Hace años me sorprendía a mí mismo preguntándome: ¿Será que los chavistas son los que están en lo correcto y yo estoy equivocado? El tiempo acabó con mis dudas y entendí que a pesar de haber cometido errores en oportunidades (voté por Arias Cárdenas) ellos siguen siendo los del problema.
Pero ahora que regresé a Venezuela me di cuenta de algo peor: Se puede ser chavista sin saberlo. ¿Cómo? Es muy fácil, basta con pensar y actuar como ellos para ser un camarada más de la revolución bonita. Por eso he recopilado esta pequeña lista de señales inequívocas de tu caída en el chavismo estructural aún si tienes un poster de Maricori abrazando a Diego Arria.
10. Crees en conspiraciones
Uno de los rasgos principales del pensamiento chavista es la capacidad que tiene para inventar historias inverosímiles que luego sus seguidores se tragan completas y repiten como loros, aún si esa explicación es más complicada que la realidad. Por eso nunca falta esa tía que te viene a decir que en el 2006 a Rosales le secuestraron toda la familia para que admitiera la derrota o que a Chávez lo mantuvieron en el poder los paleros cubanos o que Maduro le tuvo miedo al Papa y por eso no fue al Vaticano.
9. Culpas a los bachaqueros por la escasez
Asignar culpas y responsabilidades es una incapacidad del chavismo (del normal y del encubierto) por eso no me sorprende cuando escucho a alguien en teoría opositor diciendo que no consigue leche por culpa de los bachaqueros y no de la regulación de precios. Esta línea de pensamiento también incluye algunos clásicos como “redujeron el cupo cadivi por culpa de los raspacupos” o mi favorita: “la inflación es culpa de los especuladores”.
8. Ser vivo es una virtud para ti
Si bien es cierto que la viveza es un rasgo del venezolano, lo incluyo como algo chavista porque es la forma en que el gobierno maneja su política interna y externa, buscando atajos legales o imponiendo por la fuerza. ¿Y esto que tiene que ver con los chavistas encubiertos? Que no hay nada más revolucionario que meterse por el hombrillo o colearse en algún sitio. Puede que crea que sus derechos empiezan donde terminan los del otro pero en esta anarquía es difícil ver dónde está esa raya. Sin mencionar que para el chavista estructural sus derechos valen más que el del otro. Un ejemplo rápido: mi derecho a ir a la playa y poner reguetón a todo volumen es más importante que tu derecho a estar tranquilo.
7. Crees que Venezuela es el mejor país del mundo
No, no lo es. De hecho es uno de los más miserables. No pasa nada, es una realidad. Ahora empieza la Copa América y ya me puedo ir haciendo la idea de lo que va a ocurrir. Un montón de gente llenando de comentarios xenófobos las redes sociales, llenándose la boca y rasgándose las vestiduras por un equipo cuyo mayor logro es “no ser la cenicienta de Sudamérica”. Yo apoyo la Vinotinto pero no voy a ir por ahí insultando a los demás sin haber demostrado nada. Ni tampoco me pongo histérico porque existen los “pasteleros”. Por ahí hay unos buenrollistas que se inventaron el hashtag #AquíNoSeHablaMaldeVenezuela porque les ofende que se denuncie la realidad, rescato que quieran destacar las cosas buenas del país pero vamos, si hay 25 mil personas muertas al año, presos políticos, escasez, inflación y depauperación de la moneda, es obvio que lo malo sobrepasa a lo bueno, no importa cuántas veces salga el desayuno venezolano como el mejor del mundo en páginas random de internet.
6. Hablas la neolengua
El chavismo ha impuesto una serie de palabras, neologismos e insultos así como una forma de argumentar y hablar. Hoy en día leo en Facebook o en Twitter e incluso en blogs comentarios del tipo: “No quiero polemizar pero”… “no es por politizar el tema pero”.., y de ahí en adelante viene la corrección política al extremo “respeto tu opinión pero no la comparto”; hay un miedo generalizado a expresar un pensamiento original. Pero además si te haces llamar escuálido o le dices al Ávila, Waraira Repano ya tienes el combo completo. Y ni hablar si le dices guarimbas a las protestas, lo que me lleva al siguiente punto.
5 . Piensas que los manifestantes se buscan que les peguen
De los creadores de “¿A quién se le ocurre sacar el celular en la calle?” y “¿Cómo no la iban a violar vestida así?” nos llega el argumento favorito de los chavistas enclosetados: “Esos muchachos se lo buscaron por andar guarimbeando”. Hay demasiada gente en la oposición que justifica la detención de Leopoldo o piensa que como no le gusta Chataing no importa que le cierren el programa. No entienden de qué va la democracia ni la libertad y que estén de acuerdo o no, no excusa ningún abuso de poder, la censura y menos las violaciones a los derechos humanos. Hay quien intenta defenderse diciendo: bueno pero si ya saben cómo es el gobierno para qué lo provocan. Esa persona es chavista y no lo sabe. Son los que sin querer justifican que lancen a alguien de un segundo piso.
