El jardín de los senderos que no se bifurcan

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Es muy triste ver un país secuestrado por su propia terquedad ideológica y es que la ignorancia es el estadio último de la terquedad. Siempre hay muchos más ignorantes por tercos que por brutos. Las intenciones detrás de esta persistencia en el error generalmente son siempre buenas y nobles, al menos en la superficie. ¿A cuántos no les hubiera gustado que esa forma benigna del chavismo que proclama la igualdad social, la soberanía y el respeto entre las naciones, un mundo de iguales, o para ponerlo en términos geopolíticos, un mundo multipolar no hubiera sido un éxito? ¿A quién no le gustaría que siempre fuera de día, que la muerte no existiera? ¿A qué Papa católico no le hubiera gustado que Darwin encajara perfectamente con el dogma creacionista?

 

¿A que enfermo de cáncer no le gustaría que ese nuevo fármaco que se presume milagroso cure su mal? ¿A qué calvo no le gusta una crema pro-capilar “súper-efectiva”? El error sin embargo no está en creer, al fin y al cabo vendedores de snake oil han habido siempre y los pendejos en cualquier sociedad son siempre mayoría. En democracia además votan. El pecado está en perpetuar el error y es que aquí en Venezuela cuesta mucho voltear la página. ¿País con poca memoria y por eso asido a sus circunstancias nefastas por ser incapaz de voltear la página? Tiene sentido pero hay que aprender que voltear la página no significa olvidar. Es un país olvidadizo por hipócrita y poco honesto consigo mismo. Quien no se mueve nunca olvida, pero tampoco progresa.

 

No es que se persista en algo a la manera bolivariana de que “la victoria es de los que…” Más bien es la completa huida mental y espiritual de la situación. La desidia ontológica. País entusiasta en extremo ante nuevos cantos de sirena pero cuando la decepción llega, y muchas veces ésta es inevitable en la vida, cuesta mucho asumirla y es que en el fondo Venezuela es un país de perdedores. Entusiasta puede ser cualquiera pero el verdadero carácter de una nación se mide es en la adversidad. Solo el que ha triunfado mucho sabe cuánto veces se cayó y se volvió a levantar. ¿Se espera que otro voltee la página? Esto nunca pasara. La cantante calva nunca llega. Hay que tomar riesgos (creo que no tenemos ningún problema con esto), fracasar, mirar fijamente a los ojos del fracaso, aprender la lección, voltear la página y seguir intentándolo pero sin olvidar.

 

La realidad es muy pesada y la biología aún más: nos enseña con golpes y no con menos frecuencia con la misma muerte. Lo que está pasando en Venezuela se puede interpretar de muchas maneras pero es ante todo un ajuste evolutivo. Ajuste que dejara muchos muertos y no solo ideológicos. Lo que es peor, la criatura que de allí se engendrará no necesariamente será la mejor, la más bella, la ideal. Sera evolutivamente hablando la más estable. ¡Ya eso es algo! Que esto se compagine con lo que muchos tienen en la cabeza está por verse. Quien haya visto un ornitorrinco y no se dé cuenta (o espante) de su peculiaridad es que es ciego. Nadie sin embargo puede acusarlo de no estar perfectamente adaptado a su ambiente con su pico de pato, sus tetas de mamífero y sus garras ponzoñosas. Un pasticho genético. También hay pastichos de memes (¿meméticos?) perdurables en el tiempo. No hay evidencia que apunte a que no estemos en presencia de la gestación de uno.

 

El camino en el que se metió a este país nunca fue viable y lo que es peor se cercenaron todos los caminos alternativos por gracia u omisión. Fue un camino eso sí muy bien pavimentado, al menos en la entrada. Evolutivamente hablando Venezuela está en un callejón sin salida. Por muchas razones y no solo económicas. Dicho esto y al igual que en el mundo natural, donde especies inviables pueden sobrevivir mucho tiempo por circunstancias que no vienen al caso, pasa con la política. Inclusive ciertas especies condenadas a la extinción pueden dominar y ser exitosas por vastos periodos de tiempo. Pienso en los dinosaurios. Pero luego un buen día desaparecen por completo. Otras formas de vida toman sin embargo ese nicho ecológico ocupado por especies que estaban en un callejón sin salida evolutivo. Con Venezuela puede pasar algo similar; otra cosa muy distinta vendrá, puede que ni siquiera se llame Venezuela. Estable si, ¿ideal, grandiosa y gloriosa? ¿deseable? ¿Te tendrá a ti en su ecosistema? Está por verse. Lo que sí es seguro es que no se parecerá en nada a lo que una vez fue.

 

 

http://patanium.wordpress.com

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