Las «sweatshops» y la moda

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2003
**FILE**Workers at a Nike factory on the outskirts of Ho Chi Minh City, Vietnam, assemble shoes in this Oct. 10, 2000, file photo. Michigan State, among many schools with sponsorship agreements with Nike and the school will have senior associate athletic director Mark Hollis joining Nike officials for an upcoming tour of manufacturing facilities in Vietnam and China. (AP Photo/Richard Vogel)
**FILE**Workers at a Nike factory on the outskirts of Ho Chi Minh City, Vietnam, assemble shoes in this Oct. 10, 2000, file photo. Michigan State, among many schools with sponsorship agreements with Nike and the school will have senior associate athletic director Mark Hollis joining Nike officials for an upcoming tour of manufacturing facilities in Vietnam and China. (AP Photo/Richard Vogel)
**FILE**Workers at a Nike factory on the outskirts of Ho Chi Minh City, Vietnam, assemble shoes in this Oct. 10, 2000, file photo. Michigan State, among many schools with sponsorship agreements with Nike and the school will have senior associate athletic director Mark Hollis joining Nike officials for an upcoming tour of manufacturing facilities in Vietnam and China. (AP Photo/Richard Vogel)
En los últimos años se han publicado cientos de reportajes sobre la explotación de empleados en países del llamado «tercer mundo» por parte de grandes corporaciones multinacionales. Pero aunque la mayoría de la atención la acaparan gigantes como Apple, Nike o Foxconn, no son  las únicas empresas que se aprovechan de las miserables condiciones laborales existentes para aumentar su rentabilidad. Esto sucede en mayor o menor medida en países de todos los continentes con pequeños negocios y comerciantes independientes.
La realidad es que históricamente ha habido seres humanos dispuestos a utilizar a otros para enriquecerse. Sin importar la época, la raza, la religión, la tendencia política o el sistema.
El documental de AP, titulado «Sweatshop – Moda barata de la muerte», muestra a un grupo de jóvenes noruegos que viajaron a Camboya para conocer a trabajadores de la industria textil que fabrican muchas de las prendas que vestimos regularmente.

No es necesario explicar mucho más, la injusticia y la tragedia que viven estas personas día a día trascienden cualquier análisis. Tal vez sea más interesante resistir el impulso inicial de señalar culpables, sean gobiernos o corporaciones, o elaborar teorías sobre los males del capitalismo, y reflexionar sobre por qué aunque conocemos lo que sucede no hacemos nada, por qué luego de la indignación inicial volvemos lentamente a nuestras rutinas manteniendo nuestros hábitos de consumo y estilos de vida sin reparar en las condiciones que los sostienen.

En cierto sentido la red es una aplanadora de teorías de conspiración, abundan las páginas sobre complots de reptilianos, Illuminatis, gobiernos y corporaciones. Pero toda la información está aquí, tenemos acceso a todos los horrores de la humanidad con unos cuantos clicks. Pero , ¿qué hacemos con esa información?

Definitivamente es más fácil denunciar al Poder, que pareciera no tener rostro pero es ostentado por personas como nosotros, que reconocer la desidia e indiferencia que nos entumecen.

Trailer con subtítulos en español:

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