Es miembro del partido blanco desde 1958, temprana militancia que lo puso en trato de tú a tú con personajes clave de la historia de la democracia venezolana como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi, todos, pertenecientes a Acción Democrática (AD).
Ahora, atareado en el escritorio de su oficina de La Florida en la sede del partido (años atrás considerada una fortaleza imponente y poderosa, no en balde llamada “el búnker·, devenida hoy en un espacio ruinoso y canijo) ajusta los últimos detalles de un viaje que hará a la otra Florida, la de los exilios hispanoamericanos, en menos de 24 horas.
Cuelga el teléfono, recibe una carpeta repleta de papeles, sonríe y con su verbo folclórico y retórica encendida, pide que se le pregunte de qué va todo esto. Todo esto puede ir de muchas cosas, desde cómo piensa uno de los dirigentes políticos de oposición que ha sabido hacerse nombre dentro de las huestes oficialistas como un personaje inteligente y contestón y, por ende, de cuidado hasta cómo se proyecta actualmente el partido del cual es secretario general.
A sabiendas de que AD es un partido con cabida en la fila de los más antiguos (cómo olvidarlo si la tarde anterior, Ramos Allup celebrara el cumpleaños número 69 de la tolda) y actualmente es una de las organizaciones políticas de más protagonismo en el panorama político del país. El veterano político espeta sin pausa y con prisa: “Hay una frase que reza que una misma idea en tiempos distintos no es una misma idea”.
Arrojada la artesanal conseja, explica que la idea fundacional de AD y su principio social demócrata que en la década de 1940 buscaba modernizar una Venezuela rural y atrasada, continúa estando vigente, no porque no se haya logrado el cometido durante los primeros cinco decenios del partido, sino porque desde hace 11 años hasta el presente, el país ha caminado como el cangrejo, hacia atrás. “Que el presidente exporte venezolanos y problemas mientras repite el mismo discurso pasado de moda con el que ganó popularidad en las elecciones de 1998 y pretenda implementar un régimen comunista mediante la importación cubana, es atraso”, dice Ramos Allup.
Y es sobre esa agenda política que para Ramos, las frases adecas de ‘Pan, tierra y trabajo’ y la popular ‘Venezuela libre para los venezolanos’, tienen hoy una connotación distinta a la que tenían durante la denominada “IV República”.
“En 1945 hablábamos de una Venezuela libre para los venezolanos en una posición contra las trasnacionales y a favor de la exaltación de valores nacionalistas; hoy es evitar la importación cubana y que se le delegue el poder a una sola figura”.
A 17 años de la última vez que el mandato del país estuvo a cargo de un presidente de Acción Democrática, Ramos Allup recuerda que el discurso inicial de Chávez era freír las cabezas de los adecos. “Al hombre o le sobraron cabezas o le faltó manteca”, comenta con su verbo criollo agregando que si buen “la coyuntura política actual -como quien dice- nos ha puesto nuevamente a valer, no puede negarse que cuando los tiempos de Acción Democrática, el país vivía mejor. Dígase lo que diga, critíquese lo que se critique, se vivía mejor y hoy como partido estamos en un crecimiento paulatino pero sostenido porque estamos en aras de asociar en lugar de disociar y de recorrer la ruta de progreso que antes recorrimos que -con sus males- era mucho mejor que esto”.
Ramos recuerda los tiempos de la denominada “guanábana” en los que Acción Democrática y el Partido Social Cristiano Copei se turnaban el poder mediante el voto democrático. “Es lo que ocurre en los sistemas democráticos del mundo; republicanos y conservadores, adecos y copeyanos; el país tenía opciones”. Para el secretario general de AD, a la constante acusación del presidente a una oposición que supuestamente busca derrocarlo mediante el golpe de Estado la respuesta es clara: “No queremos salir de un gobierno militar que, aunque no parezca, fue electo por el pueblo. No somos tontos para pensar que alguien que mediante cañones derroque a un gobierno electo, pueda gobernar. Lo vamos a sacar a punta de votos, afirma”.
Después de más de 40 años leyendo sobre marxismo y con sendas obras publicadas sobre el tema, Ramos Allup dice no entender de qué se trata el “todavía inédito e incomprensible” Socialismo del siglo XXI. “Yo creo que para el presidente se trata de cualquier cosa que se le ocurra mientras da un discurso en la Academia Militar o en el bodrio llamado Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) o mientras discute con Fidel comiéndose un dulcito de lechoza. Pero, si se examina bien, no sólo se trata de un personaje autócrata que encaja arquetípicamente dentro de las características del núcleo común del populista, sino que se trata de un egotista –creerse Dios- con rasgos más agravados que los de Perón en Argentina y Vargas en Brasil”.
Confiado en que las elecciones del 26 de septiembre traerían buenos resultados para la democracia venezolana mediante la presencia de miembros de la oposición en la Asamblea Nacional (AN) piensa que el ejercicio de éstos será una tarea “casi febril” dada la constante “rebeldía del Presidente que con su verbo guapetón pretende hacer lo que le venga en gana sin respetar los eslabones del poder”.
Antes de contestar otra llamada, reflexiona brevemente y dando golpecitos en su escritorio, dice que los militares tienen mentalidad de casta. “Cuando se tergiversan los papeles y esos papeles vienen armados con un fusil, es de preocuparse. No hace falta tener características adivinatorias para entender que este proyecto del Presidente no sirve y que todo a lo que su gobierno le ha puesto la mano, o lo echa a perder o se lo roba”.
*Texto publicado en la revista Exceso, 2010
No basta con decir que con AD se vivía mejor. Eso es como si una persona con un cáncer terminal dijera “antes cuando me fumaba dos cajas diarias, comía todo tipo de embutidos y carnes procesadas, me tomaba una botella de vino cada día, y me iba todos los fines de semana a la playita sin usar protector solar, me la pasaba mucho mejor”.
El problema no es si antes se vivía mejor, de esto no hay ninguna duda. El problema es que de la manera como se vivía irremediablemente, tarde o temprano, se caería en un régimen como el que el país está sufriendo. Es en esto donde fallan algunos adecos recalcitrantes; no aceptan o no quieren ver que llegar es muchísimo más fácil que mantenerse. Después de más de tres lustros son tan estúpidos, tan miopes, que no terminan de ver que el chavismo no fue un accidente histórico sino un cáncer producto de un contexto histórico muy objetivo. No terminan de hacer las cosas bien. De nada sirve prometer que en veinte años viviremos mejor que como estamos si mis nietos o bisnietos, como producto de esta falta visión crónica, vivirán en la mutación futura del chavismo. No es suficiente con vender que con dos pasos para adelante y uno y medio para atrás vamos bien. Venezuela se merece más que esta mediocridad adeco-mierdera. Tiempo al tiempo claro está, como dijo el galáctico hay que usarlos como un condón. Llegado el momento habrá que deshacerse de ellos de una vez por todas y para siempre.
Que buen cambio, feliz 1986 para todos.