Un supuesto ensayista, que llamaremos aquí el “escribidor”, un académico universitario muy «exitoso», un “Rafael Cadenas Siglo XXI venecubano falaz”, se queja -de nuevo- en un largo comentario hecho en un artículo, también bastante largo, dirigido a “deconstruir” su denuncia de lo que fue para él una clara estafa oficialista.
Comienza el “escribidor” su comentario falaz identificándose con la mayoría de venezolanos «Cristos», esos que llaman los políticos, de derechas o de izquierdas, el “pueblo venezolano”. El sufrimiento que ellos padecen le es infligido igualmente al “escribidor”, por quienes también le dan “lo suyo”, a él como un “ganador de un premio oficialista. Es decir, a él le dan una ración de sufrimiento pero de tipo “Dólar-today”, lo cual lo hace decir lacónicamente:
“…estoy de acuerdo en que lo que me ha ocurrido es poca cosa comparado con cantidad de trapisondas que los funcionarios del régimen han cometido desde que se implementó el control cambiario.”
Supone que lo de él es equiparable a lo de todos; pero lo de todos es, claro está, «más pior». Su robo no es equiparable con el robo hecho a la salud popular, por ejemplo. La “salud” es, dicho al pasar, un “target” retórico-argumentativo en su comentario. Lo dice explícitamente cometiendo su primer resbalón lógico-retórico:
“ese robo no es nada”.
“By the way”:
¿El “escribidor” escribe válidamente, es decir, respetando la lógica de la argumentación formal? ¿Sabrá acaso que dos negaciones afirman?
A partir de ese uso falaz del lenguaje, escondido detrás de una retórica quejumbrosa, después de esa “metida de pata”, vienen otras dos:
Primero cuando apela a la misericordia, o moviendo la piedad de la mayoría (de sus lectores), y
segundo, cuando utiliza la falacia de generalización haciendo equivalente lo particular a lo universal, o la parte con el todo. Él –un venezolano estafado- corre el mismo riesgo, y está al mismo nivel categorial que:
“la salud y la vida de millones de venezolanos”.
Presupone este “escribidor”, indebidamente, que todas las empresas farmaceúticas en Venezuela son corruptas, siendo que muchas no lo son pues son “dignas empresas opositoras”, como las «Empresas Polar» de Mendoza para muchos lo son. Un opositor auténtico jamás diría que esta empresa ha robado, como él presupone que lo han hecho las empresas farmacéuticas. ¡Todas!
Se hace muy sospechoso que ponga tanto énfasis en el problema de la salud (al cual le “inyectan” dólares preferenciales baratos), el cual intenta asimilarlo al de la cultura para “demostrar” el injusto tratamiento dado a su caso. Este se muestra como un subterfugio retórico bien montado por él para apelar, de nuevo, no a la piedad de la mayoría sino a la estupidez de los lectores a quienes supone lerdos, lógica y argumentativamente.
Luego de montado en este “carro ilógico”, y confiado en que no se desbarrancará pues es quien lo conduce discursivamente (cree él que lo conduce válidamente, no falazmente) continúa su hemorragia quejica (apelando a la piedad de nuevo) diciendo:
-que si el gobierno viola los derechos humanos,
-que estafa con el control cambiario,
-que soporta a los corruptos y no a gente como él, un sublime representante de una élite universitaria (lo cual niega una y otra vez), y cultural, “élite” suprimida en su discurso, nada corrompida ni de color «negro africano». Eso queda hecho explícito cuando afirma:
“… el premio será pagado en esa moneda que cada vez se parece más a la que circula en el reino de Mugabe”.
Ya por ese “desbarrancadero” olvida el comedimiento y la humildad del “pueblo sometido” que él, implícitamente, dice defender, y se erige en lo que cree ser de manera “suprimida” (pero que niega una y otra vez): un representante de la élite culta que identifica con la “Venezuela decente”.
El “escribidor” se nos presenta como un humilde servidor cultural-universitario, abnegado; es poco menos que un “artista monacal-medieval”, quien está acostumbrado a consumir “pan y agua financiera” solamente, y quien niega su pertenencia a algún “grupo selecto”:
“…como si el autor del libro ganador perteneciera al selecto grupo de personas que tiene acceso a dólares preferenciales”.
