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La Hemiplejia Política en América Latina y la Bota Yanqui (Yankee)

De la obra La Rebelión de las masas, escrita por el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset, publicada en mayo de 1937, se puede desprender una idea muy vigente y de suma relevancia: “Ser de la izquierda es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas en efecto, son formas de la hemiplejia moral”. Por los vientos que soplan, esta afirmación es digna de ser grabada en una lápida.

La Guerra Fría influyó considerablemente en la política de América Latina y el mundo entero durante décadas. No sería prudente asegurar que la dicotomía de la Guerra Fría ha terminado totalmente, menos por el simple hecho de observarse una relajación de las tensiones entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos, puesto que simultáneamente se viven momentos de confusión y tensión por el conflicto en Ucrania, Venezuela y otros países. Esta disyuntiva inducida solo ha ofrecido una división simplista en dos hemisferios morales y políticos.

Es común escuchar las etiquetas y estereotipos como individualismo y, su contraparte colectivismo, capitalista versus comunista, conservador contra progresista, de izquierdas y de derechas. En ese sentido, es menester mencionar el concepto de significantes vacíos desarrollado en La razón populista de Ernesto Laclau. Términos como pueblo, democracia, libertad, revolución, socialismo; carecen de un significado absoluto. Son conceptos sumamente abstractos, explotables y moldeables, influenciados su entendimiento a diversos eventos por actores de distintas corrientes de pensamiento, debido al potencial aglutinador de las demandas de ciudadanos. Dichos términos han sido vaciados de su contenido original.

En la actualidad, uno de los atributos más importantes del ser humano es la razón, o sea, la racionalidad, entendida como el pensamiento crítico y analítico que está al alcance de cada ciudadano. La razón le da al ser humano un papel protagónico de creación de contenidos, cualidad que tenían solo Dios y sus representantes terrenales en el pasado. Si bien la racionalidad es un pilar de la modernidad, la retórica sentimentalista sigue teniendo un papel relevante en la lucha de ideas, sería un suicidio político, renunciar a la batalla democrática en el campo emocional y concentrarse solamente en el ámbito racional. Por tal razón, se debe tener en cuenta que los políticos apelarán a tácticas emotivas para mantener cohesionado su grupo de seguidores, especialmente en momentos de confusión y decepción, sin importar que la fuerza de la razón esté en su contra. La apelación a elementos sentimentales es una característica clave en el populismo.

En la práctica, se puede evidenciar un uso y abuso de la religión por parte de los políticos en ámbitos nada compatibles. ¿Cómo se explica racionalmente la expresión utilizada por el presidente venezolano Nicolás Maduro “Dios proveerá” en un contexto de rendición de cuentas económicas? Pues, cuando no se puede ganar el debate en el espectro racional, se puede sacar puntos en el contexto emocional. No faltó el incauto que haya dicho en ese momento, ¡qué devoto es nuestro líder! demostrando de esa manera la efectividad de la paralización total de una parte del pensamiento crítico-analítico del doctrinario.

Por otro lado, en contextos de polarización extrema, como es el caso de Venezuela y otros países de América Latina, se puede observar esa imbecilidad o hemiplejia política descrita por Ortega y Gasset, como sucede al pretender justificar un imperialismo por encima de otro. En otras palabras, los seguidores del oficialismo vociferan en contra de las amenazas de EE.UU y su presencia militar por todo el mundo y con razón, pero no hay un pensamiento crítico y mucho menos honesto en cuanto a las relaciones con otras potencias como Rusia y China, cuya moralidad y altruismo también están en duda a raíz de sus presencias militares.

Defesanet, una agencia de noticias de Brasil que se enfoca en temas de estrategia y defensa, indica que los acuerdos entre Argentina y China para la producción conjunta de vehículos blindados aniquilarían las perspectivas de negocios entre esos países vecinos del Mercosur. China ha desplazado no solo a EE.UU y a Europa, sino a países latinoamericanos en muchas relaciones comerciales, lo que representa un fuerte golpe a las relaciones sur-sur, a los principios del Mercosur y sus códigos de ética, teniendo en cuenta las condiciones laborales del país asiático. ¿Se convertirá América Latina en el patio trasero de China y/o Rusia en un futuro no muy lejano? Se entiende que por razones históricas la política estadounidense no haya sido beneficiosa y que en muchos casos haya generado perjuicio en el continente. No obstante, creer que Rusia y China no persiguen fines similares, alcanzables en un futuro próximo, resulta un tanto ingenuo.

