay forma de saber quién tiene algo de comida o bienes guardados o no, así que todo el mundo será un target.
Ante la gravedad de esta hora aciaga es necesario hacer un llamado dirigido a todos los sectores; al pueblo, aunque suene a burla, para que tenga paciencia y por sobretodo trate de hacer prevalecer la cordura aunque, vista la situación desesperada en la que nos hemos sumido de la mano de esta gobierno malandro, este sea un llamado difícil de pedir y mucho más cuesta arriba de atender.
Así mismo, cabe hacer un llamado fuerte y claro a la llamada oposición y a todos los actores civiles, políticos y hasta a la gente de los medios que se presta como voceros de ciertas “alianzas” y “grupos” para que se percaten de la amenaza frente a la que estamos. De nada vale tener un PVP, señores, de nada valen convenios, protecciones, comisiones, arreglos, alianzas partidistas o suprapartidistas ni billete sobre billete por debajo de la mesa. Cuando el pueblo entero se desate en un desesperado intento por calmar su hambre, no habrá quien se salve, independientemente de quien sea y donde viva.
Llegó la hora de poner a un lado el interés personal y darse cuenta de que tenemos TODOS, sin excepción, la soga al cuello. Al gobierno no hace falta hacerle llamado, sabemos que no escucha, que ahora mismo pretende seguir adelante en su estulta misión, resguardándose en la promesa de que en Teherán si le den los reales que los Chinos le negaron, para poder hacer un mercadito y traer un poco de lo más necesario a fin de calmar los ánimos. Aun cuando lograran su objetivo y Teherán se apee del equino, será un parchito sobre una úlcera que ya no se le ve fin.
La misión de este momento es organizarse como sociedad civil de forma coherente para presentarnos con una propuesta firme llevada ante los entes correspondientes con un plan contundente y bien pensado. Llegó la hora de ponerse los pantalones, sacar gallardía de donde sea y tratar de formar un liderazgo civil independiente del cáncer partidista, de los líderes estudiantiles y todos los demás actores que sabemos bien se han vendido, porque, no solo no hay nada y queda poco tiempo para que esto explote, sino que NO HAY NADIE QUE VAYA A VENIR A SALVARNOS