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El narcisismo colectivo de un país llamado Venezuela

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El pasado viernes 13 de noviembre, el ISIS perpetró un ataque colectivo en París, dejando más de 130 muertos y el terror en las calles, llevando al Presidente Hollande a cerrar las fronteras y poner en marcha el estado de emergencia.

Lo ocurrido es un ataque al corazón del occidente. Un mensaje claro de lo que luego escribiría el ISIS en las redes «Vivirán en el terror».

Europa entera se solidarizó con Francia y también Estados Unidos. Algunos lo hicieron con el uso de las redes sociales, otros en un modo más oficial.

Al poco tiempo, apareció el argumento de parte de varios venezolanos que «en Caracas matan a ese número de personas cada día. ¿Por qué no lloran por nosotros». La cosa que más me impresionó es que ese pensamiento no fue compartido sólo por el chavismo que, con su discurso anti-imperialista de odio, podría hasta tener sentido. Pero no, una gran parte de opositores, muchachos jóvenes que han ido a la universidad, jóvenes que viven afuera del país, todo tipo de clase media alta acomodada, también se hizo eco de este pensamiento aberrante.

Lo único con lo que logro explicar esto es el egocentrismo colectivo que tienen los venezolanos de manera intrínseca. En todo somos más arrechos, hasta en la violencia. No nos pelamos una. Cuando vamos afuera del país, nuestras costumbres son las mejores, nuestras mujeres son las más bellas, nuestra comida sabe más rico. La poca capacidad de adaptación y de convivir con el mundo es exactamente la raíz del problema actual del país, y de eso sufrimos todos por igual. Algunos, que han crecido en la violencia y en la pobreza, la desarrollan con violencia. Otros, que han crecido de manera privilegiada, la desarrollan encerrándose en una burbuja de insensibilidad, desconectándose del mundo.

El mundo se ha solidarizado con París porque es el corazón del pensamiento occidental y no es común que haya ataques terroristas. Nos es más difícil sufrir lo mismo por Nigeria por una cuestión de distancia física e ideológica. Esto no significa que los muertos de Nigeria, de Palestina o de Siria, valgan menos. Significa que no se están llorando sólo las víctimas sino el miedo a que la guerra está en nuestras puertas. En Venezuela no hay ataques terroristas. Hay una situación horrible y denunciable, pero eso no nos da derecho a la insensibilidad, a la necedad de tener que llevarlo todo a nuestra pequeña burbuja.

Esta misma insensibilidad es la que hace que los chavistas se rían cuando un estudiante es torturado; es la misma que hace que ustedes, opositores en burbuja, no comprendan las implicaciones del Caracazo en la sociedad o la fractura social que se creó en cincuenta años de mala democracia. Esa falta de humanidad, que les permite ver sólo lo que está a su alrededor y los haga entrar en sus certezas, es nuestra condena. Es la insensibilidad que hace creerles que su lucha es más importante que todo lo demás y todos debemos escucharlos. Por eso, cuando la ONU no dice lo que queremos «está comprada» pero cuando dice lo que queremos «¡es que ya se les acabó el petróleo!» y pare usted de contar. Esa misma insensibilidad que llevó a una opositora (que decía apoyar al movimiento estudiantil) hasta Europa para ver al maestro Quino a sus ochenta y pico de años, y hacerle una foto con una bandera de Venezuela, sin ningún respeto por el artista, manipulando sus palabras. La misma insensibilidad que nos hizo ver usar dibujos de Zapata para fines políticos de la oposición cuando éste se encontraba en coma por más de dos años. La misma insensibilidad de Chávez gritando «gas del bueno» para los estudiantes. Ustedes, los insensibles, no logran entender que importa poco si el gobierno cambia porque el cambio lo tienen que hacer internamente.

En vez de criticar al mundo porque se une ante el horror, deberían tomar ejemplo y hacer un examen de conciencia colectivo.

Giulio Vita
@elreytuqueque

Actualización: Desgraciadamente, se confirma la muerte de Alejandro Silva Perugini, venezolano que se encontraba en la sala Bataclan el día de los ataques. 
*Al parecer, la hija del maestro Zapata se puso en contacto conmigo a través de los comentarios. Los invito a leer sus declaraciones y leer el artículo que ha compartido sobre su padre. No sé si ese es su perfil real y no soy un medio periodístico como para ponerme a verificarlo pero me parece que no hace daño leer lo que tiene que decir, sea o no real su perfil.

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