Existe una ventaja estadística evidente que favorece numéricamente a la oposición en la futura elección parlamentaria del -hasta ahora- 06 de diciembre de 2015. La política, como ente dinámico, conlleva a presumir de antemano que el gobierno utilizará todos y cada uno de sus recursos para obtener cualquier provecho, donde y como fuera. Pero eso es otro asunto.
El sistema impuesto por este Estado (fallido, según algunos) permite pocas oportunidades reales de una lucha política equilibrada. El juego se encuentra adredemente trancado, y una elección como esta, potencialmente con riesgo a ser viciada y en desproporcionada desventaja, es una de la pocas oportunidades periódicas que permiten ejercer algo de presión y control sobre el régimen imperante. No aprovecharlas es suicida. Lamentablemente habrá que votar por candidatos excesivamente básicos, tanto intelectual, como políticamente, muchos de estos completamente ajenos a las áreas que piensan representar, además de uno que otro impresentable.
Lamentablemente no hay mas remedio. Los inofensivos y fantasiosos llamados insurrecionales de mucho oportunista político que abunda en los medios y en las redes sociales, no son mas que desvíos imprácticos que favorecen aún más al gobierno; Hugo hizo su tarea -una minuciosa tarea- durante casi 15 años y , actualmente, pensar en insurrecciones cívico-militares capaces de cambiar este sistema, es perder inútilmente el tiempo.
De nuevo es la hora de los operadores políticos. Del político con burdel y espuelas. Del político que aparezca menos en los medios de comunicación, pero que sea el verdadero poder detrás de la cortina. No hay que malgastar tiempo escuchando los discursos de políticos inexpertos, proclamas del ombliguismo ilustrado pérfidamente incrustado en la gran mayoría de los partidos políticos opositores, y arengas fatuas y obsoletas, a reventar de lugares y momentos comunes de la mayor parte de la flora y fauna de esta alternativa democrática.
Lamentablemente hay pocos políticos con esas características, por ende gane o pierda la oposición en la próximas elecciones, se vislumbra un futuro más incierto. Se debe ganar más que la Asamblea Nacional para iniciar democráticamente los cambios necesarios que la situación actual del país requiere. El detalle está en que nuestro políticos quieren ser secretarios generales de partidos, gobernadores, alcaldes, concejales, madrinas del desfile y hasta barra de “Sábado Sensacional”, todo al mismo tiempo, tanto, que al final nada logran.
Necesitamos políticos con definiciones y visiones claras. Representantes que no se dediquen sólo legislar, sino tambien a desmontar parte del aparataje elaborado por este Estado/Gobierno/Partido. El próximo parlamento, debe dedicarse a realizar cirugía política mínimamente invasiva en algunos casos, y en otros, cirugías amplias y profundas. Para eso no necesitamos políticos de redes sociales, sino políticos opositores cuya única y exclusiva función sea actuar inmisericordemente contra el adversario político, animales políticos, maestros del pragmatismo político, es decir, unos políticos descarnados, despiadados, implacables.