4. Eres un niní
Hay dos tipos de niní: el chavista arrepentido y el “apolítico”. Los primeros son incapaces de admitir que la cagaron al votar por Chávez, ellos están defraudados y se sienten engañados, aunque eso sea imposible. Lo más probable es que les hayan quitado alguna prebenda o nunca la recibieron. En todo caso se jactan de no votar a la derecha (aunque no hayan partidos de derecha en Venezuela) y hasta se alegran cuando gana Podemos en España. Cuando les da por quejarse les pasan cosas tragicómicas. Los segundos están más allá del bien y del mal. A ellos nada les va a bloquear sus chakras, mucho menos la cochina política. Ambos grupos creen que la relación de poder entre gobierno y oposición está igualada porque no entienden que detrás del gobierno está un Estado todopoderoso y con plata pareja, mucha más que la oposición. Les traigo noticias: ser neutral cuando en tu país violan las leyes, atropellan a la disidencia y abusan de los derechos humanos te pone del lado del gobierno.
3. Piensas que si te critican es porque te quieren destruir
Hace unos meses leí una publicación de una venezolana en Chile, la pana se puso en contacto a través de un grupo de facebook con un catering que le iba a vender unos tequeños. Ella los pide un lunes para el viernes. Llega el día y le va a comentar a los tipos acerca de un cambio en la dirección ¿La respuesta? “Disculpe, vendimos toda la mercancía”. Así, sin más, sin avisar, con una disculpa genérica. Para más INRI, la pana se queja en el grupo de Facebook donde le recomendaron el servicio y le borran el comentario. A una amiga le pasó algo parecido con una pizzería en Buenos Aires. Tuvo una mala experiencia y lo contó en la página del local. Por alguna razón la culpa de que la hubiese pasado mal era de ella y sólo de ella. Además le mandaron mensajes privados bastante desagradables. Hay mucho venezolano que ve el servicio como una humillación o en el mejor de los casos como un favor que te están haciendo. Entonces cuando les criticas se ofenden y pasa con todo, con iniciativas culturales como el Nuevas Bandas o con el deporte o con el cine nacional. Al parecer que algo lleve un esfuerzo lo convierte de inmediato en inmune a la critica. O peor, te salen con el cuentito ese de la critica constructiva o te mandan a hacer algo tú o te preguntan qué propones. No importa si se tiene razón o no, la culpa nunca es de ellos y cuidado con no tener solidaridad automática con un compatriota.
2. Quieres que todo sea gratis
El hermano Cocó decía que la fe mueve montañas pero hay que pagar. Bueno, eso es verdad para todo. No hay almuerzo gratis, alguien está pagando. El Estado paga tu gasolina gratis para que puedas ir a la panadería en carro y tú también la pagas, el precio es que no se consigan los otros derivados como aceites y asfalto para las calles. Siempre hay alguien que paga (tú, por lo general). Si quieres que el Papá Gobierno te de casa, carro, educación, sanidad, etc. ten en cuenta que vas a pagar ya sea con impuestos o con tu dignidad rodilla en tierra. Pero gratis, no será.
Pero no sólo quieren que el gobierno les regale. También quieren ponerle precio al trabajo de los demás y a la mercancía que venden. Eso sí, cuidado con decirles a ellos que están cobrando caro porque arranca la lloradera.
1. Sueñas con un líder que tenga bolas (y si es militar, mejor)
En Las Mercedes justo antes de salir a la autopista hay varias consignas pintadas en las paredes, una de ellas: “Baduel sálvanos” o algo parecido. ¿Qué? Eso es el colmo de la estupidez. Es como que no aprendimos nada. Son los mismos que se burlan de Capriles y Leopoldo por ser tipos con un nivel alto de educación. Los que el año pasado cuando el militar ese se volvió loco en Prados del Este empuñando su arma lo aplaudieron felices y emocionados. Los que sueñan con la Plaza Altamira y sus militares. O los que peor aún, se ponen a alabar a Pérez Jiménez porque eso es lo que nos hace falta. Todos esos que critican a un líder opositor porque no sabe hablar porque en el fondo quieren a alguien que les caliente la oreja. Todos esos son chavistas y si además cumplen alguna de las otras señales, los invito a asumir su barranco y buscar su carnet del PSUV.
¿Se me escapó alguna señal? Déjala en los comentarios