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Para ir a cenar con la boliburguesía – Concurso

Con esta lluvia creo que no voy a salir, además tengo ladilla. Mejor me pongo a escribir la novela. Lo que quiero es escribir algo así como mi propia versión de los Alegres Desahuciados. Eso sí, que no venga ningún godo a quitarme el primer lugar en el concurso de novela. A mí no van a mandarme al psiquiátrico, para que muera de sífilis, fracasado. Y para que nadie me lea.
En verdad, ahora lo que tengo que hacer es ponerme a trabajar en el plan de la obra, porque eso de la escritura espontánea es puro marketing, en este negocio como en todo «si no trabajas, no comes… «. Oye, mejor escribo mi autobiografía, de eso nadie sabe más que yo. Y a mí me han pasado unas cosas bien interesantes. Bueno algunas cosas nada más, porque hay unos días que son tan ladillas que ni beber cerveza provoca.
El asunto es un tipo que quiere ser escritor y entra a la universidad para estudiar Comunicación, porque así aprende cosas que después le pueden servir para la literatura y si resulta que no tiene talento o nadie le quiere publicar se puede ganar la vida como periodista o productor de TV o hasta de redactor creativo o jalabolas en una oficina de relaciones públicas, cualquier cosa mejor que dar clases de Castellano en el bachillerato, que es lo que terminan haciendo los de Letras después de aprenderse la Z.


El protagonista soy yo, por supuesto. Ya veré que nombre me pongo.
Sería buena idea hacer una novela de bares. Cada capítulo ocurriría en un bar. Los otros personajes serían la banda de locos que he conocido en mi vida y nos reuniríamos en los bares para hablar de política, de sexo, de las borracheras, del sentido de la vida, del cine, de la literatura, de la música, de los rollos, de las porquerías de trabajo que tenemos, etcétera.
Mierda.
La idea de la novela de los bares es buena, pero tiene que haber un argumento, unos personajes a quienes les pasen cosas. Tengo que empezar con algún incidente, ir hacía algún desenlace, porque nadie va a querer leer una novela en la cual no pasa nada. Ni siquiera yo.
¿Cuáles son las cosas que a mí me han pasado que son realmente interesantes, como para salir en la novela? Uff. No sé, realmente.
Bueno, vamos a ver los personajes. El protagonista se va a llamar Aldo. No. Eso es una tontería. Aldo me llamo yo. Esta bien que sea una novela autobiográfica, pero no hay que exagerar. Cuando Jack Kerouac escribió En el camino le puso al protagonista Sal Paradise. Mejor Vito.
Mientras tanto… Las novelas siempre tienen nombres curiosos.
Vito es un poco como Corcho, quizás también tenga problemas al buscar anécdotas para su novela…
Con esos amigos que ni como material para una novela sirven. Ojalá al menos sirvan para hacer click en las estrellitas. Así me gano el concurso literario de PanfletoNegro, que paga 100 euros. Eso es el concurso literario mejor pagado de Venezuela. Bs. 49 mil en el paralelo. Una quincena de ser clase media en Caracas. Hasta podría invitar a alguien cenar en esa casa de Los Chorros en donde le sirven a los boliburgueses comida gourmet por 55$ el cubierto.

Two little clay pots, one filled with pate and the other one with pumpkin, sit on a table with vinyl records used instead of a table cloth, at the «Ciboulette Prive» in Caracas June 9, 2015. REUTERS/Marco Bello
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