Allí estaba ella con ojos de estrella y el alma callada
Con un invierno en el rostro, serena, ensimismada
Divagando, como si nada le importara
Nada le importa, cuando ríe callada.
Allí estaba, una mitómana de lo que siente
Que siente y miente despreocupada
Que ama de forma divergente
Incitando con su fuego, fuego que quema en su mirada.
Allí estaba, impasible, etérea y callada.
Sin dormir, sin comer, trasnochada.
Mirando de reojo, pensando desesperada
Para no hacer notar cuanto me extrañaba.
Allí seguía, quería gritar pero no gritaba
Para disimular, el cabello se arreglaba
Y seguía en lo suyo, divagando despreocupada
Divagando, sus sentimientos mataba.
Allí estaba, con el corazón secuestrado
Con la lengua amordazada
En la boca un beso destinado
Que jamás llegaría a su morada.
Allí estaba, luchando por dentro
Acallando la locura y el tormento
Para no lucir interesada
Interesada en el paraíso, que surgía cuando me miraba.
Divagando, con un espejo de colores
Con un café de veintiún sabores
Negándome un beso destinado
Divagando, allí estaba.
A la realidad volviendo
Como un borracho perplejo
Dándome cuenta que ella ya no estaba
Que no estaba, y tampoco me miraba.
Con sus ojos de estrella
Con el invierno en su rostro
Desesperada, luciendo tan bella
Ni divergente, ni quemando con su mirada.
Con un beso negado, con una actitud despreocupada
Su corazón no estaba secuestrado
Y ni siquiera me miraba.
Porque no era ella quien estaba, era yo quien divagaba.