Venezuela: Una mujer arrechísima y las 32 puñaladas

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2031

Para entender lo que está pasando en este momento y lo que va a pasar durante y después del 6 hay que ver a Venezuela como una mujer, no en vano dicen que tiene nombre de una. Imagina que esta mujer joven y desencantada de su esposo conoce a este tipo carismático, que habla duro y dice lo que ella quiere escuchar, esta mujer consigue la forma de divorciarse de su esposo y se va con este hombre nuevo, a vivir una vida romántica y épica que le prometió durante el poco tiempo que se conocieron.

Durante sus primeros años vivía muy mareada y enamorada de él como para darse cuenta de las micro-agresiones  de este tipo, hablaba duro pero dulce, ella se perdía, a veces tanto que no notaba que el tipo era dominante, egocéntrico y violento, peligrosamente violento.

Con el tiempo las cosas iban bien, a ella le iba desencantando cada vez más y más, pero pensaba que era algo normal, que las relaciones tienden a agotar, ella aún lo amaba y aunque a veces se sentía preocupada por su futuro con el tendía a decirse que el cambiaría, que él con todos sus defectos sabía lo que hacía y por lo menos por ahí ella estaba tranquila.

Cuando cumplió su primera década empezó a ver los coñazos, el tipo ya se ponía violento físicamente, las amenazas también cambiaron, ya no eran cosas ambiguas, eran cosas más agresivas y más específicas, eso combinado con los golpes de cuando en vez empezaban a hacer mella en el amor y en el respeto. La tipa aguantaba pero ya estaba molesta.

A todas estas seguían juntos por el miedo que ella tenía, pero por lo menos el saber que el tipo le daba el estilo de vida que su poca autoestima la hacía sentir merecedora la hacía continuar con el gorila. La relación tomaba una mezcla de miedo e interés monetario, había un poco de amor para hacerlo llevadero pero con el pasar de los meses se iba desencantando cada vez más.

Cuando llega un hombre nuevo a la ecuación ella ya estaba empezando a pasar necesidades, ya no entraba la misma cantidad de dinero, el tipo era violento, y ella quería seguirlo amando pero sentía que estaba con el por miedo; aunque una parte de ella quería salir corriendo todavía pensaba que podía mejorar, que en cualquier momento le iba a ir bien en el negocio y que pasar toda esa necesidad y carestía iba a valer la pena cuando fueran a Europa en verano y  comieran lomito todos los días. Seguía siendo una mujer muy joven, muy bonita, pero muy pendeja. Este hombre le decía cosas no tan bonitas pero más lógicas, sentía que su tiempo con él había cambiado y este muchacho nuevo ofrecía cosas más racionales, se sentía más madura y dispuesta a empezar de nuevo a hacer las cosas diferentes, y un por un momento parece dispuesta a dar el paso.

Cuando ella empezó a sentirse lista para cambiar su esposo le montó un drama, le hizo recordar los buenos tiempos, se convirtió en el hombre más amoroso que tenía y empezó a gastar, a vestirse mejor y a prometerle el cambio que ella tanto esperaba, se enamoró, se dejó llevar y se quedó con él, el chamo joven no se fue, se quedó por ahí, sabía que la iba a llamar, que eso era temporal; tarde o temprano ella le iba a volver a jalar el botón.

Cuando su esposo se vio con ella de nuevo empezó de nuevo la agresividad, las promesas se hacían más poéticas, pero la carestía se intensificaba y la frecuencia y la violencia de los golpes aumentaba, el muchacho le seguía dando bola y andaba por ahí, ella ya estaba empezando a agarrarle arrechera a su marido, pero estaba callada, una mujer joven, bella,  que no le tenía amor a su esposo, que cada vez más le agarraba más arrechera, ya era una mujer peligrosa.

El marido seguía con los golpes y con los coñazos, la inseguridad le estaba haciendo mella no solo al poco amor mutuo que se tenían sino al respeto; no hizo falta mucho tiempo, la mujer le perdió el miedo y le regresó los golpes, fue una época donde no le podía decir nada porque le respondía violentamente, el esposo seguía y se los respondía pero ya el daño estaba hecho; aunque el hombre pegara duro la mujer le devolvía los golpes. Todo eso demostraba lo que él temía más que el abandono, que era la pérdida del miedo. A estas alturas nuestro país es esa mujer que ya le perdió el miedo al marido abusivo, que está temblando de la arrechera, y sus manos se estremecen solitas. La ira no es ruidosa sino callada, anda es esperando la oportunidad para terminarlo con violencia, ella sabe que la pesadilla no se acaba dejándolo, que el tipo seguirá con la vaina. Esta mujer está tan arrecha que tiene un cuchillo escondido en el vestido.

asesina

El 6 de diciembre es el día D, un 80% de inconformidad con el gobierno es un cuchillo de cocina escondido en el vestido, el 6 de diciembre es el día de la explosión, el marido sabe que va a pasar, solo que no sabe cuándo, y mientras tanto ella ya le puso día y hora; como el marido diga misa mal pronunciada lo volverán un colador estilo Robert Serra.

En esa onda es en la que estamos como nación, a pesar del miedo que trata de infundir el socialismo sobre la población e incluso manipulando al pueblo con becas y una generosidad estéril la gente sigue molesta, el gobierno se convirtió en el marido que mete miedo, quien habla fuerte y que con la misma lengua que insulta, halaga, la mano que golpea también es la mano que regala; Venezuela por otro lado es esa mujer que tiene fecha pautada a su momento de inflexión, se dijo mentalmente “si este coñoemadre me llega a hacer el día tal, tal y tal cosa, lo mato, me pase lo que me pase”. El triunfo el 6 de diciembre implica un cambio de rumbo para bien en el país, tal vez el más importante de este siglo entrante y la posibilidad de liberar una válvula de presión que tienen todos los venezolanos en la cabeza, es la única forma real de apaciguar a ese 80% de votantes que no quieren nada que ver con el gobierno actual del país y que se sienten profundamente descontentos con la economía y el estado general de la sociedad, lo más sano siempre será reconocer, pero si el gobierno no lo hace, ahí es donde la mujer se molestaría y podrían pasar cosas malas.

Ya Maduro dijo que se iba a volcar con el pueblo a las calles y con esa misma le responden Chuo y Capriles, que con qué pueblo se va a lanzar. La respuesta airosa es la respuesta a la última amenaza, el tipo intimida y la mujer le responde, le responde altiva y con arrechera, solo queda esperar que pase lo mejor, el gobierno puede ahorrarle muchas cosas al país y aceptar humildemente la derrota, de lo contrario está condenado a convertirse en el marido celoso que reseñó el periódico, ese al que la mujer arrecha le metió 32 puñaladas.

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