Gobierno, Milicia y Sociedad Civíl hoy en Venezuela Por Alfonso Carril – 19/05/2015

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2014-06-21 14.41.36

Tres grandes grupos, así podríamos dividir los habitantes de un país, el primero sería el gobierno, ente compuesto por personas elegidas o no por la mayoría de los ciudadanos de ese país, este grupo tiene las riendas, es como si imaginásemos una carroza romana, donde van tres personas, una representando al gobierno, el segundo representando a la milicia y el tercero representando a la sociedad civil, quien lleva las riendas de los caballos es quien representa al gobierno y conduce la carroza, el representante de la milicia se ocupa de la estrategia, la vigilancia, el buen estado de la carroza y la correcta conducción de la carroza y el representante de la sociedad civil aporta capital humano y todo lo que ello engloba, de modo, que digamos, es una relación tripartita que debe estar bien conjugada para que funcione bien, si uno de los tres grupos no cumple su función o las quiere hacer todas, es ahí donde se puede viciar esta relación.

En Venezuela, muchos percibimos que la carroza no está siendo bien conducida, que quien debe observar su buena conducción se hace de la vista gorda y por ello la sociedad civil está inconforme y solicitando que tanto quien conduce la carroza como quien regula su buen uso ejecuten sus tareas de manera coherente, esta relación basada en normas de convivencia que podemos comparar también con el correcto uso de la lengua está siendo usada de manera arbitraria, deliberada y sin respeto de las normas y reglas convencionales, por lo tanto, no nos es posible comunicarnos o lo estamos haciendo de una manera muy precaria, a penas logrando descifrar los códigos para poder entendernos, los significantes y significados han perdido su consenso y cada quien elabora sus propios conceptos adecuados a sus intereses, y esto nos hace involucionar al caos.

Pero, ya sabemos el problema, lo complicado ha sido aplicar la solución, y la solución también la sabemos, es sustituir al conductor de la carroza o lograr que la conduzca bien, sin embargo, quien tiene las riendas dice que es él el único capaz de conducir de buena manera la carroza aunque se haya demostrado que no es así, por lo que, estamos en una de esas situaciones de soberbia, prepotencia y orgullo, pero que además, es una de esas situaciones donde quien ostenta el poder se rehusa a entregarlo, pues sabe que si así fuera quedaría desprotegido, la investidura quedaría sin efecto y tendría que responder por todas las normas quebrantadas y afrontar sus responsabilidades y penalizaciones.

De modo, que podríamos concluir esto en tres platos, como en tres párrafos lo hemos definido acá, de forma concreta y sintetizada, ahora la pregunta es ¿De qué modo cambiamos a este mal y reacio conductor de carroza? Y creo que la respuesta algunos la están buscando, otros la están aplicando y otros no han definido de qué forma aplicarla; lo que pareciera insostenible es vivir en una constante diatriba socio político económica, pero pareciera que mientras percibamos las cosas mal, habrá siempre alguien buscando como mejorarlas, es quizá una cosa innata en algunos seres humanos.

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