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3 proyectos para la libertad de expresión absoluta

Charlie Hebdo-01

En los últimos días hemos usado el ejemplo de Charlie Hebdo para discutir sobre los límites de la libertad de expresión. Algunos opinan que NO es posible considerarse defensor de la libertad de expresión si se agrega al menos un «pero» a la argumentación. Ya yo he expresado mi opinión contraria de forma bastante extensa en este artículo, de modo que aquí intentaré ilustrarlo en pocas palabras, a través de 3 ejemplos, en forma de proyectos hechos en caricatura, para parecerse más a lo que discutimos sobre Charlie Hebdo, pero sin esas variables incómodas de poner a batirse a duelo a la libertad del semanario francés contra la posible apología al extremismo religioso. Mi expectativa, por supuesto, es recibir la respuesta de algunos de los que sienten que la libertad de expresión no puede limitarse. La pregunta que me gustaría que contestaran es: ¿considerarían que estos proyectos deben salir al público, que no se deben censurar? Empecemos de menor a mayor nivel de «transgresión», entonces:

1. Un asesino mata a la madre de un periodista, que trabaja en un medio digital. La asesina brutalmente. Imaginen ustedes lo que considerarían más brutal y den por sentado que fue eso lo que hizo. Acto seguido se entrega a la policía, lo meten preso y, por su buena conducta, le permiten ciertos beneficios. Le ofrecen papel blanco y lápiz. El asesino crea una serie de caricaturas donde recrea de forma humorística y burlista cada uno de los detalles de su asesinato y le pide a un emisario, algún visitante, que lo envíe al medio digital en que trabaja el hijo de la asesinada, con la petición de que se considere su publicación en el medio, que efectivamente aceptan. A partir de ese momento, una caricatura diaria se revela, mostrando con detalle mórbido (ustedes piensen en lo más mórbido que se les ocurra) lo hecho por el asesino, que además ha conseguido imprimirle al trabajo un fascinante humor negro. Su obra se vuelve viral. El hijo de la asesinada se encuentra una copia de las caricaturas en cualquier lugar a donde vaya.

2. Un niño (llamémoslo Andrés), cansado de ser sancionado por practicar bullying contra sus compañeros de clases, decide emprender una nueva estrategia, como venganza al último niño (llamémosle Julián) que le acusó ante los docentes. Julián ha sido blanco habitual de bullying en el colegio, principalmente por Andrés. Lleva 5 meses en terapia psicológica y es por eso que ha logrado el mínimo de empoderamiento necesario para acusar a Andrés. Por su parte, Andrés se ha inscrito en el periódico escolar y ha pedido la sección de caricaturas. Acompañado de un convincente ensayo sobre la necesidad de una libertad de expresión sin límites, presenta su proyecto de una caricatura de viñetas, titulada Las aventuras de un bully. El personaje principal, el bully, está basado físicamente en él. Su principal víctima, está basado en Julián. En todas las caricaturas. el bully termina humillando a Julián y saliéndose con la suya. Debido al convincente ensayo, el colegio acepta el proyecto y su caricatura se vuelve famosa en el colegio, con lo cual aumenta el señalamiento hacia Julián, quien retrocede en todos los avances que había logrado en su terapia. Ahora el entorno trata de convencerlo de que debe respetar la libertad de expresión de Andrés y le recriminan que desee censurarlo.

3. Un pedófilo, molesto de que coarten sus derechos al entretenimiento sexual, considerando que su pedofilia es una parafilia no patológica más basada en la simple elección, crea caricaturas hiperrealistas de niños y niñas, basados parcialmente en personas reales de una comunidad específica. Los dibujos permiten identificar a los implicados, pero no son idénticos. Supongamos que se trata de un colegio, y para ayudar al proceso imaginemos que en ese colegio estudia también tu hij@ de 6 años. Las caricaturas cuentan las historias sexuales de estos niños con otros adultos de la comunidad, como el alcalde, los docentes, y algunos padres de los chicos, entre ellos tú (o la versión similar a ti). La caricatura, además de escenas sexualmente explícitas y grotescas (piensen en lo más explícito y grotesco que se les ocurra y asuman que es ese el nivel), muestra a esos personajes haciendo crítica sobre la criminalización de la pedofilia, lo mismo que defendiéndola como algo sano y natural. No termina de quedar claro en qué punto termina la crítica y en cuál empieza la pornografía. Las caricaturas se filtran en las redes sociales, haciendo imposible su regulación basada en las leyes vigentes en contra de la pornografía infantil. Llega a ojos de los caricaturizados.

Muy bien. Estos son mis proyectos para una libertad de expresión ABSOLUTA. ¿Qué opinan los que creen que no es correcta la censura en forma alguna? Espero sus opiniones.

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