El meme del princeso y otras homofobias

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Hasta el siglo XIX, que aparece la palabra «homosexual», toda práctica sexual que no servía para la reproducción se le llamaba sodomía, y fue más relacionado para denominar a las relaciones sexuales de los hombres que tenían con otros hombres.

Según parece, las primeras persecuciones de homosexuales por sodomía datan de mitad del siglo VI, cuando el emperador bizantino Justiniano y su esposa Teodora prohíben los «actos contra natura». Luego a partir del siglo XIII fue extendiéndose la intolerancia hacia la homosexualidad por toda Europa.

Hasta el siglo XIX y XX se mantuvieron en Europa y en general en las naciones occidentales las leyes contra la sodomía, en Francia fueron abolidas con la revolución francesa, y en Alemania no fue totalmente abolido sino hasta 1994.

En el siglo XX las leyes contra la homosexualidad han estado presentes tanto en gobiernos democráticos como autoritarios, ejemplos como en la Alemania nazi (1933-1945), el régimen franquista en España (1939-1975), y en la dictadura argentina (1976-1983), al inicio de la Cuba castrista, aunque al parecer en los últimos tiempos ha cambiado significativamente. En Nicaragua aún sigue vigente una ley contra la homosexualidad de castigo de cárcel de 1 a 3 años.

Según Amnistía Internacional, en 2007 existían más de 70 países cuyas leyes contemplaban castigos por la homosexualidad, incluso algunos pena de muerte.

Se sabe de asesinatos contra homosexuales en países donde la homofobia es muy extendida, a pesar de no tener legislaciones en contra, como Brasil y México, entre 30 y 120 muertes al año, la mitad de ellos transexuales.

Se sabe también de la discriminación contra homosexuales y transexuales en puestos de trabajo y en el servicio militar.

Según algunos estudios, aproximadamente el 25% de jóvenes europeos homosexuales o transexuales se ha suicidado o lo han intentado.

Otro ejemplo de homofobia es que hasta los momentos ningún jugador profesional de fútbol activo haya salido del closet. El único que lo hizo, el británico Justin Fashanu, no aguantó la presión y se suicidó en 1998. Y en otros deportes de equipo la situación es muy similar.

Todas las iglesias católicas y cristianas, tanto la de Roma como las protestantes, al igual que la judía y musulmana, no aprueban la homosexualidad.

La homofobia (el rechazo o aversión a homosexuales o demás personas que integran a la diversidad sexual, como bisexuales, o transexuales, o a quienes se determina que tiene actitudes de otro sexo, como los metrosexuales o con hombres con actitudes que se consideran femeninas, o con mujeres con actitudes varoniles) tiene muchos matices, por ejemplo las personas que sólo rechazan las políticas de igualdad entre personas entre personas de diferente orientación sexual, consideran que ese rechazo no es homofobia.

Como se ha visto, la homofobia no es un término estrictamente psicológico.

La homofobia también se manifiesta de manera solapada, como la burla, los chistes… El peluquero afeminado en la telenovela, o el afeminado en los programas de «humor», o como, por ejemplo, el meme del hombre que parece príncipe pintándose los labios, que ha aparecido últimamente en las redes sociales, con leyendas como «No me gusta el rock, prefiero Coldplay», es, desde luego, una manifestación, solapada, de homofobia.

Lo interesante que quienes comparten esa imagen por lo general no se definen a sí mismos como homofóbicos, para ellos es un simple chiste, es inocente.

Un artículo aparecido en un blog llamado Mafia LGTB, denuncia que, según ellos, 120 niños de una guardería fueron «obligados» a una parada homosexual en Suecia, y en el que supuestamente los adultos desfilaban semi-desnudos, aunque en las fotos publicadas por dicho artículo no aparecen adultos, sino niños portando la bandera de la comunidad LGBT.

Quienes publicaban en las redes sociales este artículo lo hacían ofendidos, diciendo que cómo era posible que unos niños tan pequeños fueran «obligados» a ese acto. Algunos comentarios en defensa decían cosas como «Los niños son muy pequeños para presenciar ese tipo de actos, eso les atrae confusión, les hace perder la inocencia», y la guinda: «no soy homofóbico/a». Es decir, según ellos, una marcha LGBT no es normal, es de «pervertidos», de gente que no debe presenciar los niños. El argumento es similar de quienes están en contra que parejas del mismo sexo no pueden adoptar. Es homofobia solapada.

