En esta noche de cercos violados
y calles desnudas de silencio,
el viento no callará jamás.
Así nos dio a entender su bofetada,
su largo sonido inquietante que nos despierta
y que no queremos soltar.
Nos encanta el viento
que a veces nos pasea en la soledad ecuánime
de los fantasmas ignorados,
y que nos revela cada cuento,
cada vacío en una pregunta sin responder,
cada beso intenso y poco creíble del amanecer.
Nos encanta,
porque sabemos que no somos los únicos
que nos sentimos y estamos solos.