Él, por el contrario, es pobre y purísimo, no tiene las manos sucias:
“… yo vivo en Venezuela, pero no soy el “titular” de una empresa de maletín.”
Tampoco posee lo que legalmente lo facultaría para tener acceso al Dólar preferencial: un registros de comercio.
¿No quedamos que a ese Dólar acceden los corruptos solamente?:
“…no poseo patente de comercio requerida para tener acceso a divisas a 6,30.”
Y remacha su “clavito falaz” moralizante:
“… por no tener tarjeta de crédito respaldada por una institución de la banca pública, tampoco tengo acceso a divisas electrónicas.”
Habiendo acelerado su carromato “i-lógico argumentativo”, y creyéndonos a todos los lectores muy bobos, o “niños de dientes rotos”, concluye muy cartesianamente:
“…ergo: lo correcto, lo justo,”
intentando por un lado, veladamente, sustentar lo que previamente dijo, primero, echándole encima ahora “la carga de la prueba” a su contrario:
“…en cambio, el que digas (sic) que yo pretendo cobrar el premio en dólares es una malinterpretación de tu parte.”
y después, sustentando su reclamo “Dólar-today” emotivamente; es decir, apelando a la naturaleza “angelical” del “trabajador cultural” en general, que en su caso es literario, trabajo intelectual que ha de ser considerado como el juego de un niño mimado, quien habría de ser cuidado amorosamente por su “Apá Estado”, a través de la universidad, por lo bello e inerme que es:
“…lo que hubiese representado un verdadero estímulo —uno de los supuestos motivos de la creación del premio, según se dijo en VTV”.
¡Qué moyeja! diría un maracucho, que moyeja de argumentación hermano!
Y así el “escribidor” llega por ese desbarranco a donde quería: a justificar su reclamo moralmente espurio, y lógicamente falaz. Y ahora sí, concluye rematando con otro argumento que apela –una vez más- a la piedad de quien lo ha refutado, y a la piedad de quienes lo leen:
“…no le hagas el juego a quienes…”.
Y como si estuviera con algo de farlopa en sus neuronas, no se da cuenta de su burda contradicción cuando dice que:
“…el Ministerio de Cultura no está pagando el premio apegado a la ley,”
siendo que antes admitió que:
“las bases lo dicen con claridad: si el ganador resulta un escritor venezolano residenciado en el país, lo que no anunciaba la institución patrocinadora del concurso era que el premio lo iban a pagar como si el autor del libro ganador”.
Antes de su “como sí” había admitido que habían normas claras, que las conocía, y con ellas se había estipulado lo que ahora reclama como injusto.
Ya creyéndose un representante de la mejor sofística griega, ahora nos ofrece su CV político-moral para desmarcarse de tanta agua sucia “robolucionaria”:
El “escribidor” se identifica:
Primero, como un humilde profesor universitario, no como el representante de una élite;
Segundo como quien le enseña a sus estudiantes el valor de la cultura y su peso para que dejen de ser perraje, marginales o ignorantes, lo cual queda presupuesto en su perorata educativa-cultural final:
“…tengo una visión muy clara de qué es la cultura. Sé perfectamente cuál es su papel en sociedades como la nuestra: introducir en el imaginario colectivo el saber requerido para propiciar cambios socialmente progresivos.”
Él no es un privilegiado, no Señor.
Tampoco es un burócrata tarifado.
Ni es un empleado estatal.
Y entonces, “ergo”, tampoco un funcionario público.
Y por ello dice, como si de la ley de gravitación universal se tratara:
“… yo no publique el texto que usted comenta porque me crea privilegiado.”
No; él lo hizo por amor al conocimiento, por «puro amor al amor al saber» que no tienen los “tarifados oficialistas”:
“… lo hice porque considero importante que se conozca cuál es verdadero tratamiento que el gobierno le está dando a la producción del conocimiento.”
Pero Señor “escribidor sofista”:
¿Qué es un profesor universitario de una universidad autónoma como Ud., sino un funcionario público, como lo es el ministro y su cáfila de “jalabolas” a quien Ud. ataca?
