Modo José Antonio Ramos Sucre
Atravieso las nubes, piso de mar diluido en el horizonte. Mucha tierra poco verde. Caigo suavemente, mis pies se hacen mas pesados, la gravedad se hace mas intensa. Camino por tus calles, llego al borde del espejo húmedo colmado de herrumbrosas flores de hierro cada vez mas marchitas que atravieso caminando. Una larga alfombra negra que me lleva hasta el alma. La génesis de lo que voy siendo. Me interno en la selva a orillas del espejo en sus caminos sobra la miseria y la desesperanza. Un sol abrasador que corona un día eterno mas largo que la noche, una noche rasgada por latigazos grises que iluminan la miseria. Latigazos grises que caen sin piedad sobre el espejo húmedo. Latigazos grises, caprichosos que suelen destruir y matar. Latigazos grises celebrados y dolorosos, la savia que mantiene viva aquellas flores herrumbrosas se acabaran, los despreciados habitantes del espejo que alguna vez estuvieron no regresaran. Empezarán a ser añorados por quienes los recuerden. Todos se marcharan de un lugar que para quien fui una vez fue casi el cielo