Otro caso que demuestra la insólita ausencia de crítica de los seguidores del chavo-madurismo es el apoyo ofrecido por Cuba en los setenta al gobierno socialista de Guyana, especialmente en relación al conflicto limítrofe con Venezuela. La prolongada afinidad ideológica de dichos gobiernos obligó posteriormente al finado Hugo Chávez a congelar la disputa limítrofe con Guyana, ya que según el gobierno cubano, dicha reclamación era una prueba de “expansionismo”.

En ese orden de ideas, Guyana empezará en un futuro no muy lejano a explorar y perforar en zonas de litigio. Entonces, ¿por qué no desata pasiones hechos como los antes descritos por los seguidores de esa corriente de pensamiento? ¿Por qué no se condena esa política incoherente y entreguista? ¿Podría ser este caso otra hemiplejia política? ¿Fanatismo? En la realidad histórica, cuando se pretende un desenlace satisfactorio práctico para cada parte en un conflicto determinado, surgen voces que advierten su rechazo por estar ideológicamente en contra. Asimismo ocurre que, cuando hay consenso ideológico de una parte para la resolución de un conflicto, la contraparte alega la inviabilidad práctica de la misma. La meta es liberarse de las políticas de engaño y ser más pragmático.

Si se tiene pleno interés en acabar con el populismo barato de ambos bandos, así como cambiar la dinámica de la política que busca polarizar, crear estereotipos y simplificar temas complejos – es menester promover la lectura de distintas fuentes, el pensamiento crítico no selectivo y el debate de ideas en todos los espacios habidos y por haber. Los discursos incoherentes, irresponsables, indeterminados dinamitan el camino para la búsqueda de soluciones reales. De igual manera, parafraseando a Ortega y Gasset, la política exorbitada, frenética, fuera de sí; debería ser condenada sin titubeos a estas alturas, puesto que pretende suplantar al conocimiento, a la religión, a la sagesse – en fin, a las únicas cosas que por sus sustancias son aptas para ocupar el centro de la mente humana.

No fue en vano que Stuart Mill nos alertó sobre la homogeneidad de mala clase, una clase hermética que ni oye la otra parte, ni ve la injusticia ajena. Las infames declaraciones del Embajador de Venezuela ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Roy Chaderton, ejemplificaron exactamente ello cuando lo escuchamos decir que “el sonido que produce [una bala] en una cabeza escuálida [la de un opositor al chavismo] es mucho menor, es como un chasquido, porque la bóveda craneana es hueca, entonces pasa rápido, pero eso se sabe después que pasa el proyectil”. Lamentablemente no se puede decir que este tipo de declaraciones sean casos aislados o que sean hechos condenados abiertamente por el oficialismo y sus seguidores.

El iberoamericano y en especial el venezolano chavo-madurista condena a menudo la mera existencia de la cárcel de Guantánamo. Sin embargo, encuentra cualquier tipo de excusa para negar o minimizar las torturas a los prisioneros políticos en su país. Véase el reciente caso del prisionero de conciencia de la “Revolución”, Rodolfo González, apodado “El Aviador”, que murió en circunstancias extrañas el 12MAR15. Este texto es sin duda una crítica a esa población que no levanta la voz ante la injusticia. Sin embargo, es muy factible que los fanáticos se concentrarán en atacar al autor por cualquier razón distinta al contenido del mismo. La esperanza radica en que la mayoría se deje guiar por ese refrán popular que dicta un parámetro orientador, cuando la bota del gobierno esté pisoteando tu libertad y tus derechos, el que sea una bota de derecha, de izquierda, yanqui o china, es irrelevante.

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