Resulta extraordinariamente irritante toparse con algun@s venezolan@s en el primer mundo, ansiosos de disfrutar lo que Venezuela les negó, bien en seguridad, bien en riqueza material, bien en poder vivir en una sociedad funcional y sin embargo no hacer el mínimo esfuerzo en renunciar a la religión monoteísta venezolana. Religión que en algunos de sus credos está en clara contraposición a los valores y las costumbres del país de acogida. Sin llegar a representar el peligro de un radical islamista, la imagen que da este venezolano sin embargo es la de un tipo con un pensamiento altamente marginal. Se puede no hablar bien el idioma del país en cuestión, o tener distintas costumbres, pero eso no impide tener una mentalidad un poco más abierta y civilizada lo cual sin duda facilitaría la integración. Integración que nunca disminuye a la persona, sino más bien la enriquece a pesar del chovinismo de algunos.
¿Y cuál es el credo de esa religión monoteísta?
- Hacer lo que me da la gana por encima de todas las cosas.
- Lo mío es mío y lo tuyo también (lo que es no otra cosa que la quintaesencia de la viveza criolla).
- Los europeos nos creen a todos unos indios. Los americanos nos desprecian.
- Venezuela es el país más rico del mundo.
- Venezuela tiene la mejor comida del mundo.
- Venezuela tiene las mujeres más bellas del mundo.
- Venezuela tiene los hombres más arrechos del mundo (en algunos lugares se la conoce como Braavos, tierra de hombres valientes y cuatri-boleados).
- Venezuela tiene los profesionales más capaces del mundo.
- Venezuela es simplemente el país más bello del mundo.
- Todos mis (pre)juicios con respecto al país de acogida están influenciados con estos siete elementos anteriores como si fueran verdades auto-evidentes.
- Está bien ver la paja en el ojo ajeno pero la mega viga que llevo en el mío es irrelevante.
- Somos víctimas de nuestra propia historia. No hay nada que podamos hacer al respecto. La culpa siempre es del otro o del pasado.
- ¿Cómo puedo obtener esto o aquello? (entiéndase, como puedo obtener esto o aquello pero no de la manera lógica, socialmente aceptada, ética o inclusive legal sino como puedo obtener esto de una manera fácil, sin joderse mucho y que sobre todo me haga ver como alguien que “se las sabe todas más una” o “que cayó parado” cuando la comparo a como la obtienen el 99.99% de los individuos restantes).
- El problema de los privilegios no son los privilegios en sí mismos sino que los disfrutan otros y no yo.
- Hay trabajos de mierda y trabajos a secas. NO todo trabajo dignifica.
- No ser pendejo es hacer algo que NO es ilegal pero que de hacerlo su coste solo se mediría en oprobio social. Esta actitud maximizadora para todo, que francamente es algo muy particularmente latinoamericano, solo alimenta más la imagen de marginal incivilizado. Ejemplos van desde colearse, sacar beneficio personal de algo que no fue creado para eso, crearse profecías auto-cumplidas y narrativas delirantes sobre las que luego se actúa sin absolutamente ningún tipo de consideración al prójimo, etc.
Es en esta jaula invisible en donde se desenvuelve a sus anchas la mente del marginal globalizado venezolano que no es de extrañar tiende a agruparse y formar guetos con otros de mentalidad limítrofe. Cualquiera que le muestre al rey que está desnudo, que ha podido huir de un país marginalizado pero la marginalidad no ha salido de él, es rápidamente despachado con alguna falacia. Y es así como, eventualmente, luego de varios años, a punta de ostracismo, oprobio y hasta desprecio (“nos tildan de sudacas”) porque hay que estar claros que gente con mentalidad marginal hay en todas partes, el monoteísta venezolano renuncia a su religión periférica, o al menos a algunos de sus credos, no necesariamente por convicción sino por conveniencia o necesidad. Basta ver como vuelven a sus andanzas cuando pueden, es decir cuando se van de visita a Venezuela. Y es que se pueden adquirir bienes materiales, seguridad y mostrar cierta integración funcional pero la libertad de espíritu, ¡ah la libertad!, eso sí es muchísimo más difícil de lograr y mantener. Porque de eso es lo que se trata al final. Las jaulas más difíciles de escapar son las que son invisibles.
“For to be free is not merely to cast off one’s chains, but to live in a way that respects and enhances the freedom of others.”
Nelson Mandela
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