Ud., Señor Profesor universitario, las “jala” de manera diferente, pero las “jala” igualmente: lo hace cuando permanece en la institución académica en donde labora haciendo lo que dice que hace tan “moralmente”:
“…eso es lo que intento conseguir cada vez que entro al salón de clases, el pequeño espacio en el que trato de revertir el signo de estos tiempos.”
Y las “jala” y más duro, al ascender, dar sus clases –si las da realmente-, al evaluar, investigar, etc., pues lo hace dentro de una institución dependiente del Estado; y de no hacerlo, es el mismo Estado a través de sus autoridades universitarias –muy “autónomas”- quienes lo despedirían levantándole un expediente, muy legal y burocráticamente fundamentado.
Más funcionario público no podría Ud. ser.
Y no hablemos en este punto de lo que muchos profesores como Ud. dicen que son:
«dadores de clase» cada semestre, haciendo eso año tras año hasta que se jubilan.
Muchos profesores universitarios hacen lo que hace, supuestamente, el Ministro que Ud. critica:
“…el Ministro Iturriza y todo su equipo no se comportan como funcionarios que deberían velar por la cultura, sino como los administradores de una agencia de festejos. Eso no es casual: a falta de pan y de medicinas, se requiere circo.”
Es decir, se lo pongo en blanco y negro “pa’ que lo entienda”:
Muchos docentes universitarios son corruptos morales que sólo cobran por «dar clase», y se preocupan por sus salarios y sus premios de investigación en metálico o especies (los famosos PEI por ejemplo), pero no por la auténtica enseñanza, ajustándose a ese principio inmoral que Ud. menciona y quiere hacernos creer que aborrece:
“… el principio que rige el proceder del Ministerio de Cultura es la estafa en todas sus variantes.”
Ud., Señor “escribidor” sabe muy bien que muchos profesores universitarios mediocres pero “guapos y apoyaos” por las autoridades correspondientes, se esconden en institutos de investigación, y en las posibilidades de investigar subvencionados por los CDCH, para proceder como el Ministro que, según Ud., lo estafó malignamente. Pero Señor “premiado”:
Lo que es igual no es trampa; lo que es bueno para el pavo lo es para la pava. Es simple lógica de sentido común cartesiano. Cuando entre burócratas te ves, desde luego.
Al final de su “defensa” se le van los frenos a su carromato discursivo, y se estrella con el concepto que da de cultura, de la cual infiere una filosofía social y política que la cree válida y de defensa universal, mostrando así su ignorancia científico-social, antropológica y filosófica supina:
“…tengo una visión muy clara de qué es la cultura. Sé perfectamente cuál es su papel en sociedades como la nuestra: introducir en el imaginario colectivo el saber requerido para propiciar cambios socialmente progresivos.”
Y de esa manera termina pontificando falazmente, y ofreciendo como corolario moralizante un condicional que es falaz, afirmando irrefutablemente, como si tal cosa, que si todos asumiéramos su filosofía social, política y cultural, apoyados en el tan cuestionado concepto de “cultura” por Ud. ofrecido,
Primero, no estaríamos como estamos todos los venezolanos (¡?).
Y, segundo, no habría ganado Chávez:
“… es más: si los intelectuales tuviesen bien claro cuál es el rol de la cultura en sociedades como la nuestra, Chávez jamás hubiese sido presidente de Venezuela. A ningún venezolano con una sólida formación cívica se le hubiese ocurrido que un militar golpista tenía el perfil requerido para rodearse de gente que pudiera ofrecernos un mejor país. La solución a los problemas que enfrentamos hoy en día los venezolanos es, en esencia, un desafío cultural.”
Le concedo posible validez a lo primero, muy cuestionable “factualmente” sin embargo.
Pero lo segundo, señorito “premiado”, es una “formal” falacia histórica. Aquí Ud. razona de adelante “pa’tras”. Va de las consecuencias a las causas.
¿No se da “de” cuenta? (sic).
Además de ofendernos (presuponiendo en nosotros “debilidad mental cívica”), a “todos” los venezolanos clase media universitaria, quienes hicieron posible el triunfo popular de “mi-comandante”:
“… sólo una política cultural adecuada podrá restituir el coeficiente cívico requerido para granjearnos el derecho a una vida digna para todos los venezolanos”.
