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Padre sólo hay uno.

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Hoy leí en un muro de facebook un conato de discusión de un hombre que afirmaba que, pese a que puedan criar solas a los hijos y hacerlo bien, el día del padre no es para felicitar a las madres que levantaron solas a los críos, porque una madre no podrá sustituir al padre.

Ante tan certero comentario, una doña refutó -mayúsculas incluidas- que padre puede ser cualquiera, pero la madre es insustituible. Claro, ella es madre soltera, hija de madre soltera y… ¿habrá relación entre ambos hechos?

Yo, hija de divorciados, hija de una mujer extraordinaria -en el sentido amplio de la palabra- y una madre que no fue la que Yo hubiese elegido, pero era exactamente la que Yo necesitaba, puedo afirmar que a mí sí me hizo falta un padre. A pesar de que mi mamá hizo más de lo humanamente concebible para llenar ese vacío.

Y es que un padre siempre, siempre, siempre es necesario. No importa si asume el rol del cariñosito o del que pone la autoridad; no importa si es el que sale a trabajar o el que se queda en casa con los hijos; no importa cuánto dinero lleve a la casa… Lo que sí importa, es que el amor de padre no lo puede reemplazar la madre, por muy extraordinaria que sea.

Las consecuencias se notan en el carácter que desarrollan los hijos, en los huecos afectivos y emocionales, en su relación con lo masculino.

Yo, por ejemplo, a pesar del carácter férreo de mi madre, y quizá influenciada por el dualismo que le tocaba ejercer al imponer normas y ser amorosa, nunca se me dio bien lo de respetar autoridad. Jamás aprendí a obedecer, nunca supe callarme, siempre refuté… o engañé, cuando no era capaz de enfrentar a la autoridad. Claro que cuando me descubrían, me hacían pagar caro mi osadía.

Pero hacía falta papá, que me dijera que tenía que hacerle caso a mi mamá, un padre que la ayudara a equilibrar ese dualismo de carácter que le tocaba ejercer, que me hiciera entender que los hombres son compañeros, no pendejos… que me enseñara que las mujeres pueden ser fuertes y templadas, pero que eso no descarta la posibilidad de relaciones sanas y sostenibles.

Los padres no son reemplazables, los padres son tan necesarios como la madre para mejorar las probabilidades de formar personas emocionalmente sanas.

Si usted es madre soltera o divorciada y cree que sus hijos no necesitan «al huevón ese» de su exmarido, deje la soberbia y entienda que Dios hace todo perfecto y por algo hizo que los hijos nacieran por la participación de hombre y mujer.

Y si usted es de esos padres que cree que la mamá de sus hijos puede sola, porque quizá su madre lo hizo; que se puede lavar las manos y dejar a la mujer todo el trabajo; o es de los que se conforma cuando su exmujer le dice que no le va a dejar ver más a los hijos y usted no lucha para tener una influencia sólida en la formación de los críos… deje de ser tan negligente y entienda que el fruto de su esperma lo necesita y ellos no tienen la culpa de las decisiones que hayan tomado sus padres.

Yo no felicito a todos los padres en su día, Yo felicito a aquellos que cada día se esfuerzan por darle a sus hijos algo más que un buen colegio, buena educación y formación para ser competitivos; Yo felicito a esos padres capaces de dar amor de verdad, de dar ejemplo, valores, de formar carácter y dejarle al mundo hombres y mujeres nobles.

Es mi humilde opinión…

Adriana Pedroza Ardila
www.adrianapedroza.com

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