La necesidad patológica de Chávez de crearse una épica propia fue tan grande que Venezuela hoy por hoy luce como un país en guerra ¡pero lleva en paz más de siglo y medio! Francamente no he visto nunca nada igual. Si el venezolano luce como un tipo más bien desubicado, como nación es más bien esquizofrénica. De atar. De ahí quizás la máxima de Nietzsche que en los individuos es rara la locura – pero es la regla en los grupos, partidos, pueblos… Volviendo al finado, él que siempre fue tan bueno con el manejo del timing, su épica particular por la que tanto luchó (léase destruyó), su profecía auto-cumplida, le llegó cuando el destino lo tenía ya de salida. Es decir la épica llegó después del “héroe”, no antes. ¡Ahora sí que hay una narrativa para que surja un héroe patrio de verdad!, no en 1992 y que con gente en los barrios comiendo perrarina (que ha sido cara hoy, ayer y siempre). La mitología local siempre se ha acostado en la misma cama con creencias basadas en un sesgo observacional terrible, en un anecdotario digno de Macondo. La ciencia y la racionalidad aquí en verdad nunca han tenido su espacio, seguimos en el mediodía de nuestro potencial observacional y de esta falla solo puede venir el (auto)engaño. De esa disociación vital solo pueden venir malas (pésimas) decisiones. Una misma línea (sub)cultural mas allá de Petare y del Country Club une estos y otros tantos mitos que plagan el lenguaje del venezolano, es decir poco tiene que ver con la clase social del individuo y más con el hecho de pertenecer a esta cultura y consumir los artefactos mentales que ésta produce. Los limites cognitivos del venezolano no los pone el uso que se le da al lenguaje que era lo de esperarse según Wittgenstein. Los marca la superabundancia de mitos de baño público que existen en esta tierra olvidada por los Dioses.
La credulidad y el dramatismo del venezolano encontraron un extraño camino. Un camino suicida diría yo porque esto que ha pasado no se explica sino como una mutación en tres memes que existían desde hace mucho tiempo y que originó un cáncer nefasto: la necesidad patológica de creer en algo, la cursilería debilitante y el dramatismo telenovelero.
Las cosas en 1.989 vistas a fecha de 2016 no lucían ni tan mal. Más bien lucen como un paraíso perdido y esto me temo no es una cuestión de perspectivas de clases; es en todo caso una cuestión de desmemoria o no. ¿Cuánto del Caracazo fue aupado por agentes externos y cuanto fue pura espontaneidad resentida? La historia de Venezuela de los últimos 30 años aún no ha sido escrita por sus verdaderos protagonistas mucho de los cuales no son ni siquiera venezolanos. En todo caso me gustaría pensar que el Caracazo fue un berrinche, una patada a una mesa que no estaba ni tan mal surtida y arreglada viendo que hoy en día no hay ni mesa, ni sillas, ni mantel y ni cubiertos. Mucho menos comida. Una malcriadez por parte de gente que la única ley que respeta es la del embudo. Un escupitajo a la mano adeca que los malcrió. Querían la papa pelada, hoy inclusive la quieren masticada. “Mas, más y más porque me lo merezco” (¿a cuenta de que?). Una rochela, una dejadez, una negligencia existencial que eventualmente deja a la masa peor de lo que estaba. Un billete de lotería colectivo que casi nos obligan a jugar y cuyo precio no se mide con dinero sino con el florecimiento de las peores actitudes posibles para una vida civilizada. Sí, hay gente hoy por hoy multimillonaria que hace unos pocos años eran pobretones de solemnidad pero que no tuvieron escrúpulos en pescar en un rio bien revuelto. Sin embargo, ¿vale la pena el coste colectivo a pagar por esta especie de Lotería de Babilonia Borgiana?
“Todo para mí, como si no hubiera un mañana” pareciera que es la épica particular de muchos. Y esto quizás no fue ignorado por gente que le quería meter la mano al país por intereses geopolíticos. Lo peor es que la alta política local le hizo el favor, voluntaria o involuntariamente, a estos intereses foráneos espurios. No y no fue Chávez solo, también fue su padrino. En todo caso fue por todos aquellos que no miraban más allá de sus narices y que infectan todos los estratos sociales de este (ex)país. En épocas de crisis solo sobreviven los paranoicos y los que miran a largo plazo, quizás una cuestión va con la otra y es que los buenos estrategas suelen ser paranoicos. En cuanto a la paranoia, aquí definitivamente nunca ha encontrado terreno fecundo en los servicios de inteligencia y contra-inteligencia que son los que deberían tener el monopolio de la paranoia en cualquier sociedad sana y prospera y que aquí sin embargo siempre han tenido un dedo en cada guiso que se cuece. ¿Cómo es posible que Posada Carriles, cubano de nacimiento, estuvo al mando de la DISIP en los 70? Independientemente de sus cualidades o no para el cargo no cumple con la fundamental: haber nacido venezolano. ¿A ver qué servicio de inteligencia medio respetable a nivel mundial acepta en sus altos rangos a nacionales por naturalización? ¿A ver si el MI5 tendría a un ruso naturalizado como su Director General por más en contra que estuviera con el régimen comunista que se instauró en la U.R.S.S. por setenta años? Pero que se puede esperar si hasta hemos tenido a altos jerarcas del TSJ que nacieron en el extranjero de padres extranjeros y hasta del mismísimo Maduro, el presidente de la república, se dice que es Cucuteño. De serlo sin duda que es su hijo más ilustre porque convirtió a todos los ciudadanos de este país en vendedores ambulantes, los mismos que abundan en su terruño natal. En cuanto al cortoplacismo de los políticos, ¿tendría que agregar algo más con respecto a esto? La historia no devino hasta el día de hoy como era de esperarse, sino más bien supuró como hace el pus en una herida infectada.
¿Aprenderemos de este cataclismo? Dicen que solo el 3% de las personas son capaces de efectivamente cambiar de hábitos y conducta. Y todo habito y conducta ultimadamente esta enraizado a una manera de pensar y ver el mundo. A un meme pues. Si los memes son tan difíciles de cambiar como los genes, ¿qué esperanzas hay?. Ante el estancamiento del pool de memes actual en donde ningún paradigma nuevo entra y peor, ninguno viejo y obsoleto desaparece, no se puede ser muy optimista, al menos en el corto-mediano plazo. Afortunadamente contamos con la mitología folclórica-local la cual nos ofrece una reconfortante guía espiritual para estos momentos de tanta zozobra: “creo que ahora sí el venezolano cambió”, “si no aprendemos con esto no sé con qué”, y el mejor de todos: “los tiempos de Dios son los mejores”. ¡Los tiempos de Dios en todo caso son eternos! y esto no lo digo yo, lo dice la Biblia.
No soy historiador pero lo poco que se, me muestra que de estas encrucijadas existenciales los países no salen de una manera pacífica, ordenada y civilizada. Más bien con mucho sacrificio y sufrimiento. La historia lamentablemente suele purgarse de la peor manera, con el equivalente a una diarrea apocalíptica y es que la perrarina no fue diseñada para el consumo humano. Ni físico ni mental.
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