Además de tal ofensa, nos ofende aún más con su reclamo. Me explico:
Vista la manera como maneja la lógica que subyace detrás de la belleza “poético-literaria” (la cual le ha dado tanto “éxito”), de algo dicho en forma de ensayo premiable (reconocido por quienes informaron sobre su premio) –lo que Ud. escribió, y por lo cual lo “dolarizaron a Bs.F. 6,30”-, Ud. Señor “escribidor”, en lugar de reclamar debería guardar silencio, y sentirse muy, pero muy bien tratado por los “chavistas” que Ud. considera tan tramposos”.
Quien fue estafado con su premio fue el Estado venezolano –y nosotros como parte de él, por ser ciudadanos- al darle a Ud. un premio realmente inmerecido.
Ud sabrá medio escribir “bellamente”; pero lo que ha demostrado con su comentario es que no sabe pensar lógica-argumentativamente, y lo que es peor, ha demostrado que Ud. es falso moralmente hablando.
Ud. es todo lo contrario a lo que sería un defensor de la “parresía”, un Sócrates, o uno de esos estoicos que intentó comprender Michel Foucautl cuando ofreció su seminario sobre esa temática en Berkeley.
Ud., Señor escribidor es un fraude y una real estafa burocrática-universitaria.
A Ud. debería decírsele como le dijo el Rey español al Ido:
“Cállese la boca, no hable para que no le huelan su aliento ilógico e inmoral”.
ooo
Arnaldo E. Valero – 29 octubre, 15 dijo:
Estoy de acuerdo en que lo que me ha ocurrido es poca cosa comparado con cantidad de trapisondas que los funcionarios del régimen han cometido desde que se implementó el control cambiario. A mí me han robado de manera descarada, pero ese robo no es nada comparado, por ejemplo, con el atropello que se ha cometido con esas empresas farmacéuticas que fabrican medicamentos fundamentales para garantizar el derecho a la salud y a la vida de millones de venezolanos. He sido víctima de una injusticia, pero mi caso es ínfimo en comparación con las acciones que han convertido al gobierno de maduro en un régimen que ha violado de manera sistemática los derechos humanos de millones de venezolanos.
En cambio, el que digas que yo pretendo cobrar el premio en dólares es una malinterpretación de tu parte. Las bases lo dicen con claridad: si el ganador resulta un escritor venezolano residenciado en el país, el premio será pagado en esa moneda que cada vez se parece más a la que circula en el reino de Mugabe. Lo que no anunciaba la institución patrocinadora del concurso era que el premio lo iban a pagar como si el autor del libro ganador perteneciera al selecto grupo de personas que tiene acceso a dólares preferenciales. Yo vivo en Venezuela, pero no soy el “titular” de una empresa de maletín. a diferencia de esos señores, yo no poseo patente de comercio requerida para tener acceso a divisas a 6,30. Es más: por no tener tarjeta de crédito respaldada por una institución de la banca pública, tampoco tengo acceso a divisas electrónicas. Ergo: lo correcto, lo justo, lo que hubiese representado un verdadero estímulo—uno de los supuestos motivos de la creación del premio, según se dijo en VTV– hubiese sido pagar el premio calculando el dólar a tasa SIMADI.
No le hagas el juego a quienes han saqueado el país enarbolando la bandera del socialismo del siglo xxi, John Manuel: el ministerio de cultura no está pagando el premio apegado a la ley, lo que ha hecho es repetir el desfalco de quienes ahora tienen cuentas millonarias en andorra y otros paraísos.
Yo no publique el texto que usted comenta porque me crea privilegiado. lo hice porque considero importante que se conozca cuál es verdadero tratamiento que el gobierno le está dando a la producción del conocimiento. el principio que rige el proceder del ministerio de cultura es la estafa en todas sus variantes, desde la oferta fraudulenta hasta el robo descarado. El Ministro Iturriza y todo su equipo no se comportan como funcionarios que deberían velar por la cultura, sino como los administradores de una agencia de festejos. Eso no es casual: a falta de pan y de medicinas, se requiere circo.
