En modo José Antonio Ramos Sucre
El lado de tu cama es fresco, bañado de un sol siempre radiante alternado con luna llena en cielo sin nubes, con aroma a los pétalos de mil rosas. Suave al tacto como la seda. Donde comulgan el césped y tu piel de melocotón. Donde convergen en singular contraste el jugo almibarado de esa fruta en sazón perpetua que son tus labios aliviando el dolor de mi mejilla surcada de heridas dejadas por esa tormenta que soy y que el omnipotente Cronos no cierra. Oasis que la lluvia de mis tribulaciones no enloda. Un espacio donde el tiempo no transcurre. Donde solo se escucha el sonido de la espuma de mar que languidece, donde siento la paz cuando de cara a ese sol, a esa luna sea la hora del retorno al polvo de donde vine. Nada deseo mas que expulsar los demonios que me invaden, escapar de las miradas torvas que me han seguido en el tránsito de ese extenso desierto que es mi lado, traspasar ese dedo de distancia que nos separa, para morir con los ojos abiertos y envuelto por tu piel