Eventualmente saldremos de esta elite de corte medieval, con todo el sufrimiento y sacrificio que esto conllevará, pero por no tener claro cuál es el verdadero problema vendrá otra que tarde o temprano caerá en los mismos vicios. Y es que el problema es el petróleo.
Hay que descubrir, inventar y trabajar. Fracasar. Volver a fracasar. Eventualmente agregar valor. La sociedad venezolana tiene que aprender a recompensar generosamente a los que toman riesgos más allá de los que primero pasan por una cárcel. Si esto se premia con individuos inmensamente ricos pues bienvenidos sean. Se desprecia a la agricultura y la manufactura por ser actividades que requieren de mucho esfuerzo pero con poco margen en relación por ejemplo a la renta petrolera. Pero se olvida la mentalidad y las idiosincrasias que éstas generan y que son más propicias para la vida civilizada y en sociedad. Esto tiene un valor intrínseco inmenso pero es subestimado porque este no se puede monetizar tan fácilmente. Si a un grupo numeroso de leones se le da una sola presa de tamaño medio veremos mucha más violencia grupal que si ponemos varios trozos de la misma presa, inclusive menos, pero esparcidos estratégicamente por todas partes. En Venezuela ha habido en los últimos 70 años una sola presa, no muy grande aunque existe la falsa creencia de que lo es, disputada por millones de leones hambrientos que no paran además de reproducirse. Resulta que ante esta dinámica el petróleo siempre termina estando al servicio del más fuerte, es decir al servicio del poder, eventualmente corrompiéndolo. Poco importa las intenciones altruistas y sublimes de los que detentan el poder o la ideología con que se disfracen.
Si cambiar esto requiere dejar los dólares del petróleo en fondos soberanos afuera por cien o doscientos años con leyes que penalicen severamente al que intente romper la piñata pues que así sea. Que entre solo una mínima parte, en intereses y dividendos y que el Estado se financie mayoritariamente de los impuestos. El riego por goteo suele dar resultados espectaculares. Se ha sin embargo retrocedido demasiado. No solo se tuvo el diagnóstico equivocado sino que se ha impuesto un sistema en donde es casi imposible tener alguna recompensa por ningún esfuerzo productivo. Empezando que es muy difícil producir en socialismo; éste no fue diseñado para organizar la producción ya que el producir cualquier cosa eficientemente genera riqueza y por ende diferencias sociales. Que tantas diferencias sociales son aceptables en un conjunto humano es lo que puede ser discutible. La igualdad social absoluta eventualmente acaba con la producción de bienes y servicios (mas no de propaganda) y sin producción no es posible satisfacer las necesidades humanas que pareciera no tienen limite. La igualdad absoluta solo existe en los cementerios, por algo será.
Petróleo: ¿bendición o maldición? Yo al menos estoy convencido de que una renta exuberante que requiere de muy poco esfuerzo productivo para generar enormes dividendos termina trastocando muchas almas. Que se distribuya así o asao es simple consecuencia de cómo fue generada y no me parece un problema en sí mismo. Además de que estamos hablando de $3.000 anuales per cápita asumiendo a $100 el barril de petróleo lo cual no es una fortuna que se diga al menos que se la compare con la renta per cápita de Bután. Sin embargo, sí es una masa monetaria inmensamente grande si alguien la “administra” por treinta millones de personas. Esta riqueza no renovable concentrada y dejada decantar por un grupo de ungidos que elegimos, si nos dejan, cada cierto tiempo es la causa de todos nuestros males sobre todos los de actitud y de expectativas existenciales. Que se haya sustituido una elite con una predilección ridícula por apellidos con “pedigrí”, que sueña con Miami y con gustos cuestionables por otra “plebeya”, que sueña con la Patria Grande y con peores gustos no solucionó absolutamente nada ya que ambas cuentan o han contado con demasiado tiempo entre sus manos y muy poco oficio. Que el Estado sea el administrador absoluto de la riqueza y el que controle el mecanismo de fijación de precios ha creado una crisis jamás vista en la historia de este país. Ojala se terminen de aprender un par de lecciones de todo esto. De una vez por todas y para siempre.
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