Tengo una visión muy clara de qué es la cultura. sé perfectamente cuál es su papel en sociedades como la nuestra: introducir en el imaginario colectivo el saber requerido para propiciar cambios socialmente progresivos. Eso es lo que intento conseguir cada vez que entro al salón de clases, el pequeño espacio en el que trato de revertir el signo de estos tiempos. Si los “intelectuales” que han asumido cargos de importancia en el gobierno hubiesen entendido eso, hoy no habría gente golpeándose en los mercados por un pollo subsidiado, ni habría enfermos de diabetes con amputaciones por falta de medicamentos, ni tendríamos un índice tan alto de embarazos precoces. Es más: si los intelectuales tuviesen bien claro cuál es el rol de la cultura en sociedades como la nuestra, Chávez jamás hubiese sido presidente de Venezuela. A ningún venezolano con una sólida formación cívica se le hubiese ocurrido que un militar golpista tenía el perfil requerido para rodearse de gente que pudiera ofrecernos un mejor país.
La solución a los problemas que enfrentamos hoy en día los venezolanos es, en esencia, un desafío cultural. Sólo una política cultural adecuada podrá restituir el coeficiente cívico requerido para granjearnos el derecho a una vida digna para todos los venezolanos.
¡No me jod….. hermano: ¡la sacaste del campo, un real jonrón argumentativo… Te felicito! Le diste en la mera madre a ese farsante! A ver si aplica para otro premio en donde lo evalúen realmente, no solo en cuanto a sus capacidad para escribir «bellamente» como dices tú, sino para argumentar válidamente, pues el ensayo no exime de hacerlo sino al contrario. Pero me temo que, con lo que has demostrado, ese «escribidor» como lo llamas, no pasaría ni un examen de lógica de primer orden ni que tuviera el libro de Copi abierto durante le examen. ¿Cómo se graduaría en su universidad, sería algún dirigente político, y como entró a a dar clases -como dice que lo hace- en la muy y que ilustre ULA? ¡Te felicito de neuvo, Ismadiaz y continúa deleitándonos con tus desmontajes discursivos y desenmascaramientos de farsantes como este «escribidor»!
El reparto de dólares en Venezuela ha sido muy «equitativo». Todos tiene un poquito «debajo del colchón». Ya el corralito esta funcionando aunque nadie lo menciona, basta con ir a cualquier banco a cobrar o a retirar mas de 15 mil Bs. para constatarlo. De ahí la necesidad de tener alguito guardado, pero que sea verde. Una bolsa de mercado es necesaria para llevarse el menudo que te dan en los bancos. Dentro de este contexto todos tenemos las pezuñas sucias, nadie se salva, ni los «puros intelectuales» como ese que llama el «deconstructor» Ismadiaz: «El escribidor». Menos él con lo devaluado que están los sueldos universitarios. Ante tal mengua salarial, quienes se dedican a la docencia y a la supuesta investigación académica deben explorar lo que en otra época se llamaba el «rebusque», y hoy el «bachaqueo». Ese bachaqueo a nivel de investigación se denomina «refrito»; es decir, reciclaje de lo que sea para sacar dólares de donde sea. Se hizo real el «Publish or perish». Aunque sea concursando para un premio otorgado por el gobierno que tanto se detesta. Para eso existen los pañuelos oportunistas: se tapa uno la nariz de la conciencia ética y ya. La confusión es muy grande, más en estos momentos cuando el barco se hunde y las ratas saltan. Las componendas y colaboraciones penetran todos los ambientes en donde se cocinan pactos y acuerdos. Nada de extraño tiene que eso ocurra en el otorgamiento de premios. Que se negocien a la mejor manera del reparto de los dólares baratos. Solo hay que poner condiciones, hacer tratos bajo cuerda. Tener conexiones. Eso es así pues nuestra moral esta hecha de plastilina petrolera. Y eso viene de atrás, de cuando explotó el primer pozo de oro negro. Entones el diablo nos «cagó» la conciencia a todos los venezolanos, y entre ellos, la de quienes se creen superiores al resto de los simples mortales: los que llaman y se llaman «intelectuales» es la conciencia mas sucia pues se sabe sucia, y se acepta sucia; y se justifica la suciedad con aparente «sabiduría» que mejor sería llamarla «ideología». Mejor sería llamarlos, como el caso de «El Escribidor»: «intelectualoides», esos que cuando eran estudiantes de Letras andaban por los pasillos siempre con un libro sudado bajo su brazo, caminado como sonámbulos para mostrar su sabiduría imberbe. Algunos, ya de viejos, continúan asumiendo esa patética actitud, y cuando no se les reconoce con metálico o especies, lloran y les dan berrinches. Y quisieran que el mundo se parara para que todos reconocieran las injusticias que con ellos, pobrecitos, comete el sistema corrompido que ellos tan religiosamente y comodamente atacan. Antes eran de izquierdas, y hoy de derechas. Siempre, claro está, desde sus teclados, celulares o IPhones. Enviando quejas a sus propios «sites», pues muchos de ellos no son reales sino virtuales: alias, clons o simples Trolls que «tiran» un artículo para ver las reacciones, y ellos se multiplican con sus alias y se comentan y refutan a quienes les refutan. Como este que tiene unos cuantos -entre ellos con nombres femeninos- para meter miedo con su «bella y tersa escritura» y no con su «sesera» de la cual carece totalmente. No me jodas «Escribidor». Eres patético, como el caso que denuncias.
