Es ampliamente reconocida la importancia del lenguaje corporal, y cómo éste puede servir para revelar distintos tipos de información acerca de determinada persona. En muchas circunstancias es común que nos expresemos con más facilidad mediante el uso de gestos o posturas, en comparación al habla. Resulta más complicado mentir a través de movimientos, lo que garantiza de cierta forma que el mensaje transmitido por el cuerpo sea transparente, un reflejo real de cómo nos sentimos, sin que nuestra mente distorsione esa manifestación.
Por otro lado, los arcanos presentes en el tarot constituyen una suerte de libro con ilustraciones, las cuales pueden ser interpretadas de infinidad de maneras, ya que toda lectura que se haga emplea una acción fundamental; el hecho de aplicar la intuición. Es por ello, que es necesario poner en práctica dicho proceso de forma constante. El aprendizaje de la lectura de tarot es viable gracias al hábito, a la costumbre de observar el lenguaje corporal del individuo a quien se le esté realizando la lectura, buscando interpretar los gestos y movimientos físicos que provienen del inconsciente.
Adicionalmente, también se puede hablar de leer las expresiones corporales que muestran las figuras que aparecen en las ilustraciones de los arcanos. Éstas pueden encerrar significados muy particulares, y que dependiendo de la situación, servirán para focalizar la lectura que se esté llevando a cabo.
Entre los aspectos que se deben tomar en cuenta, si se quiere aprovechar cada ilustración y los elementos que la definen, está la orientación de la mirada. La idea es fijarse en la dirección hacia donde está mirando el personaje principal de una carta de tarot, y usarla como referencia para establecer la variable del tiempo. Si la mirada se está dando hacia la derecha, implica el futuro aún no ocurrido. Si la mirada es hacia la izquierda, quiere decir que es una situación parte del pasado. Finalmente, si está mirando hacia adelante, se debe interpretar como un evento que pertenece al presente.