Es rechazo, aversión, al distinto, al que se comporta de manera «rara», «anormal», no es lo que «debe ser». Condicionamientos sociales, que, como se ha visto desde arriba, han llevado a asesinatos, suicidios, desprecios, bulling, y lo más interesante que quienes tienen esos puntos de vista se ofenden si les dicen homofóbicos.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

1 Comentario

  1. Algunos de mis mejores amigos son gays. Puedo abrazarlos, besarlos, hablar con ellos por horas y llamarnos cuando nos extrañamos. Ellos están claros que les gustan los hombres, yo estoy claro que me gustan las mujeres.

    A unos les gustan unas comidas, otros no soportan la comida que al otro le encanta. ¿Cuál es el problema?

    Lo único que diferencia de forma radical, a mis amigos queridos de mí, es el gusto sexual. Del resto podemos compartir y ser felices en lo que sea. Yo no me meto con lo que ellos hacen en su cama y ellos tampoco pretenden cambiar lo que yo hago en la mía.

    Mientras eso siga así, estamos en paz.

    Sería absurdo pensar que soy homofóbico, si acepto, convivo, comparto y puedo amar al ser humano que llamo amigo, independientemente de su gusto sexual.

    Ahora bien, tengo una niña de 6 años. Ella conoce a mis amigos, me ve quererlos, abrazarlos, llamarlos, pero no tengo interés en acelerar su proximación al mundo de la sexualidad, en «ninguna de sus versiones».

    En cuanto a mi hija se refiere, hay temas que TODAVIA ella no puede procesar, analizar, comprender y dado que su capacidad de abstracción no le permite una plena comprensión, yo no entro en temas confusos. Por eso yo NO la llevaría a la marcha LGBTIQ…

    Para muchos adultos, de la comunidad o no, eso todavía es un tema con muchas confusiones. ¿Cómo no va a ser confuso para mi hija?

    ¿Por qué esperar que madure mi hija para hablar ciertos temas, me hace homofóbico?

    Hay una regla con mis amigos Gay y es que nos podemos saludar hasta de beso, pero no quiero sentirme tocado para ser seducido, ni ideologizado…

    NO entramos en temas de «por qué yo debería probar un pene alternativo». Así como yo tampoco entro en temas con ellos de «por qué no reconsideran las vaginas como opción».

    Es respeto Básico.

    Hay comportamientos que son para la privacidad y comportamientos que son para lo público. No importa si la pareja es Homosexual o Heterosexual. No me es agradable ver a dos personas con comportamiento sexual abierto en los lugares públicos y menos en parques a los que va mi hija.

    ¿Por qué pedirle a alguien que no exhiba lo privado, a quien no quiere verlo en lo público es homofobia? Además considerando, que la petición aplica para heterosexuales también…

    NINGUNA PERSONA LGBTIQ merece ser humillada, maltratada, discriminada, execrada, por supuesto que menos, merece ser atacada, herida o asesinada. Eso deberíamos comprenderlo TODOS.

    Negarme a hablar YA el tema de LGBTIQ con mi hija y pelear su derecho a mantener un entorno sin sexualidad abierta a su alredor, mientras aún conserva su inocencia, NO invalida mi postura de respeto hacia la comunidad.

    ¿Por qué entonces quienes piensan como yo ante sus hijos, tenemos que ser tildados de homofóbicos?

    Es verdad que los derechos de la comunidad, incluso al derecho a la vida, la libertad o el trabajo, les han sido pisoteados. Por supuesto, que deben luchar la reivindicación de sus derechos…

    Ahora bien, solo se debe recordar algo, independientemente de que seas gay, hetero, bi o lo que desees. TUS DERECHOS TERMINAN, DONDE EMPIEZAN LOS DEL OTRO.

    Si entendiéramos esto, no tendríamos está conversación.

    Saludos con respeto y aprecio.

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