Eso de los clones y alias en este portal es muy cierto. Yo veo como los usan cuando quieren que alguien no les joda la paciencia o cuestione. Entonces usan tres tácticas: primero te hacen sentir analfabeta, pues lo primero que hacen es decirte que no sabes escribir, que cometes errores ortográficos y te mandan a hacer un cursito de redacción. Es decir, te discriminan y te ponen en ridículo, aunque tu escritura sea como la de Sábato. Segundo, si eso no funciona te buscan errores de argumentación, los cuales son muy difíciles de detectar pues hay poca capacidad de análisis en este sentido. Como nuestra cultura es latina y no anglosajona, a la razón analítica la dominan en estas tierras tan calientes pasionalmente, los deseos desenfrenados de placer, fundamentalmente la envidia. Esa es la pasión propia de los profesores universitarios mediocres y frustrados. Tercero, si las dos tácticas anteriores no funcionan, entonces te tratan de ganar adulándote, o te ignoran. Si les comentas, por ejemplo, te adulan (el escribidor lo hace en partes de su comentario a quien le cuestionó su actitud crematística) o pasan por encima de lo que les dices y comentan a otro comentarista, etc. Es decir, ene este portal «muy tolerante y crítico» como dicen ser, sucede lo que en cualquier grupo cerrado de discusión en Facebook, que dicen ser muy abiertos pero por detrás tienen infinidad de reglas ocultas, e infinidad de «garrotes» atacantes, o «Trolls». De abiertos solo el nombre. Los motivan intereses ocultos, sobre todo políticos. Es lo que sucede con algunos portales como Aporrea que es oficialista, o ProDavinci que es opositor. Allí quienes opinan deben hacerlo «correctamente», es decir, dentro de la linea de los administradores. Si no te borran el comentario o te bloquean. Aquí vemos a algunos clones actuar de ese modo, por ejemplo esa que se dice llamar «Fabiola». Es abiertamente un alias de este «Escribidor». O del administrador que está cercano a los intereses del «escribidor». Y en el ambiente académico en donde él sobre-vive, allí se han multiplicado por años los «Trolls», no virtuales sino reales-universitarios, sobre todo en el campo humanístico. En esa «suidad» (sic) con una universidad por dentro, todos los «pseudo-humanistas» se creen descendientes directos de los griegos clásicos! Algunos hasta usan barba larga y túnicas muy blancas.
Tan interesante me ha parecido la discusión que leído todo lo que ha publicado «El Escribidor», y creo que su escritura no da para premio alguno. Hace crónica periodística pésima. Tanto que le ganaría Leonardo Padrón, y hay que decir que este escritor de guiones telenovelescos es pésimo. Pero en el país de los ciegos intelectuales los intelectualoides son tuertos. Claro yo creo saber cómo concursó: estaba haciendo una investigación subvencionada pro el CDCH, y le sacó jugo del bueno. Probablemente la dividió en varios artículos, y la convirtió en libro que usó para engordar su CV y para concursar. Como tiene contactos y forma parte de una rosca investigativa, la cosa se le hizo fácil. El misterio novelesco está en por qué protesta tanto por lo que le dieron, si está claro como el agua que era lo convenido. Aquí parece haber mucho gato encerrado, exactamente como en el caso del Fiscal Nievs o en el la técnico -también ulandina- cuyo informe semiótico (¿que quéee?) sirvió para encerrar a Leopoldo López. Es que esos académicos se prestan para cualquier negocio en donde haya del billete verde, en particular cuando los ingresos se recortan y quieren seguir disfrutando de su buena vida, no de su vida buena, pues de este último tipo no es la que viven. Pobres los bichitos!.
Muy bueno el artículo y sus comentarios. Esclarecedores. Abren los ojos.
En una sociedad de cómplices, en donde una mano lava a la otra, y un escándalo tapa otro mayor, ¿qué de raro tiene que quien denuncia sea culpable o cómplice de la denuncia, o que que le trasmita a los demás su propia culpa? En esta sociedad todo se negocia, y todo tiene un precio. Es una sociedad mafiosa. Quien crea que a nivel político imperan los valores de la ética privada personal, esta regando la mata fuera del tiesto. Lo socio-político funciona con sus propias reglas, las que rigen una sociedad en descomposición total. Sobre todo cuando de las instituciones públicas se trata: el sistema de intercambio mercantil, el sistema educativo superior, la justicia, y -el fin-: ¡la Santa Madre Iglesia!, son instituciones que huelen a podrido. ¿Y el sistema electoral? ¡**Ni se diga! Conectado con la «isla de la felicidad caribeña»**.
Tienes toda la razón Hipolito. Un autor que sabe de situaciones parecidas a la que hoy vivimos en Venezuela es Slavoj Zizek. Este filósofo-estrella, vivió los horrores de la sociedad totalitaria soviética y no pierde oportunidad para denunciar las estrategias que allí emplearon sus líderes corruptos para mantenerse en el poder. Y no sólo lo muestra como un mal “local soviético” sino como un mal estructural del “socialismo real”. Iguales procedimientos se usaron y siguen usando en la China comunista. Y quien era maestro en ese arte de usar cualquier método para engañar al “pueblo” era Mao. Hizo lo mismo que Stalin, repitió la misma receta de manipulación totalitaria. Igual la repitió Fidel en Cuba. Y hoy, de manera bufa, la repiten en Venecuba. Al inicio, como en Rusia, o Cuba, los supuestos “revolucionarios” atacaron la religión, por ejemplo. Al final la usaron y auparon como un mecanismo de manipulación masiva. Exactamente como está sucediendo en Cuba hoy, con el pacto realizado entre USA y el Vaticano para “abrir” y que democráticamente la islita delos Castro. Y dejarnos a nosotros atados a sus políticas autoritarias. Parece que alguien por sobre el bien y el mal, que conoce la historia del socialismo real, muy pero muy bien, aprendió la lección y nos la está aplicando sin anestesia. Zizek lo muestra cuando cuenta lo que pasaba con los famosos juicios ideológicos o de “purga” anti-revolucionaria. Lo que hicieron en el caso Bujarin, por ejemplo. El uso del humor negro, de la burla, para acallar la disidencia y estimular el odio oficialista, a la par que la eliminación física por supuesto, etc. Bueno sería que muchos de quienes ingenuamente (opositores u oficialistas) creen que lo que sucede con los juicios a opositores o los saltos de talanqueras (por ejemplo la “traición” del fiscalito arrepentido) es real, lean a Zizek para que se caigan en cuenta que todo es **una burda patraña**, un vil teatro montado por los oficialistas en colaboración con los opositores (**sus líderes mayores, presos y gobernando estados**) para seguir “mamando” petrodólares y poder. **Despierten venezolanos**, lo que sucede en nuestro país hoy es una **farsa tamaño nacional**, en grande, como en pequeño es la **farsa montada por el “Escribidor”** y aquí en Panfleto Negro publicada. ¿Estará este portal en tales “negocios”? Todo para hacernos creer en su inocencia opositora –la de el “Escribidor”-, siendo como es un chavista disfrazado o un **vil colaboracionista lochero**. ¿O no es verdad “Escribidor”? ¿Serías capaz de desmentirlo?